Stella Morris acaba de llegar a la ciudad, es una estudiante de medicina que lo único que busca es alejarse de su oscuro pasado, uno que no creyo que la persiguiria hasta donde está ahora. Stella planea vivir su vida por primera vez y con ayuda de sus nuevos amigos, sin imaginar que su futuro solo estara lleno de más desilusiones y dolor. Oliver Stone será su perdición y deseara jamás haberlo conocido. Un amor enfermizo que le hará preguntarse porque nadie es capaz de amarla de la forma que ella busca. Estará en una lucha constante entre amarse a si misma o tratar que la amen.
Ser la alumna nueva nunca fue tan difícil como ahora, si, no era mi primera vez cambiando de colegio, sin embargo, las circunstancias lo hacía diferente. Había llegado sola desde Nusajaya, estaba en una ciudad en la cual no conocía a nadie aparte de Kar, sería mi roommate, bueno, solo habíamos hablado por teléfono, eso no era exactamente conocerse ¿verdad? Suspiré apenas me detuve delante de la puerta del apartamento, me asícale el cabello, no quería dar una primera maña impresión y toqué varias veces hasta que me abrió.
Kar me miró de arriba abajo con una mirada desinteresada, era mucho más alto que yo y su piel era tan blanca como la nieve, sonreí amablemente y él únicamente me preguntó si era
Stella, asentí. Me mostró el apartamento, era espacioso, no tan grande como acostumbraba, pero bonito, tenía mi propia habitación con vista hacia la calle y él parecía ser muy callado, era perfecto.
-¿Qué estudias? -preguntó mientras me acomodaba en la habitación, parecía muy curioso en ver que llevaba conmigo, sonreí de verdad era un lugar muy acogedor.
-Medicina -respondí con simpleza-. Te lo dije cuando hablamos por teléfono. -Lo miré de soslayo guardando mi ropa en el armario. El parecía estar recordando.
-Nos veremos mucho, entonces. -Me giré y le sonreí sorprendida.
-¿También estudias medicina? -dije entusiasta.
Se encogió de hombros, así era, Kar parecía una persona amable, pero distante a la vez, era un poco extraño, su rostro no tenía ninguna expresión como si nada le importara.
-Dejaré que termines de acomodar tus cosas, si necesitas preguntar algo búscame, estoy a lado. -Meneó su cabeza señalando la puerta de su habitación. Se dio media vuelta y salió de la que ahora sería mi habitación.
-Claro, gracias. -dije antes de verlo desaparecer.
Después de un rato ya estaba recostada en mi nueva cama, pensaba en dormirme en ese momento, ya que al otro día tendría que presentarme temprano a clases, estaba recién bañada y en pijama cuando mi móvil empezó a sonar. Solté un suspiro cuando observé que se trataba de mi hermano. Eso no era una buena señal.
-Hola. -Traté de que mi voz saliera normal, sin embargo, había puesto más entusiasmo que de costumbre. El se daría cuenta de eso.
-¿Hermanita, cómo estás? -Marco saludó.
-Bien. -¿Qué más podía decirle? Empecé a morder mi uña, nerviosa porque descubriera lo que había pasado. Seguramente si lo hacia iba a querer ir por mi y no quería otra niñera más en mi vida.
-Y mamá ¿Dónde está? -Su voz se escucha atenta. Lo sabía o tal vez no, con el jamas era seguro.
-Ella... está, mmm, en clases de pilate. -Me golpeé la frente, hace un mes que lo había dejado y él lo sabía.
-¡Oh! ¿En serio? -su voz sonó irónica. Mierda. Lo sabía.
-Retomó las clases, ya sabes que no le gusta estar fuera de forma -Atiné a formular, al menos tenía que intentarlo, pero no creía que mi hermano se tragara el cuento, era muy intuitivo, no por nada estudiaba abogacía.
-No me mientas, Stella. -Se estaba impacientando-. Hable con ella y me dijo que decidiste irte a estudiar a Singapur. ¿Por qué?
Cerré mis ojos y toque el puente de mi nariz. ¿Por qué mamá hacía siempre lo mismo? Ella no se preocupaba por esconderle las cosas a Marco, simplemente omitía ciertos detalles que claramente a ella no le convenía que supiera.
-Aquí se encuentra una universidad muy interesante, es una de las mejores del país además tiene mejores prácticas y... -Apreté mis labios para que no escuchara mis sollozos, de nuevo estaba pasando.
-¿Por qué insistes en mentirme? Ambos sabemos que esa no fue la razón de que te fueras. -Traté de parar mi llanto, pero era imposible, esto me afectaba mucho más de lo que podía admitir con él, no quería preocuparlo, en mi tonta cabeza pensaba que podía con eso, tenía que ser fuerte-. ¿Qué te hizo ese degenerado? Le advertí a mamá que si te volvía a tocar...
-Marco no quiero hablar de eso, ahora -le pedí.
-Debes denunciarlo. Debí llevarte conmigo cuando pude y tu debiste aceptar mi ayuda, lo que te hizo se llama violación -dijo furioso.
Solté un sollozo que estaba atorado en mi garganta y sorbí por la nariz, negué aunque no pudiera verme. No tenía caso pelear por lo mismo, ahora estaba lo bastante lejos para que el pudiera hacerme daño.
-No puedo, es nuestro padre. Mamá nunca lo permitiría. -Escuché un gruñido al otro lado del teléfono seguido del silencio. Sabía que el no lo aceptaba como tal desde aquel día.
-Mamá... -continuó-. Ella no puede hacerte esto, ya te ha lastimado bastante cuando te obligó a convivir con ese hombre después de lo que pasó, ahora piensa que con mandarte lejos de él todo se solucionará, no entiende que solo protege al violador de su hija, es un maldito enfermo que ni siquiera la terapia lo ayudó. -Marco estába furioso, no lo culpaba.
-Por favor ya... solamente quiero olvidarlo, no quiero volver a escucharte hablar más del tema Marco, estaré bien aquí, lejos de mamá y... papá. Todo saldrá bien -Traté de persuadirlo.
-Perdón, sabes como me pone este asunto. Si tal vez yo me hubiera dado cuenta antes de que él te hacía todas esas cosas. -Siempre se culpaba, no era justo, el ni siquiera estaba presente cuando todo había pasado.
-Éramos solo niños, hermano. Nadie tiene la culpa -lo interrumpí limpiando mis lágrimas con un trozo de papel. Lloraba en silencio. Este tema era tan delicado para mí. Siempre viviendo con miedo. Tal vez que me hayan mandado a ese lugar era lo mejor.
-¿Segura que estarás bien? -se escuchó preocupado, tratando de calmar su ánimo.
-Sí, encontré un gran departamento con un amable roommate, estaré bien, solo quiero concentrarme en estudiar y terminar mi carrera. -Marco suspiró cansino. Sabía que no había forma de convencerme.
-Por favor no dejes de hablarme, en cualquier momento, a cualquier hora estaré para ti. ¿Lo sabes?
-Lo sé. -Colgué.
Victoria ha pasado tres años casada con Oliver, amando a un hombre que nunca ha podido corresponderle. Desde el inicio de su matrimonio, Oliver ha sido incapaz de dejar atrás su amor por Zoé, su antigua pareja, cuya trágica muerte lo dejó sumido en el dolor. Convencido de que Victoria tuvo algo que ver con el accidente que acabó con la vida de Zoé, Oliver la ha rechazado constantemente, viviendo en un matrimonio frío y distante. A pesar de sus esfuerzos por ganarse su afecto, Victoria se resigna a una relación sin amor, cargando con el peso de la culpa que nunca ha sido suya. Todo cambia cuando, finalmente, deciden divorciarse. Con la distancia que la separación les otorga, Oliver comienza a ver a Victoria bajo una nueva luz. La ausencia le revela sentimientos que nunca había reconocido, y mientras ella trata de seguir adelante con su vida, él se da cuenta de que quizá siempre estuvo equivocado. Ahora, Oliver deberá enfrentarse a sus propios demonios y descubrir si es demasiado tarde para amar a la mujer que siempre estuvo a su lado.
Donde Marco D'monte es un importante Ceo que está obligado a encontrar esposa para recibir la herencia de su padre, y Megan Smith, es obliga a casarse con él
Se suponía que mi matrimonio con Mathias me haría la mujer más feliz del mundo. Aunque sabía que él no me amaba, pensé que se enamoraría de mí una vez que lo colmara de amor. Ya pasaron cinco años y Mathias me trataba como a una cualquiera. Para colmo, conoció a su verdadero amor y cortó todos los lazos conmigo por culpa de ella. Él la presentó a todo el mundo; algo que nunca hizo por mí. Su infidelidad me llevó a la depresión. Me sentía totalmente destrozada. Tristemente, incluso en mi lecho de muerte, mi supuesto marido nunca apareció. Cuando volví a abrir los ojos, sabía que el destino me había dado una segunda oportunidad. Yo todavía era la esposa de Mathias y pasamos dos meses antes de que conociera a su verdadero amor. En esta vida, me negué a que él volviera a lastimarme. Consciente del gran error de mi antigua yo, le pedí el divorcio. Mathias rompió los papeles del divorcio una y otra vez y al mismo tiempo me encerró. "¡Rylie, deja de hacer estupideces! ¡Hacerte la difícil no me funciona!". Para demostrarle que hablaba muy en serio, seguí adelante y solicité a la justicia. Finalmente entró en pánico. Abandonó a la "mujer de sus sueños" y se arrastró a mi lado. "Por favor, dame una segunda oportunidad, Rylie. Te prometo amarte con todo mi corazón. Serás la única mujer en mi corazón de ahora en adelante. No me dejes, ¿de acuerdo?". Una guerra estalló en mi mente. Por un lado, no quería que me hicieran daño otra vez. Pero, por otro lado, no quería dejar ir al hombre que amaba tanto. ¡¿Qué debo hacer?!
¿Quién les iba a decir que aquel encuentro por pura casualidad los uniría de por vida? Desde el primer momento en el que se vieron, sintieron una atracción tan fuerte que no pudieron evitar darle riendas sueltas a la pasión. Él, un hombre de 40 años que intenta divorsiarse de su esposa de hace 20 años y con un hijo con problemas de adicciones. Ella, una joven de 27 años que intenta encontrar amor propio para poder liberarse de un hombre quien, por más que ame, no la merece, la engaña, humilla y además, le pega. Sola y con un pequeño de a penas meses, debe salir a la vida sin imaginarse que por cosas del destino, terminaría trabajando en la empresa del padre biológico de su pequeño. Desde el momento en el que sus miradas se cruzan y sus cuerpos se rozan, la fuerte atracción sexual se manifiesta y ambos se adentran en un mundo desconocido pero adictivo en cuanto a todo lo que el famoso club swinger les ofrece. Ambos se ven seducidos por los diferentes juego sexuales y no pierden oportunidad de poder experimentar El éxtasis de sus propios sentidos.
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Sólo hace falta un segundo para que el mundo de una persona se derrumbe. Este fue el caso de Hannah. Durante cuatro años le entregó todo su amor a su marido, pero un día él le dijo fríamente: "Divorciémonos". Hasta ahora se dio cuenta de que todos sus esfuerzos de los últimos años fueron en vano. Su marido no la amó. Mientras ella procesaba la noticia, la voz indiferente continuó: "Deja de fingir que estás sorprendida. Nunca dije que te amaba. Mi corazón siempre ha pertenecido a Eliana. Sólo me casé contigo para apaciguar a mis padres". El corazón de Hannah se rompió en un millón de pedazos cuando firmó los papeles del divorcio, marcando el final de su reinado como esposa devota. La mujer fuerte que tenía dentro rápidamente se manifestó. En ese momento, juró no volver a depender de un hombre nunca más. Su aura era extraordinaria cuando se embarcó en el viaje por encontrarse a sí misma y dominar su propio destino. Cuando regresó, había madurado mucho y era completamente diferente de la esposa dócil que todos conocieron. "¿Qué estás haciendo aquí, Hannah? ¿Es tu truco para llamar mi atención?", preguntó su arrogante exmarido. Antes de que pudiera responder, un CEO autoritario apareció de la nada y la tomó en sus brazos. Él le sonrió y, en tono de amenaza, dijo: "Sólo para advertirle, señor, ella es mi amada esposa. ¡Aléjese de ella!". El exmarido no podía creer lo que oía. Él pensó que ningún hombre se casaría jamás con Hannah, pero ella le demostró que estaba equivocado. Pensó que ella nunca lograría nada. No sabía que habría aún más sorpresas por venir...
Hace tres años, la familia Moore se opuso a la decisión de Charles Moore de casarse con su amada mujer y seleccionó a Scarlett Evans como su novia. Pero Charles no la amaba. De hecho, la odiaba. Poco después de la boda, Scarlett recibió una oferta de la universidad de sus sueños y se lanzó sobre ella. Tres años más tarde, la amada mujer de Charles cayó terriblemente enferma. Para cumplir su último deseo, él llamó a Scarlett y le presentó un acuerdo de divorcio. La joven estaba profundamente herida por la abrupta decisión de su esposo, pero ella decidió dejarlo libre y aceptó firmar los papeles. Sin embargo, Charles pareció retrasar el proceso deliberadamente, dejando a Scarlett confundida y frustrada. Ahora, Scarlett estaba atrapada en las consecuencias de la indecisión de Charles. ¿Sería capaz de liberarse de él? ¿Charles eventualmente entraría en razón y enfrentaría sus verdaderos sentimientos?
Para cumplir el último deseo de su abuelo, Stella se casó con un hombre al que nunca había visto. Sin embargo, los dos continuaron llevando sus vidas sin ser molestados. Un año después, Stella regresó a Seamarsh con la esperanza de conocer a su misterioso marido. Pero para su sorpresa, él le envió un mensaje pidiéndole el divorcio. Apretando los dientes, ella respondió: "¡Entonces divorciémonos!". Poco después, Stella se convirtió en empleada de Grupo Prosperity y trabajó directamente para el director ejecutivo del grupo, Matthew. Se decía que el apuesto CEO estaba casado y amaba mucho a su esposa. ¡Pero Stella no sabía que él era en realidad su misterioso marido! Decidida a centrarse en su carrera, Stella deliberadamente se mantuvo alejada del jefe, aunque no pudo evitar notar sus intentos de acercarse a ella. Un día, su marido cambió repentinamente de opinión y se negó a seguir adelante con el divorcio... ¿Cuándo descubriría Stella que Matthew era su marido? En medio de una mezcla de dulzura y mentiras, ¿adónde los llevaría el destino?