La obra comienza con la rendición de un militar que, junto a un grupo de insurrectos, intentaron un magnicidio con el consiguiente golpe de Estado y toma del poder. En medio de la balacera previa, un joven (Jesús) se encuentra en medio del enfrentamiento entre militares insurrectos y los leales al gobierno, suscitándose la muerte de muchos civiles. Aquella noche, el joven, al llegar a su casa y conciliar el sueño, queda atrapado en una especie de pesadilla, donde se remota a tiempos no vividos por él, pero que se presentaban nítidos, como si los estuviera viviendo. Aquella era una época de finales del siglo XIX, donde tomaba el gobierno un férreo dictador que sembró durante 27 años, el terror en aquel país. A la par, se destaca la historia de una familia desde esa época. Mientras Jesús sueña con los momentos del pasado, se introducen al sueño, acciones llegadas desde el futuro, haciendo de este modo, una especie de cuadro comparativo entre los gobiernos pasados y los que se presentarían en los años por venir. La segunda parte de la obra comienza cuando Jesús despierta del extraño letargo y narra en primera persona, los acontecimientos desde el rendimiento del insurrecto y su posterior ascenso al poder, su muerte, la transferencia del gobierno a su sucesor, cual monarquía. Culmina la obra con la dimisión del mismo. Vale la pena destacar que los fantasmas de cada gobernante y el de su abuelo, se presentan en el sueño del joven, narrando lo que realmente sucedió a lo largo de poco más de un siglo. Los mismos espectros continuaron presentándose luego del despertar de la extraña pesadilla. En la obra se narran más de un siglo de historia política, económica y social de una nación petrolera, donde se describe cada gobierno, sus aciertos y desmanes. Al igual que la de una familia en el mismo período.
CAPÍTULO I
Se le miró en todo el país e inclusive, más allá de sus fronteras. Se trataba de un hombre que lucía hondamente consternado. Una gran estela de desdén lograba que se acentuara aún más, el terrible sentimiento de ineptitud que ya lo ahogaba en el mar de un fracaso que sentía que lo cobijaba "por ahora". Se le percibió exhausto. Definitivamente ese desaliento resultaba no ser tan reciente. Se supuso esa extenuación, consecuencia directa y lógica de un fatigoso trabajo de meses; tal vez de años. Todo devino de las labores estratégicas ideadas pacientemente, con las que se quiso alcanzar una ansiada meta; pero que infortunadamente para él y para un gran número de sediciosos cómplices, resultaron ser un estrepitoso fracaso. El cantinfleo que expresó ante las cámaras de televisión que tomaron su imagen y la enviaron alrededor del mundo, denotaron su miedo, su temor a lo que vendría después de esa intentona que no había podido alcanzar sus propósitos, tal como se los hizo saber a sus compañeros de armas que se mantuvieron distribuidos en las principales ciudades de ese país; tan pronto se hubo rendido. Un país cuyos cimientos fueron movidos de manera colosal por aquel grupo de golpistas asesinos. Transpiraba copiosamente y los movimientos involuntarios que hacía con sus manos, denotaban definitivamente; turbación e impotencia.
El sudor empapaba su frente y se deslizaba inquieto por el resto de su cara, para mojar luego aquella chaqueta de gruesa tela color oliva. Su parlamento fue después algo pausado, descifrable; parecía ensayar en su mente cada palabra antes de ser pronunciada. O era acaso una estrategia con la que quiso causar algún efecto en quienes le escuchaban hablar como un mojigato, tal vez como un héroe. En su mente se dibujaba algo que tuvo que causar pánico; pero que no lo hizo. Pocos lo entenderían: la vuelta del militarismo después de su caída hacía varias décadas. No por gusto, en un futuro que se presagiaba cercano, ese hombre sería percibido por muchos como un estratega sin par, táctico brillante, habilidoso, sagaz y muy perspicaz. Se trataría de un insólito fenómeno de autoengaño social que los años futuros se encargarían de desenmascarar.
En aquel momento que paralizó al país, aquel hombre afligido, en definitiva, se convertía en la esperanza de un pueblo. Su talante reflejaba el resultado de lo que siempre ha de evitarse a toda costa; la improvisación. Definitivamente, todo ese barullo no era más que un complot pobremente concebido que únicamente pudo haber tenido éxito, si los insidiosos hubiesen logrado ejecutar aquello que se tejía desde hacía mucho tiempo: el asesinato del Presidente de la República. Es decir, algo perturbador y espeluznante. Nada más y nada menos que un verdadero magnicidio. El bestial crimen nacido del odio o de la ambición del poder. Posiblemente de ambas cosas. Significaría realmente un crimen enlodado de odio. No como en un futuro nefasto, un cuarto de siglo después, cuando se privaría de libertad a alguna persona porque soñara con que el Presidente de la República habría fallecido, y comentara entonces ese suceso a alguna amistad, a través de las redes sociales. Un grave delito por la sencilla razón de haber soñado. Soñar, algo que ocurre de manera involuntaria. Se tildaría a quien osara tener un sueño de ese tipo, de autor de un grave delito llevado a cabo con premeditación y alevosía; de haber cometido el delito de odiar. Un delito con muchas agravantes, para el que negaban medidas alternas.
Era preferible en ese entonces, ser acusado de homicidio que de esa detestable imputación jurídica. Lo que ocurrió aquel día sí que fue un magnicidio en grado de frustración. No como la contravención fantasma que veintiséis años después tanta alharaca producirá, rayando en lo fantasioso y eso que supuestamente, según una grotesca investigación, habrá de ser frustrado. Nadie, absolutamente nadie se creerá aquel artificio que rayará en lo ridículo. Ni ellos mismos, los desmedidos autores de las más caricaturescas fantasías presidenciales; se creerán semejante sátira. Y aquel que mucho antes, pregonará un líder mirándolo por doquier como un fantasma. Sí, aquel mandatario que no dejará de decir constantemente que medio mundo querrá matarlo. El mismo que divulgará casi que a diario, que una diversidad de Estados estarán confabulando en su contra. Será un poco disimulado miedo el que constantemente sentirá, de que sus opositores le lleguen a hacer todo aquello que él, sin recatos, quiso hacerle a un gobernante años atrás. En fin, dicen que cada ladrón juzga por su condición.
Era comparada aquella bestial falta de coordinación con el idiotismo. Aquel hombre, al momento en que estuvo frente a frente con lo planificado desde hacía años, se sintió más preocupado de una delación que de una eficaz coherencia de las labores; además que de la correcta actuación de las unidades implicadas en aquel movimiento antipatriótico. Fue una cobarde traición a la patria, hecha por verdaderos seres que debieron llamarse sencillamente, apátridas. Había llegado ese día de febrero. Significó un juramento de unidad que luego se traduciría en un derroche de riquezas a las manos indebidas. Todo el país estuvo pendiente del transcendental suceso. Significó una esperanza venida desde algún sitio oculto, desde un sitio inesperado. Había recién llegado el día que trajo un despelote en todos los rincones. La gente se preguntaba suspicaz: « ¿Qué estará pasando que hay tanto alboroto? » Unos decían que habían llegado los gringos a llevarse los recursos. Otros que había estallado la guerra, aunque no decían por qué, ni contra quien. « ¡Se alzaron los militares! », gritaban desde la terraza de un edificio antañón. Hasta los más ortodoxos decían que era algún castigo de Dios. Lo cierto era que, incluso antes de la llegada de la albura, se había comenzado a escuchar ruidos pocos comunes en varios lugares.
Ya era habitual percibir los estertores de la delincuencia. Con ellos se reflejaban los eternos disparos y las otras extravagancias que la noche amplificaba para extender también, el terror de los habitantes pávidos que ya estaban al resguardo; generalmente debajo de las camas o en cualquier otro sitio que consideraban medio seguro. Aquella noche, todo resultó distinto. Se escucharon ruidos poco comunes. Fue entonces, de madrugada, cuando se intensificó aquella algarabía, y poco a poco se fueron llenando las calles de personeros venidos desde los cuarteles. Bien de mañana la ciudad estaba atestada de rumores. « ¡Llegaron los extraterrestres! », expresaban los más artificiosos. La televisión y la radio solo dejaban escapar un desastroso ruido que a todos extrañaba en demasía. Los operadores, recibiendo órdenes sensatas, no quisieron causar más alarma y miedo del que ya había. « ¡Quieren matar al presidente! », gritó Gilberto desde un carro que devoraba la distancia y del que solo en segundos, había quedado simplemente una humareda producto de un motor desbaratado. « ¡Es un golpe de Estado! », « ¡Es la guerrilla señores! ».
Eugenio iba camino a la fábrica con la vianda en su mano derecha, livianita porque llevaba poca cosa. Cargaba él mucha rabia. No sabía que era lo que estaba pasando. Lo que fuere, le tenía sin cuidado. Bastantes problemas tenía ya con los suyos y los de su familia. Él solo caminaba presuroso, tratando de ganarle una carrera al marcador de asistencia. Cuando estaba cerca ya de llegar a su sitio de trabajo, dejó de sentir el leve peso de la vianda, dejó de sentir rabia. Dejó de sentirlo todo. Una bala venida de un pueblo que le disparaba al pueblo lo mató. Eugenio nunca se enteraría que era en realidad lo que estaba sucediendo. No tuvo tiempo de enterarse. Él iba concentrado en llegar pronto a su día a día en su trabajo, saboreando amargamente su rabia al pensar que ganaba una lágrima de sueldo. Tremenda rabia sentía contra el sistema capitalista que lo ahogaba, contra todo, contra sí mismo. Con el mísero sueldo de un mes, a duras penas compraba la comida para toda su familia compuesta por cuatro muchachos, su esposa, él y la suegra que, encamada tras una penosa enfermedad, igual comía en abundancia. ¡Ah...! y le quedaba un poquito para enviarle a su madre que vivía en un pueblo del interior. Ella apenas podía comprar con esa miseria, la comida del mes y sus medicinas. No le alcanzaba para nada más a la pobre. Que tragedia la de los necesitados caramba, se repetía Eugenio mientras sus pasos trataban de ganarle tiempo al tiempo. Apenas podía comprar un poco de ropa para los muchachitos, con la finalidad amainar un poco la carga y que no se hiciera sentir tan pesada cuando se acercara la Navidad. Cada mes adelantaba parte de los gastos acostumbrados para el fin de año.
También iba adquiriendo poco a poco, los juguetes del niño Jesús y los ingredientes para la cena de Navidad y año nuevo. Así, trataba de que las utilidades le quedaran casi que intactas para viajar en familia antes de que comenzaran las clases de los muchachos. A él le tocaban sus vacaciones anuales en enero. Esa vez había planificado un viajecito de una semana a una de las islas neerlandesas vecinas. Menos mal que se ahorraba el pasaje en el transporte público, ya que vivía cerca de su trabajo y caminaba hasta él. Por lo menos ese dinerito que se ahorraba, lo usaba para llevar a diario, por la tardecita, panes dulces y chicha para su mujer, su suegra y la "muchachera". Tendría que dejar de comprar la prensa a diario y lo que más de hacía rabiar, era que tendría que dejar de tomarse su caja de cervezas y hacer la parrillada acostumbrada del sábado por la noche, para hacerla entonces quincenalmente. Vaya, que descalabro semejante en la vida de un pueblo. « ¡Este gobierno nefasto que hace sufrir cada vez más a los pobres! », decía en voz muy baja Eugenio cuando aquella bala le destrozó el cráneo, venida desde la azotea de un edificio. De eso ya han pasado treinta años y su viuda lo recuerda diariamente como si acabase de suceder.
Eugenio nació en cuna pobre, como la gran mayoría de los habitantes de ese hermoso país. Hijo de campesinos, nieto de campesinos y si se busca aquel árbol genealógico, habría de pensarse que siempre se encontraría a gente trabajadora. Ciudadanos laboriosos, dignos habitante de un país grandioso. Cuando Eugenio nació sintió su madre algo completamente distinto. Realmente no supo precisar lo que sintió; pero fue como un augurio venido desde lo más íntimo de su corazón, que pocas veces vertía ese eco bendito. Y no era para menos. En primer lugar, porque Eugenio sería el último de sus hijos; prole fecunda que llegó a su terruño para engrandecerlo. Cerraba el muchacho aquel ciclo de sacrificios maternales, de partos laboriosos y en ocasiones; de momentos de hambre y dolor. Su padre no estaba presente, nunca lo estuvo; ni el de sus hermanos ni el de nadie. Era solo Ernestina quien se encargaba de todo. Significaba pues, el despunte de la irresponsabilidad de hombres imbéciles y la irracionalidad de mujeres incrédulas que creen en palabras vacías y promesas infundadas. Daba igual, tonta o no, con ocho muchachos nacidos de distintos padres; significaba una realidad, y esa realidad no daba cabida a cavilaciones ni arrepentimientos. Los tres primeros fueron una seguidilla, uno cada año. Los otros cinco nacieron cada dos años.
Cuando Eugenio llegó a la vida, en aquel país se sentían los pesados y tormentosos abrazos de una dictadura. Se escuchaban hasta en los recónditos rincones, los tropeles de esbirros persiguiendo a quienes no comulgaran con los ideales del gobierno. Se hacían sentir los ecos de los gritos errantes en las mazmorras. Se sentían los lastimeros llantos de las madres buscando a sus hijos, que habían sido apartados de sus hogares cuales bazofias y trasladados a sitios insospechados. Hijos no encontrados jamás. Paralelo a las aberraciones y atribulaciones propiciadas por aquellos secuaces sangrientos y medrosos, a la vez había una verdad inquebrantable. Debajo de sus propios pasos, millones de años contenidos en el subsuelo surgían a aquel presente para elevarlo a las cimas del progreso. Significaba pues, un adelanto económico nunca antes visto en la aquella nación gloriosa. Era el petróleo que manaba bendito. La explotación petrolera había permitido al régimen de mediados de siglo XX, financiar un programa ambicioso de industrialización y modernización, y aunque en los años venideros no quisieran entenderlo, no todo fue represión, tortura y muerte; sino también progreso. La verdad es la verdad, y nos guste o no hay que aceptarla. Aquella férrea dictadura tuvo, a pesar de ello, un clima económico favorable cuyo principal motor fue la expansión de la industria petrolera. Realmente que se modernizó aquel país en ese momento tan aciago de su historia. Esos fueron otros tiempos; después serían anhelados por muchos.
Muchas cosas han cambiado en este tiempo que se ha vivido en absoluta paz y tranquilidad. De aquella época de encarnizada y atroz guerra, solo queda el amargo recuerdo del que nadie desea hablar. No imaginan que algo acontecido hace mucho tiempo, cambiará drásticamente la vida de todos; transformando la apacible vida que llevan en la peor de las pesadillas. Por lo que, legionarios y sumerios, tendrán que aliarse nuevamente, con la diferencia de que esta vez tendrán que luchar por su supervivencia. Los reyes de Sumer engendraron a una hermosa princesa, la cual, al igual que otra desconocida guerrera, lleva sangre celeste. Para las dos hermosas pero temibles guerreras, las reglas del género no existen (en la que la mujer es siempre a la que se debe proteger), puesto que sus manos son poderosas e implacables. Sin embargo, al conocer el amor, descubren que también pueden ser tiernas y llenas de amor... Ambas de belleza y actitudes contrastantes, serán determinantes para el curso de los acontecimientos. Al norte, Heracles y sus legionarios han sido advertidos sobre la presencia de extranjeros, los cuales han estado recolectando esclavos y realizando todo tipo de abusos contra los habitantes griegos; por lo que han decidido intervenir. No sospechan la increíble e inesperada sorpresa, que esta aventura les tiene reservada...
El mundo ya nunca más será el mismo desde que aparecieron estos seres. La tiranía debe terminar. Por ello...¡La guerra será más encarnizada y brutal! Atrás ha quedado el que antes fuera aquel "mágico Edén". Hoy... es desolación, donde solo queda el nostálgico recuerdo y ese terrible olor a muerte que aún persiste. Los seres humanos han experimentado en carne propia lo que es enfrentarse a aquellos seres de naturaleza celestial, los cuales han marchado hacia tierras griegas, donde tratarán de continuar sus abusos contra los habitantes de aquellas pacíficas regiones. No obstante, los inocentes griegos no se encuentran del todo desprotegidos, porque los poderosos cazadores van tras los pasos del tirano y sus huestes. La obstinada persecución por dar con los causantes de aquellos infames hechos no tiene fin, puesto que no descansarán hasta eliminarlos a todos o en su defecto, morir en el intento. La juventud e inexperiencia deberán ser compensadas con el temple y el valor que llevan en sus genes, puesto que ante este rival... ¡Retroceder no es una opción! No imaginan que, en medio de todo este conflicto, también les esperan el amor y la inevitable pasión que en el pasado enloqueció a sus padres. En la solitaria isla griega, la extraordinaria y hermosa guerrera continúa a la espera de sus legionarios para unirse en la persecución. La desazón la ha invadido. Ha transcurrido mucho tiempo desde aquel día en que sus compañeros marcharon, dejándola con su pequeño. La soledad y la angustia la están oprimiendo, a tal punto que debe tomar una decisión y debe ser "ya..." No imagina que muy pronto todo su mundo cambiará por completo. La soledad y la tediosa tranquilidad que ahora la agobia, será totalmente transformada, por lo que deberá estar preparada para luchar por su vida, por su hijo y..., también por el amor de su vida... Alfenón mantiene vivo el recuerdo de aquel amor imposible. Todos los días durante más de cinco años, siempre la recordó. También imagina con nostalgia a ese hijo que nunca llegó a conocer. Daría todo su reino por ver a su hijo y a ella, puesto que jamás dejó de amarla. No sospecha que muy pronto el destino le dará la oportunidad de poner a prueba todo lo que es capaz de entregar por ellos...
Casi un millar de seres celestes con poderes sobrenaturales se han levantado contra el Supremo. Han llegado con la intención de destruir el "mágico jardín". Los guardianes del Edén tratarán de impedirlo a costa de lo que sea. En medio de todo este conflicto se ven envueltos Alfenón, Almea y los líderes celestes. La sorprendente Gera demuestra que su impresionante belleza no es su única virtud; sino también, su extraordinaria habilidad para el combate y la nobleza de su corazón. En medio de esta historia llena de luchas y confabulaciones, los seres celestes y los humanos llegan a conocer la pasión y el amor desde otra perspectiva... Desde muy niño, cuando vi mi primera película de este género, me he preguntado cómo y dónde surgieron las fascinantes leyendas mitológicas. Estaba seguro de que debió existir un origen, un hecho transcendental, para que dichas historias se acrecentaran y se difundieran a través de los siglos convirtiéndose en fascinantes fábulas. Ahora surge esta inusual novela la cual se sale de los parámetros convencionales. Para relatarnos aquellos acontecimientos desde una perspectiva más real, aunque no menos deslumbrante y fantástica. No encontrará nada que le sugiera cambiar, de dogma o doctrina religiosa ni nada por el estilo. Al contrario, a través de esta fascinante historia, comprenderá que muchas de las teorías ya sean religiosas, mitológicas y/o históricas, tienen un fundamento auténtico inicial en la cual concuerdan todas. Estoy seguro de que al leer estas páginas obtendrá las respuestas a sus muchas dudas y teorías, que quizás hasta hoy solo le han parecido grandes fábulas.
La omisión deliberada a las sabias palabras de un anciano, llevó a Irene, una joven pueblerina muy hermosa, decidida y poseedora de un espíritu aventurero y rebelde, tras un disgusto trivial con su hermana Luisa y su amiga Alejandra; a perderse en una selva semi – inhóspita ubicada en las afueras del pueblo "Pozo Azul", sitio paradisíaco hasta donde había viajado a pasar unos días de sano esparcimiento. En medio de la jungla vivió algunas leves vicisitudes y se sumergió en sueños reveladores que la mantuvieron en vilo durante tres días, cuando fue rescatada. Tras un castigo aleccionador impuesto por su madre, Irene sintió truncada su determinación obstinada de conquistar a Diego, su amor idílico, a quien ama en secreto desde hacía cierto tiempo. No se detiene ante nada ni nadie y logra su cometido que creía una quimera, hacerse novia de su gran amor. Luego de cierto tiempo, comprueba que el chico de sus sueños es un ser de carácter débil, inseguro y manipulable por su madre y su hermana, quienes hacen hasta lo inimaginable por romper una relación que, desde sus mezquinos puntos de vistas, no le conviene a su hijo; lo cual ocurre, tras la cobardía de un hombre que no supo valorar el amor verdadero. Tras aquel estrepitoso fracaso Irene no dejó de creer, como la romántica congénita y soñadora que era, en el amor y decidió fluir en una nueva etapa, conocer gente nueva; comenzó a aceptar citas y a salir con chicos. Fueron varios los intentos de encontrar el amor ideal, hasta que finalmente, en un momento fortuito conoció a Cristóbal, sintiéndose flechada desde ese instante por Cupido y, tal como era su personalidad perseverante, decidió conquistar a quien desde ese momento que pasaría a la historia, consideró finalmente su verdadero amor. Logró su cometido Irene, en complicidad con su mejor amiga, Lenny. Fue un amor como pocos, el cual se vislumbraba inmortal, perpetuo. Tras la trágica muerte de Lenny, Irene cae en una profunda depresión, siente que nada ni nadie le importa y que ella no le importa a nadie. Quedó sumergida en el vacío que propician los trastornos depresivos, perdió la noción del tiempo y de los sentimientos. Dejó de sentir y de soñar Irene, se alejó de todo, hasta de su gran amor a quien apartó de su lado de manera inconsciente, atrapada en el fango de la monumental incertidumbre sufrida. Cristóbal decide alejarse y dar por finalizado aquel idílico enlace que se presagiaba rumbo al altar. Ni la ciencia logró sacarla a flote del lodazal donde quedó sumergida por el duelo. No fue sino hasta que apareció su alter ego, quien le hizo ver la realidad de la vida; pero en ese entonces sintió que ya lo había perdido todo, es especial, a su gran amor. Irene finalmente se reencontró consigo misma y el perdón y el deseo de luchar por un sueño, pudo sacar a flote un amor que nunca dejó de existir. El amor pudo superarlo completamente todo. Cuando pensó que todo era feliz, ocurrió un extraño fenómeno. Aquel alter ego se apoderó de su alma por completo y la trasladó hacia otro cuerpo, en otra época y en otro amor.
Rodrigo descubrió algo sorprendente, lo que siempre había soñado y que nunca creyó que existiese. Era ya casi de noche, cuando se asomó a la ventana que daba a la calle y, sin tiempo a pensar siquiera, miró a la mujer más bella del mundo. Aquel ser maravilloso poseía un cuerpo perfecto, que parecía sacado de algún cuento de fantasía divina. Era casi irreal a no ser porque estaba allí, presa fácil de su glotona mirada. Rodrigo acarició con su mirada a ese monumento, a la belleza que se movía con gracia, haciendo unos ademanes transfundidos de coquetería, mientras emitía una suave voz que llegaba presurosa a sus oídos. Fue testigo fiel de aquel episodio colmado de amor, la noche de encantos que había descubierto en una primera mirada, a la armonía del amor que nace, al renacer de la esperanza, a la maravilla de sentirse vivo. El frío abrazó a Rodrigo, quien se durmió de inmediato colmado de la satisfacción que a él llegaba y que tenía cuerpo de mujer. Algo similar le sucedía a Zoraida, ella irremediablemente también se sentía atraída por aquel joven elegante y bien parecido, amén de preparado profesionalmente. Se trastornaba hasta con el pensamiento, ya que bien sabía que no era amor lo que sentía. Le gustaba mucho y, a no ser por un importante detalle, se diría que estaba enamorada de él. Era un detalle sagrado, era un detalle dantesco para Rodrigo y hasta ese momento también para ella; su corazón, su alma y su amor pertenecían a Roberto, a su novio; al hombre a quien amaba con el amor inocente de sus dieciocho años. Con un amor divino, delicioso y perseverante que producía el encanto de mirar hacia el futuro, donde una familia prometía el calor de un hogar en brazos del matrimonio. Rodrigo sabía que ese amor no era suyo, decidió abandonarlo todo. No sería capaz de tomar nada que no fuese suyo. Sentía que ese amor que creyó tener enteramente para él, no era suyo. Era hora de decidir, por lo que, arropado en un gran sacrificio de amor, dos días después de aquella plática consigo mismo, sin despedirse, se marchó de Buenaventura para nunca más volver. Un gran amor merece ese tipo de sacrificio, el sacrificio del amor. Después de aquel sacrificio, el amor le jugó una jugarreta a Rodrigo, tal vez por no haber sido capaz de luchar por él. El sentimiento más noble de todos le jugó una broma macabra. Lo atrapó en las redes del tiempo eterno en una especie de máquina de viaje hacia el pasado. En ella, lo envió a tres épocas distintas, donde el amor era sentido de formas inimaginables, para que de esa forma tan peculiar, contemplara en primera fila, como se entrega hasta la vida misma por el amor de una mujer.
Sinopsis: Amor inmortal ¿Recuerdas tus vidas pasadas? Lía y su familia viven momentos tormentosos. Su padre se ha encargado de hacerlos sufrir durante años, torturando y masacrándolos sin piedad alguna. Alexander D'Angelis aparece en sus vidas sin ningún tipo de intención en particular, él solo quiere vivir y disfrutar. Con su llegada a México jamás creyó enamorarse, pero Lía se apareció en su camino y le mostró otra parte de la vida que él pensaba, era solo una fantasía. Enamorarse de una chica tan hermosa como Lía era un sueño hecho realidad, pero las consecuencias serían lamentables, llevándolo a experimentar el trauma más deplorable de su existencia; obligándolo a huir del país que tanto anhelaba conocer. Sin fuerza, lastimado, humillado y con mucho rencor, se alejó de aquella mujer que él creía sería su primer amor, pero, al contrario, fue su peor error. Pasados algunos años el destino hizo de las suyas, haciendo una maravillosa jugada... Uniendo los caminos de dos personas, en esa ocasión no era Alexander, sino uno de sus "hermanos": Enrique, quien inevitablemente cayó rendido ante los encantos de Lía, y ella de forma forzada fue directo a los brazos de él, sin imaginar lo que la vida estaba por ofrecerle. Alexander, Enrique, Lukas, Selene y Valeri, cinco "hermanos" fuera de lo común, que no pueden dejar de meterse en problemas, llegaron a la vida de Lía y su pequeño hermano, Julián, para mostrarles la parte escondida del mundo y de la historia, donde, a través de sucesos inexplicables, descubrirán que nada es lo que parece, que la vida no es tan buena y que la muerte no es del todo mala. Que el bien es subjetivo y que el mal no tiene fin y tampoco culpables, que el amor suele ser engañoso, que no es del todo genuino.
"Tú necesitas una novia y yo un novio. ¿Por qué no nos casamos?". Abandonados ambos en el altar, Elyse decidió casarse con el desconocido discapacitado del local de al lado. Compadecida de su estado, la chica prometió mimarlo una vez casados, pero no sabía que en realidad era un poderoso magnate. Jayden pensaba que Elyse se había casado con él solo por su dinero, por eso planeaba divorciarse cuando ya no le fuera útil. Sin embargo, tras convertirse en su marido, él se enfrentó a un nuevo dilema: "Ella sigue pidiéndome el divorcio, ¡pero yo no quiero! ¿Qué debo hacer?".
Después de ser traicionada por su novio de cinco años llena de dolor, ira y con deseos de venganza contra el hombre a quien ella amo ciegamente y la traicionó, acepta un matrimonio relámpago con un misterioso millonario. .... La parte B será una buena esposa y realizará sus deberes de esposa perfectamente sin quejarse. Éstas incluyen; Preparando el desayuno de Party A antes de ir a trabajar, preparándole la ropa de trabajo y otorgándole sus derechos conyugales. La parte B no interferirá en la vida privada de la parte A y no provocará ningún tipo de escena. La Parte B hará todo lo posible para asegurarse de que la Parte A esté satisfecha y cómoda. La parte B no puede solicitar el divorcio hasta que la parte A lo diga. ¿Qué pasará en su nueva vida y matrimonio? ¿Es su salvador o es otro diablo disfrazado?
Hace tres años, la familia Moore se opuso a la decisión de Charles Moore de casarse con su amada mujer y seleccionó a Scarlett Evans como su novia. Pero Charles no la amaba. De hecho, la odiaba. Poco después de la boda, Scarlett recibió una oferta de la universidad de sus sueños y se lanzó sobre ella. Tres años más tarde, la amada mujer de Charles cayó terriblemente enferma. Para cumplir su último deseo, él llamó a Scarlett y le presentó un acuerdo de divorcio. La joven estaba profundamente herida por la abrupta decisión de su esposo, pero ella decidió dejarlo libre y aceptó firmar los papeles. Sin embargo, Charles pareció retrasar el proceso deliberadamente, dejando a Scarlett confundida y frustrada. Ahora, Scarlett estaba atrapada en las consecuencias de la indecisión de Charles. ¿Sería capaz de liberarse de él? ¿Charles eventualmente entraría en razón y enfrentaría sus verdaderos sentimientos?
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Owen es un hombre de 43 años que ha logrado construir un imperio en el mundo de los servicios digitales, pero su éxito no ha sido suficiente para llenar el vacío de su corazón. Desde que su esposa lo traicionó con uno de sus socios y lo abandonó, dejándolo solo con su hija de 5 años, Owen ha vivido atrapado en un mundo de desconfianza y dolor. Incapaz de abrirse nuevamente al amor, intenta ahogar su tristeza con relaciones fugaces con sus secretarias, buscando en esos encuentros un alivio temporal para sus heridas. Anna es una joven llena de pasión y determinación, que lucha cada día para superar las dificultades económicas que enfrenta mientras estudia para convertirse en profesora. Trabaja sin descanso para pagar la universidad y se aferra a sus sueños, a pesar de estar atrapada en una relación con un novio que vive a su costa, tocando el violín en el metro sin otra ambición que pasar el tiempo. A veces, Anna se pregunta si en su vida podría haber algo más, algo que vaya más allá de sobrevivir. Cuando los caminos de Owen y Anna se cruzan, el choque de sus mundos tan diferentes provoca una chispa que ninguno de los dos esperaba. Él, con su corazón endurecido por las traiciones del pasado y el cinismo de sus relaciones pasajeras; ella, con una luz de esperanza a pesar de sus propias luchas. Juntos, descubrirán que el amor puede surgir de los lugares más inesperados y que, cuando las almas rotas se encuentran, pueden sanar de formas sorprendentes.