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Dara empieza un nuevo trabajo como encargada de recursos humanos en una de las empresas más importantes de su país. Al firmar el contrato supo que cosas buenas vendrían a su vida, pero no tuvo en cuenta que el señor Belial, su jefe, no le dejaría el camino tranquilo para cumplir sus propósitos. Con el carácter infernal que lo caracteriza y su extraña manera de actuar, y Dara con la manía de hacerle la contraria en todo, ambos deberán saber trabajar juntos, aunque eso conlleve no dejarse llevar por sus impulsos, o peor aún... Saber dominar el deseo que a ambos los desquicia.
Me acomodo en la silla por enésima vez y observo los papeles que estan sobre la mesa delante de mí. He perdido la cuenta de las horas que llevo sentada, solo sé que mis piernas comienzan a entumecerse y el trasero me dueke
-Dary, ¿que tu acaso no piensas comer algo?-me cuestiona Diana desde el otro lado de la mesa.
Levanto la vista y la veo parada con los brazos cruzados observandome con el ceño fruncido, como si estuviera regañandome con la mirada. A veces se toma muy a pecho el hecho de ser un año mayor que yo y me trata como si fuera su hija.
-Todavía tengo cosas que hacer-musito volviendo la vista a los papeles.
Escucho como se dirige a la cocina y no tarda mucho en prepararme un sandwich. Me obliga a dejar los papeles y a devorar el aperitivo que me preparó. No pude negarme, moría de hambre.
-Mujer, ¿Cómo piensas tener el mundo a tus pies si ni siquiera comes algo?-se queja mientras se sienta frente a mi.
Alzo la vista y la miró incrédula.
-En estos momentos en lo que menos pienso es en tener el mundo a mis pies-digo, antes de comer otro bocado.
-Si yo fuera tú-me señala-en este momento estaría alisandome el cabello, preparándome la uñas o cosas así.
-¿Pará qué?-balbuceo.
-¿Cómo que para qué?-frunce los labios-. Dar, es tu primer día en el trabajo, tienes que dar una buena impresión. Además, ¿quién descarta la idea de que tu jefe sea un hombre guapísimo?-me brinda una sonrisa socarrona y pareció muy divertida.
-Punto número 1-levanto el dedo-, no me interesa impresionar a nadie con mi belleza, solo quiero demostrar lo que valgo-comento decidida-. Y punto número 2, el jefe me interesa en lo más mínimo, de hecho lo más probable es que sea un hombre de avanzada edad, un poco obeso y para colmo, cascarrabias.
-¿Por qué siempre le quitas lo divertido a todo?-rueda los ojos-. De todos modos, puede que tú te equivoques, y al final el Señor... ¿Cómo decías que era su apellido?
-Fontanet.
-¿Lo ves? Hasta el apellido es sexy-sonríe y suspira.
-Lo que veo es que tú estás alusinando.
-Cómo sea. Lo que quería decir es que no hay que perder la esperanza de que por fin te toque un jefe que no sea un imbécil, o que al menos sea guapo.
En cierta forma yo también lo espero. Es decir, no espero a un jefe guapo como dice ella, sino que espero a un hombre que no se pase diciendo incoherencias o que lo único que mejor sepa hacer sea coquetear con las empleadas de la empresa. Mi antiguo jefe era de lo peor si tuviéramos en cuenta esos puntos que mencioné, y ni hablar de que ya pasaba los 60 años de edad y al parecer las pastillas azules habían afectado su cerebro, ya que pensaba en muchas cosas asquerosas, que no dejaba de recordarnos a todas las mujeres de allí. Por ese y otros motivos más había decidido dar fin a mi estadía como empleada en la empresa Coval, una compañía que se encarga de la fabricación y distribución de productos de limpieza.
Por suerte no tardé mucho en encontrar nuevo trabajo como encargada de recursos humanos, solo que esta vez en una empresa logística que se encarga de la distribución de medios de comunicación a nivel internacional. Hace pocos días firmé el contrato pero en ese entonces el dueño, y también gerente general, no se encontraba, así que no tuve de otra que cerrar el contrato con la jefa encargada en ese entonces.
Y hasta el momento lo único que sé de mi jefe es su apellido, ya que eso fue lo único que me habían dicho.
-Solo espero que me vaya bien-digo al cabo de unos minutos.
-Yo también espero lo mismo-sonríe-. Pero te lo vuelvo a decir, no pierdo la esperanza de que al menos conozcas a un hombre guapo en esa empresa-hace un guiño con el ojo.
-Y si así fuera ¿que?-me encojo de hombros-sabes que no estoy a favor de las relaciones amorosas en el trabajo, me parece anti ético.
-Pero si la relación solo se consuma fuera de la empresa no es anti ético.
-Si lo es-reitero-. Pero ya, deja de decir babosadas. Así estoy bien, concentrada en el trabajo sin pensar en ningún hombre.
-Y virgen.
La miro con mala cara y ella solo se echa a reir. Ella es la única que sabe sobre mi patetica vida amorosa y mi situación virginal, y no pierde tiempo en tomar eso como burla o algo por el estilo, y a pesar de que no me importa mucho, a veces me irrita que no deje de mencionarlo.
Me tiene sin cuidado el hecho de que con 24 años aún sigo virgen.
Es completamente normal.
¿No?
Diana anuncia que se marcha a dormir y me deja sola nuevamente en la sala, con mis papeles y mis ideas raras. La mujer con la que había firmado el contrato me había pedido que redactara una serie de listas en las que debía detallar mis virtudes, defectos y deseos en cuánto a mi desempeño laboral.
Y pues en eso estoy.
Tardó aproximadamente media hora más en terminar las listas y observo la hora en el reloj que se encuentra colgado en la pared. Al ver que ya son las 10 p.m. decido que es momento de ir a dormir.
Pero antes me encargo de acomodar todos los papeles para poder tenerlos en orden.
Mañana será un gran día.
Primer libro de la bilogía Andersen. Paula Dohmen siempre ha llevado una vida regida por las reglas, por la normas, y por la decencia. Ser chica buena siempre ha sido su lema. Siempre manteniendo claras sus ideas y metas, no habia nada que pudiera hacerla flaquear o perder la cabeza. Pero entonces por capricho de la vida, conoce al doctor Andersen, quien la hará ver que no siempre podrá resisitirse a las tentaciones y que él será su mayor motivo para perder la cordura. Sin embargo, él no busca nada más que placer asi que propone un trato: disfrutar, sin que nadie se enamore. Y queriendo salir de la rutina, y viéndose atrapada por su hipnótico sex appeal, decide aceptar el trato, sin medir las consecuencias que eso traería. Por una mala decisión, se ve envuelta en un mundo de sentimientos encontrados, corazones rotos y amores no correspondidos. "No te enamores, o saldrás lastimada."
Dos años después de su boda, Ximena perdió el conocimiento en un charco de sangre durante un parto difícil, olvidando que su exmarido se iba a casar con otra persona ese día. "Nos vamos a divorciar, pero el bebé se queda conmigo". Estas palabras resonaron en su mente. Sabía que él no estaba allí para ayudarla, sino para quitarle a su hijo. Ximena preferiría morir antes que ver a su hijo llamar madre a otra mujer. Posteriormente perdió la vida en la mesa de operaciones con dos bebés en su vientre. Pero ese no fue el final para ella... Años más tarde volvió a encontrarse con Ramon, que ha cambiado mucho. Quería quedársela para él a pesar de que ya era madre de dos hijos. Y cuando supo que ella se iba a casar de nuevo, irrumpió como un loco. "Ramon, ya morí una vez antes, así que no me importa volver a morir. Pero esta vez, quiero que muramos juntos", gritó ella, mirándolo con angustia en sus ojos. Ximena pensó que él no la amaba y estaba feliz de estar fuera de su vida. Pero lo que ella no sabía era que la noticia de su inesperada muerte le había roto el corazón. Durante mucho tiempo lloró de dolor y agonía. Siempre deseó poder retroceder en el tiempo o ver su hermoso rostro una vez más. Todo esto fue demasiado para Ximena, cuya vida estuvo llena de idas y venidas. No sabía si debía volver al lado de su exmarido o seguir adelante con su vida. ¿Cuál elegiría ella?
Hace tres años, la familia Moore se opuso a la decisión de Charles Moore de casarse con su amada mujer y seleccionó a Scarlett Evans como su novia. Pero Charles no la amaba. De hecho, la odiaba. Poco después de la boda, Scarlett recibió una oferta de la universidad de sus sueños y se lanzó sobre ella. Tres años más tarde, la amada mujer de Charles cayó terriblemente enferma. Para cumplir su último deseo, él llamó a Scarlett y le presentó un acuerdo de divorcio. La joven estaba profundamente herida por la abrupta decisión de su esposo, pero ella decidió dejarlo libre y aceptó firmar los papeles. Sin embargo, Charles pareció retrasar el proceso deliberadamente, dejando a Scarlett confundida y frustrada. Ahora, Scarlett estaba atrapada en las consecuencias de la indecisión de Charles. ¿Sería capaz de liberarse de él? ¿Charles eventualmente entraría en razón y enfrentaría sus verdaderos sentimientos?
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
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"¡Ahh!". Ella solo podía gemir, a pesar de que no amaba a ese hombre; de hecho, lo odiaba. Las manos del hombre recorrían todo su cuerpo. Ella jadeó cuando él comenzó a bajarle el cierre del vestido. Este terminaba en su cadera, así que terminó con la espalda y la cintura descubiertas. "No me toq... ¡mmm!". El hombre movió sus dedos por su espalda descubierta y presionó su cabeza contra una almohada. Los toques le provocaron escalofríos a la chica. "Haré que te olvides de sus toques, besos y todo lo demás. Cada vez que toques a otro hombre, solo podrás pensar en mí". ---- Ava Adler era una omega nerd. Los demás la molestaban porque pensaban que era fea y poco atractiva. Pero Ava amaba en secreto a un chico malo, Ian Dawson. Él era el futuro Alfa de la manada Mystic Shadow. Sin embargo, a él no le importaban las reglas ni las leyes, solo le gustaba coquetear con las chicas. Ava no era consciente de la arrogancia de Ian hasta que su destino se entrelazó con el del joven. Él la descuidó y la hirió profundamente. ¿Qué pasaría cuando Ava se convirtiera en una bella capaz de conquistar a cualquier chico y, al verla, Ian se arrepintiera de sus decisiones? ¿Y si ella tenía una identidad secreta que aún no había descubierto? ¿Y si cambiaban las tornas e Ian le suplicaba que no lo dejara?
Se suponía que mi matrimonio con Mathias me haría la mujer más feliz del mundo. Aunque sabía que él no me amaba, pensé que se enamoraría de mí una vez que lo colmara de amor. Ya pasaron cinco años y Mathias me trataba como a una cualquiera. Para colmo, conoció a su verdadero amor y cortó todos los lazos conmigo por culpa de ella. Él la presentó a todo el mundo; algo que nunca hizo por mí. Su infidelidad me llevó a la depresión. Me sentía totalmente destrozada. Tristemente, incluso en mi lecho de muerte, mi supuesto marido nunca apareció. Cuando volví a abrir los ojos, sabía que el destino me había dado una segunda oportunidad. Yo todavía era la esposa de Mathias y pasamos dos meses antes de que conociera a su verdadero amor. En esta vida, me negué a que él volviera a lastimarme. Consciente del gran error de mi antigua yo, le pedí el divorcio. Mathias rompió los papeles del divorcio una y otra vez y al mismo tiempo me encerró. "¡Rylie, deja de hacer estupideces! ¡Hacerte la difícil no me funciona!". Para demostrarle que hablaba muy en serio, seguí adelante y solicité a la justicia. Finalmente entró en pánico. Abandonó a la "mujer de sus sueños" y se arrastró a mi lado. "Por favor, dame una segunda oportunidad, Rylie. Te prometo amarte con todo mi corazón. Serás la única mujer en mi corazón de ahora en adelante. No me dejes, ¿de acuerdo?". Una guerra estalló en mi mente. Por un lado, no quería que me hicieran daño otra vez. Pero, por otro lado, no quería dejar ir al hombre que amaba tanto. ¡¿Qué debo hacer?!