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Devak jefe de la tribu Patchua nunca ha creído en el amor, sus intereses siempre han sido en tener mas poder y ayudar a que su pueblo crezca en todos los sentidos. Pero un día el amor tocará la puerta de su corazón de la manera mas inesperada, arrastrándolo a un deseo incontrolable de amar sin que el sea consciente de ello. Por otra lado esta Aymara, una dulce joven que solo sueña en tener libertad. El amor de su madre la obliga a estar encerrada durante 18 años, y es de esperarse, ya que si descubren que es "diferente" podría ser expulsada de la tribu Patchua.
-¡No!, déjame entrar, necesito sentirte nuevamente Daya, sabes que me gustas mucho-Dijo él susurrando a la puerta de la entrada de su casa y ella le permitió pasar.
Esa noche lluviosa de pasión entre dos personas de culturas totalmente diferentes, fue la causa para que un nuevo ser no nativa llamada Aymara, pudiera venir al mundo de la tribu "los Patchua".
//La tribu Patchua se encuentra ubicado en el departamento Amazonas, ubicado en el extremo sur de Colombia, se ha civilizado un poco más a diferencia de otras tribu gracias a la visita de los extranjeros que han llegado a estudiar su territorio y de las negociaciones que han tenido los grandes líderes con los gobernantes de la capital de Leticia y otras ciudades cercanas al amazonas, se dedican a al criado se ganado, peces y gallinas, cultivo de hortalizas, frutas y verduras tropicales, elaboración de orfebrería, cerámica, artesanías con paja e hilo, entre otras cosas más para el desarrollo económico de su territorio//.
Han pasado varios años y aún Aymara sigue sin saber como es exactamente el mundo exterior, su madre tiene un gran temor, del solo pensar de que la tribu se entere de que su hija Aymara es diferente, la podrían excluir de la aldea, el no ser nativo de los Patchua es una violación de sus leyes.
-¡Hija, feliz 19 años !-dice su madre muy entusiasmada, sosteniendo en sus manos una bandeja con Casabes y una totuma de Caguana.
-¡Wao!, ¡gracias mamá!, se ve muy delicioso todo, ¡por fin casabes!-Dijo muy contenta Aymara.
-Sabia que te encantaría, es tu favorita -dijo su mamá con una gran sonrisa.
Aymara disfrutó de su sorpresa, pero eso no era lo bastante suficiente para sentirse satisfecha en su día especial, pues deseaba salir de las cuatro paredes, pero tal ansia no podía ser posible.
-Hija, ¿Por qué estás tan callada?-preguntó su mamá un poco preocupada.
-Tranquila mamá, solo estoy pensando en cómo avanza mi vida, según tu, me dijiste que al cumplir 19 años seria una mujer más madura y que podía tomar mis propias decisiones, pero aquí encerrada, es complicado si lo piensas.-Dijo agachando su cabeza un tanto deprimida.
-Ten un poco de paciencia Aymara, sabes que tu situación no es tan fácil. Falta poco para terminar mi meta de ahorros, te aseguro que pronto saldremos de este lugar y tendrás una vida tranquila, sin tener que preocuparnos de nada-Dijo su mamá Daya acariciando su cabello para tratar de alentarla un poco.
-Si pero, ¡entiéndeme mamá!, estoy cansada de estar aquí, ya van 19 años encerrada y nunca me has dado una buena razón. Dime ¿Qué malo tengo, que no me pueden ver? Y no me digas mentiras, ¡dime la verdad mamá!-preguntó Aymara un poco triste.
-Tu no tienes nada malo, eres perfecta como el agua, el sol y el viento, todo lo que nos rodea.-Contestó Daya trata do de calmarla.
-Entonces madre, ¿Cual es el problema? Y no me digas que por los animales salvajes, que me pueden comer. Ya eso no te lo creo, dime la verdad ¡por favor!.
-Esta bien Hija, trata de calmarte un poco. Nada de esto ha sido fácil para las dos, te agradezco por haberme obedecido en todo este tiempo, en mantenerte aquí, sin reproches. Soy consiente de que te he privado de tu libertad sin una verdadera razón, de que no llevas una vida normal como las demás jóvenes de esta aldea. Me ayudas con los quehaceres de la casa, preparas los alimentos y nunca te has quejado de nada. Por esto y por muchas cosas más, estoy de acuerdo contigo, Mereces la verdad- dijo Daya mirándole a los ojos fijamente y Aymara solo esperaba con más ansias sus razones.
-Hija, tu no debes salir de este lugar porque eres diferente físicamente a todas las personas de esta tribu- respondió Daya espantada viendo de que no le afectará su respuesta.
-Y ¿ Eso que tiene de malo?.-Preguntó muy curiosa Aymara.
-Realmente para mi, no hay nada de malo, pero para el resto de la gente si hija -Aymara le miraba aún sin entender nada-seré mas clara y espero que eso si te baste para no seguir insistiendo en salir tan pronto de aquí.
-Esta bien madre, te escucho.. -respondío tomando la situación con más calma.
-En nuestra Aldea, no se permite que hayan personas diferentes a nuestras raíces, la gente de afuera es como yo, de piel morena, cabello negro, ojos rasgados, pequeños y oscuros, todos nos asemejamos en lo que te acabo de decir, como veras, tu no cuentas con las mismas características y si se dan cuenta que no eres nativa, a las dos nos sacarán inmediatamente de esta Aldea y luego, ¿que será de nosotras?, ¿A donde iremos con poco dinero para sobrevivir?, toda mi vida ha sido en esta Aldea, no sabría que hacer exactamente allá afuera, y no quiero arriesgarme a que tengamos que vivir mendigando. Me aterra el solo pensar que no te pueda proteger.- Dijo Daya mojando su rostro en llanto.
-Entiendo mamá, no llores por favor.-Dijo Aymara secando sus lagrimas y Añadió diciendo: si tengo que esperar otros largos años así será, me mantendré hasta el final.
-Aymara, perdóname por no habértelo dicho antes , no quería que te sintieras mal, toda tu para mi, eres perfecta, tu eres mi hija y no cambiaría nada de como eres, ni físicamente, ni tu forma de ser.
-Gracias mamá, yo tampoco te cambiaría, pero entonces, si yo no me parezco a ti, ¿Me parezco entonces a mi padre?- preguntó Aymara algo curiosa.
-Si hija, tu padre no pertenencia aquí, ni a ninguna tribu, él vino de otro lugar, de uno muy lejano, nos vimos en varios momentos, siempre venia de excursión, nuestro amor fue inmediato, es más en nuestro último encuentro prometió regresar por mi; pero hasta ahora nunca más le volví a ver aun me pregunto Qué será de su vida...-Respondió Daya con la mirada algo perdida.
- Que duro ha tenido que ser para ti mamá, de seguro fue un hombre muy apuesto para ti...
-Ay hija, lo mas lindo que mis ojos hayan podido ver...
-¿Podrías hablarme de él?...
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