ntos de

desprecio por las cosas cotidianas y proyecciones futuras era inminente. La vida en general, se hacía irracional, embargando el deseo por el dinero y las comodidades. Al parecer, no existía remedio alguno para curar esa decep

mento. Recorriendo un camino de distracciones, encontró despertar un nuevo sentimiento, pero que lo llevaría a un terreno desc

poca de apareamiento, esponjando sus pechos y abriendo al máximo sus alas para captar la atención de la hembra y lograr aparearse. Al parecer, estaba fuera de juego, pero decidió aventurar sin medir consecuencias en beneficio de sus apetitos más básicos, dejando que aquel instante y la avaricia

con l

venir, en un universo paralelo del cual no querían salir, por haberlo moldeado justo a sus necesidades. Repetidamente, encajaron sus almas sin cesar, mientras las circunstancias estuvieran dadas, permitiendo incontables voces de jadeo en aquellos cuartos de hoteles que eran testigos de cómo se concebía el romance, pudiendo contar cómo los dientes intentaban arrancar desesperadamente los labios y el desgarro de la piel a merced de las uñas. Esa reprimenda de manos azotadas contra el pecho, por la sensación de sentirse que estaba muy dentro, llegand

aso

a y era muy fácil ser empáticos por ser pioneros de lo inadecuado y lo irreverente; son conocedores expertos del juego y fueron incompetentes en reconocer que esa travesura ajena se convirtió en algo verdadero. El perjuicio cumplía su fin y la confrontación era inminente. La presunción de una nueva vida en camino, unificada a no querer seguir siendo señalados, los trasladó por un pasaje escabroso, repleto de coacción a dejar atrás las ataduras. Pero la indecisión no consentía alcanzar la réplica anhelada, haciéndose presente prácticas innecesarias que despertaban instintitos oscuros y retrógrados por la sensación de acorralamiento. El mandato fue

alor para dar el siguiente paso, estuvo muy cerca, pero la sabiduría al fin logró rebelarse y funcionó como rectificador, subyugando el apego y disolviendo la neblina espesa, con sus rayos de luz

Si realmente me amas, este es el momento. No quiero seguir siendo señalada y mucho me

arte ir. Si tengo que elegir en este momento, sería nuevamente a esa persona a quien nunca debí hacerle daño. Sé que no soy

, si yo te lo he dado todo? ¿Qué garantí

y contigo nunca