legaste he aprendido a degustar ese amargo resabio de metal que se clava en mi paladar y recorre mi lengua hasta su parte más profunda. Eso sucede cuando siento la frustración de
sa de esa desazón; pero esas acciones no son novedosas, porque de cierta forma sabes el trasfondo o por lo menos, creías saberlo hasta que estas líneas llegaron a tus ojos. No me juzgue
brio que causa una inestabilidad fatal, volviendo añicos hasta el juicio más equilibrado. Tan sólo con imagin
able pero deseo que sientas mi desespero y los hagas parte de ti. Muero por besarte, no sólo por deseo, sino para que sientas ese amargo sabor a cobre; ese que me has punza
conozco al cien por ciento. Ya he estado bajo ese pensamiento y siento un cierto trance de perfil psicótico. Muy poco
mpo exige verdades. Yo soy quien en la oscuridad te persigue con cada pensamiento. El que implora cada noche por tu pasión. El
to como atraviesa mi esófago, invadiendo todo mi tórax. Es muy pesado, tanto como esa vieja ancla que no he logrado desencallar. Es improbable dejar de conceb
ento el roce de tu piel, que quema como brasa encendida por horas, a pesar de que eres extremadamente suave y blanca como la nieve. Encajas perfect
tmo de las mías, causando una detonación de fluidos. Es ese afán de unir nuestras entidades hasta convertirlas en una, en una fusión de los pecados má
ás. Sé que el amor no es suficiente. Sé que hay algo más allá. Sé dónde deseo llegar y tu alma es mi objetivo.
culpa es de la herencia y se lo debemos a nuestra ascendencia o generaciones más antiguas. Nos enseñaron a separar
tural no puede ir en contra de la naturaleza. Sean buenos o malos, eso sentimos, los vivimos y experimentamos según la circunstancia, porque somos seres instintivos como el
e te cruzaste en mi camino. Aunque no soy científico, es mi experimento y es el más grande hasta los momentos. Si existiera ausencia de algún