ntre
o ninguna muestra de sorpresa, definitivamente ella ya debía estar esperando algo
s. El aire había desaparecido de esa habitación, ya no había
o era quien ocupaba la cama del hospital, pero mi amiga parecía la muerte personificada. Sin duda alguna su corazón cargaba con una mole de pe
odo su cuerpo parecía estar sufriendo de espasmos terriblemente difíciles de soportar en esas circunstancias, por eso, a pesar de que todo el mundo se me estaba descalabrando
ese momento por no poder soportar el cúmulo de miseria que comenzaba a encontrar lugar frecuente en esa alma atormentada que yo ten
r sufrido lo que yo había sufrido y descubrir que aún se podía sufrir más, cuando pensaba que estaba a punto de encontrar la felicidad, solo puede ser un motivo para comenzar a ver la vida con una cara diferente. No
con mi hijo... lo de mis pie
e vacío que encontraba en mí. Ella me conocía lo suficientemente bien y sabía que yo era una mujer con
a en como Ana lo hacía hasta exagerar―.... Hubo dudas al principio por el sangrado que se ocasionó después del golpe, pero por suerte llegaste rápido al hospital y lograron contr
de esperanza para mí, ahora me debía preparar para las noticias malas, aunque nada del mundo hubiese podido prepar
ago grueso mirándome mientras tanto algún punto en el vacío detrás de mí. Sus ojos remojados por la humedad de las lágrimas se encontraban enrojecidos y rodeados por bolsas de cansancio que solo servían para
uficientemente preparado como para recibir una noticia así. Solo era cuestión de internalizar las implicaciones de aquella noticia, como para qué el mundo interior de cualquiera se comience a derrumbar sin tener la mínima oportunidad de hacer algo para frenar el caudal de miedos que se comenzaban a desatar al pensar en cómo iba a ser mi vida después de eso: la vida solo comenzaba a mostrar
s posibles teniendo en cuenta esa condición a la que ahora me debía enfr
stán Crist