a
ía, sabía que no había dormido en medio de la calle. Forcé mis ojos tanto como pude. Giré ligeramente la cabeza hacia un lado, mi visión estaba
stoy desnud
ombre con una postura arrogante. Para mi d
e?» Forcé a mi subconscien
con una expresión fría, no había rastro de emo
bía pasado en ese bar desp
o ante el silencio del hombre a mi lado. Solo po
ue se ampliaba por los anchos hombros. Su olor era delicioso y su rostr
gué aquí?
ar - respondió Lorenzo con una
atidos se aceleraron mientras él se acercaba.
a de escapar de allí. Intenté levantarme de la ca
bana y comenzaron a tirar, sujet
a recompensar? - Su vo
ostro. Ese olor con matices amanerados mezclados con loción para después de afeitar era provocativo. El deseo reflejado en esos ojos negr
con este desconocido. Todavía estaba muy enojad
o p
i labio inferior con el de
poniendo mi mano en el pecho del hombre guapo y a
os ojos y los abrí de nuevo. Respiré aliviada cuando él saltó de la cama y se dirigió a una cómoda al ot
gresó y extendió la mano para entre
é es
ntas de los g
era ne
la sustancia que los malditos punks
. Me preguntaba de dónde sacarí
o t
oblema mío, qu
a sábana alrededor de mi cuerpo y
- Gritó tan alto que m
están m
otro lado, se detuvo frente a una puerta. - No quiero verte más aquí cua
rta. Lo pasé rápidamente por mis brazos, abroché los botones y el l
rir las puertas y escapar de esa suite. Sin mirar at
ero corrí y llegué a tiempo. Sentí algo pesa
pa debajo de ese abrigo. Miré a la madre jugando con su hijo e inmediatamente pensé en mi hija. El tim
salida. Hice señas a un taxi y entré. Tan pronto como lle
ulo se detuvo frente a la modesta casa, vi a
uenta euros para pagar el viaje. Frunció el ceño,
ver mi dinero - di
para d
, luego
o. No tenía ni idea de cómo iba a pagar. Entregué el
- Caminé por el cam
más. Quería presentar la solicit
ún está d
a recogió
Cuá
hace casi
l bolsillo del abrigo parecía pesar más mientras corría. Pi
¡M
s castaños y le di muchos besitos e
riendo. Era como si
la noche? - Él preguntó, curi
n, me agaché y puse
bitación y pon alguna
Los ojitos de aceitun
¡S
sapareció por los pasillos
ese abrigo? - P
tro. Intenté pasar junto a él, pero él tiró del cuel
s? - Se dio cuenta de q
- respondí. - ¿Sabes qué? - Tomé coraje, - ¡Quiero el divo
voy a dar el divorcio. Eres mi e
soy tu
suelo. Agarró mi cabello, tirando de mí, obligándome a sentarme en el sofá. Me dio una
che? - Lucca me agarró
por soltarme. Lucca lanzó ot
! - Bella gritó y c
ja. - Pasó la noche con otro hombre en lugar de cuidarte a t
uía gritando, insultándome y diciendo cosas absurdas que no había
u pierna y mordía con fuerza. A grito
jó al sofá a mi lado. - Nunca más te
i regazo. No dejaría que ese monstruo la lastimara de nuevo. Saqué la pi
urón. No esperaba que re
, - su voz se su
e mi cami
iquiera sabía si estaba cargada.
n el aire burlándose de mí - Eres demasia
ver qué pasa? - Mi sangre hervía despué
estaba más concentrado en la pistola que
ivorcio, - él
ar la pistola. Agarré el metal, luchan
epente, el sonido del disparo puso fin a la disputa. Parpadeé varias veces