ri
turdida por haber sido capaz de usar eso. Dejé la pistola sobre l
el otro lado de la puerta. - ¡No sé qué
. Mi hija aún estaba escondida al lado del sofá, a veces s
que ir a
perra! - Él vocife
a nervi
te! - Gr
a de la policía, que pronto invadió la casa.
o dentro de nuestra casa. Cuando extendí la mano
, pero ella huyó
estaban distraídos atendiendo a Lucc
los puso frente a mi vientre -, todo lo que digas será usado
Atravesó la puerta
rodilló junto a Lucc
dedo acusad
empujó mi cabeza, obligándome a sentarme en el asiento trasero. Cuando el vehículo comenzó a moverse, miré la casita
hija de ese monstruo sin corazón. Miré las es
ba un mechón de su cabello rubio con el dedo índice y hacía chasquidos mientras mascaba chicle. Le
rincón donde había una
itó la mujer corpulenta ve
na comisaría. Si hubiera venido a denunciar a Lucca e
ugre, giré el grifo y metí la mano de
- La pregunta vino
rada se despegó de
até a
esa s
sito -, mi voz se pe
etenida robusta burló -. Tambié
el lavabo repugnante. Me det
e hizo esto? - Preguntó
hematomas de mi rostro. Cada hue
ituta -, respo
y se acercó a mí. Agarró mi
novia -, me sacudió aú
lió temblorosa debido a
acudirme, pero siguió retorciendo
o si
ada en la boca, lastimándome aún
en la cintura, sacó la p
desorden ahora
randona se alejó mie
entendido! - La policía se quedó qu
ome del frío. «No debería haber hecho eso», las lágrimas
.
yo dormía. Abrazando mis rodillas, vi los primeros rayos del sol atravesando las rejas de la v
ie Co
policía que g
Levanté mi
n con
ápido que pude para salir de esa celd
a ser l
arrastró por
abía una mujer con el escudo de l
doctora. Traj
dicó la silla con
se detuvo junto a la p
tribunal para ti -, la d
Por
a denuncia. Se te acusa
golpeando y quería
tura, su mirada clínica evalu
en la celda anoche -,
? - La deleg
hematomas cuando me tr
no lo denun
spués de recordar el fra
es un a
¡N
público para tu caso. Po
quí. Estaba triste porque no volvería a ver a Bella y porque no tenía idea de con quién se qu
regreso al área de prisión. Cuando crucé
de celda, me dirigí a un rincón donde me s
. Nos llevaron a un lugar con mesas en la sala de visitas. Miré a mi alrededor, t
cía puso la mano en m
ación humillante. Nunca pensé que serí
la, q
aces aqu
ca -, señaló mis
que hablar conti
re tu pequeña? - p
acerque
esté en tu antigua casa, c
a mujer. Todavía estaba esposada cuand
lindo rostro contra
brazos para alejarme de la mujer que, dur
uvo el dorso nasal mien
lda, aún me negaba a permitir qu
allí. Debería ser Lucca quien estuviera encerrado.
r el pasillo. - Disparé a mi marido e
lestar. A pesar de todo, seguí gri
mos inocentes! - Una d
eladas porque cometier
da se puso de pie frente a mí
o ustedes -, el odio haci
atada, puñetazo y golpe. No sabía de dónde venían, solo me encogí tratando de protegerme de los golpes violentos. Cada
por mi rostro, buscando aire. Entre dolores, miré a
ntate!
inistró medicación para aliviar el dolor. A pesar de las marcas amoratada
las esposas. Froté las marcas rojas en
onmigo,
donde me entregó el abrigo ne
tás l
Arqueé
mbia de ropa y lár
y me puse el sobretodo. Seguí a la policía que me llevó
a que martilleaba en mi mente: «¿Quién me ayudó?» ¡Ni siquier
taba dentro del lujoso auto estacionado frente a la comisaría. La