zo Ga
s residenciales y rascacielos de la ciudad. Marie aún me estab
reglarlo s
que esperaba. - Ya te debo, no puedo
en su rostro, - pero enviaré a alguien para terminar c
gazo. Alisaba las articulaciones de los dedos,
io, señor, - su v
tro cubierto de heridas y moretones, no tenía a nadie p
uieres estar
e con él, necesito
acia adelante y asentí con la cabeza al c
s llevar
la direcc
imos un ligero enfrentamiento silencioso. A veces, miraba a la mujer que no dejaba de acariciar el dorso de su
as» sin siquiera mirarme a los ojos. Tan pronto como cerró
señor? - Jean-Cl
mis hombres
.
a
da en mi espalda. Aceleré mis pasos y cruc
la sala que solía limpiar todos los días, aún había manchas de s
partí con mi ex basura durante años. Mientras recogía mis cosas, pen
me apoyaran y mucha menos familia. Después de una ducha ráp
el cabello. Cogí el collar que heredé de mi madre y uno de los ositos de peluche de mi hija y lo
Levanté la vista para leer el letrero colgado en la ventana de un bar donde sonaba m
agar una habitación con baño donde pudiera pasar los fines de
puerta. Aún no había clientes, solo empleados que ar
rente se interpuso en mi c
to de trabajo, - sonreí mi
ía usado maquillaje para ocultar las imperfecciones
xperiencia
platos y se
tengo un tra
cuánto tiempo hacía que no trabajaba, tuve que ser sincera
cina, donde una mujer de mediana e
, me lla
mbre es
puede manej
to! - dije co
ra lavar. Tenía que dejar ese fregadero reluciente, sacar la basura y limpiar el suelo. De
mi cuerpo me dolía. Limpié la cocina y todo el sa
o. Cuando apoyé mi cabeza en la almohada sucia, solo pude pensar en mi hija. Quería a mi pequeña,
ntras la mujer de mirada triste me miraba. No parec
ó de tranquilizarme, -
ar la cantidad de dinero que Lucca me pidió y ese era el primer día de muc
paño de cocina de donde sacó un pan. No sé cómo lo ocultó, pero
ca! Necesita
mé y de inmediat
de tener un aspecto tan sufrido, t
beza en la almohada mientras Rosa se acostaba en el colchón de
contemplar las estrellas de la misma manera qu
rte. Estaba decidida a ganar mucho dinero, porque solo de esa
.
re
tro compromiso bastante importante. No hubo un minuto de ese día en el que el rostro herido de Marie no estuviera
do. Según las policías, Marie había entrado en una pelea. Ella no tiene el coraje de mat
ráig
ada, que simplemente parpadeó y fue en ese momento c
¿a dónd
asaje de cortesía, - S
a mí, guapo! - dijo la baj
que reciban el m
rré la puerta con llave. Con el hombro apoyado en la pared, me quedé allí esperando. Los malditos cinco minutos fueron demasiado largos.
de una ve
ma forma en que hicieron con Marie. Los hombres vestidos de negro las golpearon. Sol
qué te están
de cabrón, - la grandon
uno de mis subordinados
sto, - les di la
el hábito de golpear a mujeres. Cerré
o esto? - La policía pus
s golpeando a Marie? - Fruncí el ceño. Esperé u
e que los hombres vestidos d
o complet