Cuando la amiga de Noelia le crea un perfil en una página de contactos y la convence para vender su virginidad al mejor postor, su vida cambia radicalmente. Ella es una joven de 19 años preocupada por el futuro de su madre quien se ahoga en deudas, pero aún así es una persona soñadora y optimista. Él, un noble francés de 38 que dejó de creer en el amor hace mucho tiempo, pero jamás dejará de creer en el poder del dinero. ¿Dónde está el límite de lo que se puede comprar?
Ella observaba la puerta de aquel restaurante nerviosa, ni siquiera sabía qué hacía ahí, bueno si lo sabía, pero no entendía cómo había llegado tan lejos, como lo que pareció una medida desesperada y una solución nada meditada, ahora parecía volverse real ante sus ojos.
Apenas tenía 19 años, cero experiencia con los hombres y estaba a punto de negociar con su dignidad, con su cuerpo y, lo peor de todo, su virginidad en una cita concertada por su mejor amiga en un prestigioso restaurante francés en el que seguro, un refresco costaba lo mismo que su sueldo de una semana entera en la cafetería.
«Tienes demasiadas deudas» fue lo que le respondió la voz de su conciencia, quién en ese instante hablaba en su cabeza, se suponía que la conciencia estaba para evitar que alguien se equivocara, pero en su caso, tenía más que claro, que su conciencia quería que metiera la pata hasta el fondo, ni siquiera ella pretendía disuadirla.
Su madre trabajaba de sol a sol y estaban a punto de quitarles la casa, ella sola no alcanzaba para pagar la universidad con su trabajo a media jornada en la cafetería y, sin duda, no había un padre que pudiera ayudarlas, jamás había descubierto quién era el desgraciado que preñó a su madre y se desentendió luego y aunque había preguntado por los detalles, ni una mala palabra recibió referida a ese hombre, pero tampoco ayuda de ningún tipo para saber de él.
Pero ahí estaba el demonio, porque siempre que tenía que tomar una decisión se acordaba de cuando era pequeña y veía en los dibujos animados al pequeño ángel sobre uno de los hombros del protagonista multicolor y al demonio en el otro hombro, batallando hasta que uno de los dos ganaba y entonces el dibujito elegía la opción correspondiente al diminuto ser angelical o demoníaco.
Pero en su caso su conciencia ni siquiera había luchado y eso que debía ser el ángel, el que la guiaba para tomar las buenas decisiones y su demonio, en este caso demonia, tenía nombre de persona, Eloise, su mejor amiga.
La que le había abierto un perfil en una página de contactos y la había empujado, entre copas, a buscar un daddy que la sacara del hoyo en el que ella y su madre estaban metidas. La casa, lo único que tenían y su pobre madre todavía insistía en que ella no debía trabajar, que podía con todo.
-¿Siempre he cuidado de las dos y jamás nos faltó de nada, verdad? También lo solucionaré esta vez - aseguró tras recibir el aviso de embargo- tú asegúrate de que este segundo año en la universidad sea tan bueno como el primero y un día seas esa gran abogada que sueñas ser, eso es lo único que le pido a la vida.
Y tras eso vino la noche en casa de Eloise, una cerveza, dos, tres y empezando la cuarta se reía con ella de la idea de los Daddys
-¿Alguna vez has pensado en lo poco saludable e inestable que tiene que ser alguien para que le guste que le llamen Daddy durante el sexo? - rio a viva voz y bebió otro sorbo de su cerveza directamente del botellín - el tema está como para hacer un estudio.
- Pues yo ya te hice un perfil - Contestó Eloise.
- ¿Un qué?
- Un perfil en una página que se llama -su amiga se golpeó la cabeza con dos dedos como si había fuera capaz de resintonizar sus pensamientos - Babys &Daddys
- ¡Vamos, no me jodas!- no sabía si reír o enojarse con ella, pero decidió beber otro sorbo de su botella.
- Y tú eres virgen, ni siquiera imaginas lo que pagan por una monjita como tú.
- ¿Va en serio, no?- por un instante parecía que el alcohol de su sangre se había volatilizado, pero fue solo un espejismo, ya que cuando se levantó un mareo le sobrevino obligándola a agarrarse al armario de Eloise hasta llegar a su cama y dejarse caer a su lado para ver la aplicación en el teléfono móvil.
- De hecho, hasta unos pocos millones de dólares han llegado a pagar algunos jeques árabes por la virginidad de una chica - Pero cualquiera se arriesga a viajar a esos países.
- No voy a vender mi virginidad.
- Una adolescente de 19 años vende su virginidad por 3 millones de euros - empezó a hablar Eloise -la joven perderá su virginidad con un empresario de Abu Dabi que ha pagado la suma que solicitaba.
- ¿Eso son más que dólares no?- rápidamente agarró el teléfono móvil para leer el anuncio y aunque las letras se le movían, a causa de su estado de embriaguez, pudo leer más allá del titular - pero aquí dice que era una conocida modelo y yo... bueno, a mí solo me conoces tú.
-Pero es muy fácil que le paguen cientos de miles de dólares... si lo hubiera sabido antes habría esperado a cumplir los 18 para venderla y no la habría perdido con el imbécil de Charlie.
- Es que era el quarterback y tú la jefa de animadoras ¿No me dijiste eso?
- Era un imbécil.
Las dos se rieron y se callaron de golpe al escuchar como una alerta llegaba al móvil de Eloise.
- Alguien te ha escrito.
El mensaje solo hizo que las dos chicas pusieran cara de asco.
De:Big56
Para: Bunny30
Diez mil dólares por tu virginidad.
-Con eso no tengo ni para empezar.- Aseguró Noelia quién simplemente le dio a la tecla de bloqueo - Sin duda si decido hacerlo será por mucho más dinero, como mínimo los 350.000 de la hipoteca de mi madre y 50.000 más para costear mi carrera.
Eloise estuvo de acuerdo que si su amiga tenía que pasar por algo así, al menos debía quedar libre de deudas.
De nuevo el tono de aviso del teléfono de Eloise sonó.
- Llegó otro.
De:Senior66
Para:Bunny30
Hola, preciosa;
Si tienes tetas grandes te doy 100.000 por tu primera vez.
A este lo acompañaban las fotos del torso desnudo de un hombre, que a pesar de estar trabajado todo el vello de su pecho, que era bastante, aparecía blanco y algo hacía sospechar que el 66 de su firma era también la edad que tenía.
- No voy a perder mi virginidad con un viejo, además ni se acerca a lo que pido.
Noelia se levantó de la cama de su amiga, para nada se veía estando con un viejo y teniendo aquel primer recuerdo del sexo para toda su vida.
- Mejor borra mi perfil de ese lugar.
- Espera- Dijo su amiga sonriendo victoriosa y levantando la vista con esa expresión que ponía cada vez que tenía razón - este sí.
De: DaddyML
Para:Bunny30
Tú pones la cifra, pero vivirás conmigo.
-¿Vivir con él? Se supone que solo iba a vender mi virginidad y no volver a verlo.
De:Bunny30
Para: DaddyML
Solo será una vez, no me interesa vivir con nadie.
Contestó su amiga sin tan siquiera preguntarle, a lo que Noelia estuvo completamente de acuerdo. Tan solo pasaron un par de minutos cuando recibieron respuesta.De: DaddyML
De: DaddyML
Para:Gatita19
300.000 por tu virginidad, pero no es lo único que quiero, mi condición inicial no es negociable.
Y tras ese último mensaje, todo ocurrió muy rápido, Eloise respondió, él le volvió a responder y tras varios mensajes solo sabía que había quedado a cenar en un restaurante francés dos días después con un desconocido del que ni siquiera conocía el nombre real, tan solo tenía una palabra clave. "Violeta." Al Menos no debería llegar al restaurante preguntando por DaddyML
Cuando entró al establecimiento una de las camareras la observó de arriba a abajo y esbozó una ligera sonrisa, sin duda no estaba vestida para ese lugar, lo sabía y la mirada de la chica se lo había recordado, pero no tenía nada más elegante que aquel sencillo vestido negro con flores blancas bordadas en el escote.
- ¿Tiene reserva, señorita?- Preguntó una voz masculina sacándola de sus cavilaciones.
- No, bueno si - se rascó el lateral de la mano izquierda con el índice de la derecha, algo que siempre hacía para calmarse, y luego levantó la vista para mirar a la cara a ese hombre - Violeta.
El hombre de mediana edad, posiblemente el metre del restaurante, sonrió asintiendo.
- Sígame, él ya la está esperando.
La acompañó hasta una discreta mesa en lo que recordaba a un palco de ópera, algo más arriba que el resto del salón, con cierta privacidad pero sin estar cerrado del todo.
Pero eso no fue lo que más la sorprendió, un hombre de unos 35, máximo 40 años esperaba allí, su expresión era fría, todo el daba una extraña sensación de frialdad, extremadamente Rubio, con el cabello largo, pero elegantemente recogido en una cola baja, extrañamente le recordaba a esos antiguos nobles de las películas de época sobre la realeza europea. Ojos grises, pero a pesar de que ella siempre había creído que los ojos claros eran transparentes y expresivos, aquellos eran justo como un bloque de hielo, parecía una pared helada que no le dejaba traspasar lo que se suponía eran las ventanas del alma.
- Marius Lorraine... encantado de conocerla, señorita ...- Habló con un marcado acento francés.
- Noelia, Noelia Richards- Ella le estrechó la mano en cuanto él la extendió para saludarla mientras la observaba como un depredador observaría a su presa antes de cazarla.
- Por favor, siéntese.
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