os fug
Ethan renqueando del dolor sobre el suelo del tercer piso. El tiempo que tardaría ese ascensor en llegar
tal manera que no estaban como para prestar atención a una muchacha joven con traje de enfermera llevando en una silla de ruedas a otra chica con cara de alegría. Yo sonreía en todo momento para no delatar ningún gesto incierto que pudiese de
gentes no se detenían. Doctores y personal de enfermería iban y venían en su propio mundo de carreras desenfrenadas y costumbres raudas en aquel que era el piso de emergencias del hospital. Mi cora
aquel lugar. Ana me miró, yo le hice una seña para conminar su calma. No sabía cómo, pero tenía la certeza que encontraríamos como salir de aquel embrollo. De pronto pudimos ver como uno de los guardias de seguridad sostuvo para su compañero el radio comunicador cerca de su oreja
de pensar en la terrible suerte de David y del señor Cavill, pero aquella situación de adrenalina extrema me hizo contener la respiración dejando incluso de pensar en todo aquello por un segundo extremo. Al final pudimos ver al guardia alej
igación de colaborar con aquella urgencia que puso en alerta al personal de emergencias del lugar. Si antes de aquello, Ana y yo habíamos pasado por alto de la atención de todos los presentes, después de aquello que acababa de llegar fue más f
la victoria, un llamado de atención nos hizo rectific
ñorita, ¿A dó
on un movimiento que parecía de una máquina. Yo ni siquiera
la al coche ―le dijo Ana sonriendo con un der
oven que vestía con el uniforme de los camilleros
quienes estamos autorizados para hacer eso
tar más cerca de Ana y escrutar su r
riendo avergonzada, aprovechando el nerviosismo para di
e bien yo me encarg
legaría a su final, pero por vez primera la suerte parecía estar de nuestro lado: Desde l
ñorita, ya regre
era confundida, pero apenas el chico dio la espalda, Ana se e
lo que podía ser una dificultad en otras circunstancias, pues, no teníamos como hacernos con el control de ese vehículo, pero por suerte Ethan tenía el tiempo suficiente con esa camioneta como para que
de meterme en una nueva crisis existencial por el tema de mis piernas, mi hermano y mi amado me necesitaban y yo debía hacer lo necesario para sacarlos de sus
e conectó Ethan el día que ol
rte yo había estado muy cerca de Ethan esa vez y me tocó escucharlo cuando, estando medio borracho, me e
r de mirar por el retrovisor temiendo que el chico de las camillas pudiese d
que produjo la chispa necesaria para echar a andar la combustión de aquel poderoso motor. La cam, entonces me señaló el cinturón y se acomodó como si e
hé decirme mientras terminaba de
audo y seguro. De a poco íbamos dejando atrás la preocupación de ser descubiertas por la gente de seguridad del hospital. Ahora solo nos quedaba el temor de que e
o entender nada, entonces yo solo pude encogerme de hombros y sonreír tímidamente al saber de manera directa el motivo por el cual mi amiga me miraba así. En la fachada, con c
―me preguntó A
nerviosa
de todos es