esta familia y mucho menos con Damián, sus padres confían en mi y no quiero que piensen que soy una de las tanta
-murmuro entre lagrimas -No te hecho nad... Nuevamente me azota contra la pared haciéndome callar, de la nada escuché un gruñido escapar de él dejándome congelada, su sonrisa era tan siniestra que me hizo preguntarle quien era él. Su pulgar acaricia mi mejilla, observa lo que hace para luego decir que era mi verdugo tal y como me lo juró antes. De pronto, el ladea una sonrisa y luego me dice que esta vez jugaremos un juego solo nosotros dos. Se aleja de mi y me lleva hasta afuera, comienzo a preocuparme cuando me dice que jugaremos el juego del lobo y la presa -Damián por favor... no... -no quiero ir a la oscuridad. -La oscuridad me da claustrofobia... -No me importa lo que digas o lo que te de miedo, jugaras, y es mejor para ti que corras. Caigo sentada al ver que su cuerpo comenzó a deformarse frente a mí, mis ojos no dan crédito a lo que estaba viendo, es... imposible. Aterrada por lo que estaba frente a mí, una enorme bestia con filosos colmillos me hizo correr con todas mis fuerzas hacia la casa, pero el lobo negro se interpuso en mi camino y me jaló del pantalón y comenzó a arrastrarme hacia el jardín que era su bosque -¡¡Auxilio!!... Gruñía y cuando siento una mordida en mi muñeca me hizo gritar y levantarme para correr lejos de él, el aire frio golpea mi rostro mientras corro, no miro atrás y solo busco la forma de salir de la propiedad lo más rápido posible. Cuando pude ver los muros, sentí por un breve momento un inmenso alivio, pero así como apareció se desvaneció al ver al lobo frente a mi camino, mis pies me fallan al deslizarme y caer frente a él, y sin esperar mas se abalanza sobre mi y muerde mi hombro con tanta fuerza que mis gritos no eran suficientes para demostrar el dolor que es