ist
a lujoso y que Oliver me había llevado hasta el último piso, pero en mi
la habitación, todo lo demás estaba decorada de forma más oscura. Las paredes eran de un
musculoso y guapo. Llevaba el cabello engominado hacia atrás en un elegante traje verde musgo que dejaba ver sus an
contrar un trabajo como arquitecta. Emocionada por mi viaje a Nueva York con mi mejor amiga. Lo ú
sentir pequeña. Mi cabello castaño y alisado terminaba por debajo de mis hombros,
nía mucha ropa formal. Verme con Oliver, dentro de esta suite de hotel tan ostentosa, casi n
ía, sus labios suplicando una entrada que yo concedí con gusto. Luego, tiró de la cremallera
on nadie, pero me parecía que la ropa era adecuada para una noche de bar
l desnuda quedaba al descubierto y sus cálidos dedos rec
er cosa audaz o contundente que hubiera pod
uerpo se derretía contra el suyo
sintiendo que hablar demasiado alto rompería
la habitación. Fuera de los grandes ventanales que ocupaban una de las p
caleras, con la hebilla de su c
ba a lo largo y ancho. El remolino abstracto de verdes, morados y lilas parecía en parte tinta caída enOliver, indicándome que sub
pudo evitar tocarme. Deslizando así su
mí cuerpo reaccionaba a cualquier mínimo toque de su piel. Vacilé un momento en la escaler
bló por debajo y me tocó donde más lo deseaba. Ni
siquiera tuve la presencia de ánimo para avergonzarme por lo reactiva y e
sus labios en la parte baja de mi espalda, justo donde estaban mis
re mi culo cubierto de encaje,
n una voz baja, ronca y segura. Pasó sus manos por mis
lentamente, tomándose su tiempo y admirándome. Sus labios presionaron mi mejilla expuesta. Pod
me guiaron, haciéndome saber sin palabras lo que quería exactamente.
ran innecesarias, mientras colocaba una mano en
expuesta que estaba para él. Apoyé las manos, una de las cuales t
tó, mientras recorría mi
e, y era embriagador. Hace unos instantes había embelesa
y luego te llevaré a mi cama y te folla
. Él era hábil, mejor que cualquiera de los pocos universitarios con los que había estado. Se tomó su
o. Me hizo sentir sexy y poderosa incluso cuando estaba a su merced, a
balancearon por voluntad propi
a. Chispas blancas estallaron en mi visión mientras mi cuerpo se inundaba de placer. Entonces rodeó mis
e de lo excitada que estaba. En lugar de sentirme vulnerable o tímida, me sentí libre mientras s
me volví hacia
ije, ahuecan