s chicas eran todas hermosas y calientes, solo se permitía el atuendo
e Horacio hacía el esfuerzo adicional para discutir el nuevo contrato de fusión, decidió hacerlo
elección de su nuevo socio. Justo cuando llegó al pie de la escalera, un salón muy cómodo con elegantes
lo y entró en una pista de baile al aire libre con tres escenarios, uno p
eadas de paredes de terciopelo. Alzó la vista en la dirección en la que se dirigían: la sección VIP. Mesas abiertas con una cómoda tumbona forrada de terciopelo rodeada de mármol. Quienquiera qu
sto a su futura pareja para que se ocupara de las chicas más tarde. Quería ponerse manos a la obra de inmediato. Sabía lo que Horacio quería, pero p
somo», pe
ho, pero en una empresa con acuerdos comerciale
tadio rápidamente y el resto sería historia. Su asistente personal Javier po
del acuerdo de fusión, justo cuando la camarera puso sus bebidas en la mesa. Sin apa
oz del DJ retumb
nosotros. Solo aparece una vez al mes y qué suerte para nosotros que este mes haya decidido honrarnos con una segunda ap
chicas ponían los ojos en blanco, claramente
o se mantuvo ajeno a cualquiera de las
tado esperando. ¡Déjame presentarte al a nuest
vistazo rápido al lugar. Lo que decía su futuro c
justo cuando comenzó la música y salió a escena
r cada paso lentamente, siguiendo cuidadosamente el
sin perder el ritmo. Las palabras comenzaron a sonar por los altavoces y ella balanceó las caderas de un lado a otro, girándolas en un círculo tentador. Levantando la pierna en el aire, completamente paralela al poste, deslu
la veía bailar entre sorbos de coñac. Esa mujer era bastante talentosa e intrigante. La fo
ogió cada billete y agradeció individualmente a los clientes que le habían pagad
ferente que irradiaba de ell
tomar su coñac, pero al notar que estaba
de. Le hizo un gesto a la camarera para que trajera una nueva copa de alcohol para su socio y algunos aperitivos. Sergio se sen
acía. Cada vez que la música sonaba y tocaba una nota, su cuerpo se movía perfectamen
urante unos 15 segundos mientras la música parecía fluir por su cuerpo. Ella a
da vez que abría los ojos, sostenía su mirada como si supiera del poder que tenía sobre él. Incluso cuando n
l amor con él sin siqu
ganta, se le apretaban los pantalones y se
tarda tanto
. Tampoco trató de darle una propina. No era porque fuera tacaño, er
.
nes que venir conmigo!
clientes extraños-. La voz de la jo
ax, Eva y Sasha, er
tés allí para ayudar a distraer al Sr. Lombardi para que pueda firmar el nuevo contrato. Y además, ¡realmente necesito el dinero extra! Mi compañero de cuarto se mudó, ya lo sabes. Necesito el dinero extra para el ap
ita estuvo de acu
olo esta vez
s. Te debo una -dijo
diez! -le aconsejó,
a la salida del camerino. Empujando sus tetas aún más hacia a
. Tengo que saludar a un amigo. Te veré all
risa, ¿de acuerdo
sus largas piernas, con una espalda baja que se recogía entre sus nalgas, mostrando perfectamente las cu
re con pantalones y camisa abotonada. El hombre le acercó una bebida y el
ltrarse a través del ruido del club par
reguntó el joven y ella
gañó. Entre tanto, Sergio sonrió de soslayo
r qué doble aparición de es
n poco más de tiempo, así que ¿por qué no? -se encogió de
ngo -resp
n el club. Fue interrumpido cuando una chica, con pechos agitados que se derramaban de la parte superior de su
nclinó la cabeza hacia atrás y soltó una sonora carcajada. Algo dentro de él se agitó
yudar a un amigo. Luego le dio un rápido beso en la
ac en su mano y se lo bebió de un gran trago. No estaba a mitad de camino y ya podía sentir su olor. Olí
aró frente a la mesa,
ta! -gri
con un tono de re
comercial, el Sr. Lombardi. Horacio, señor Lombardi, este es mi amiga, La infart
certe -Afrodita le
go de beber? -o
bebo mucho-, respondi
r. Vamos, nena, bebe un trago con nosotros-.
iente irritación de l
tratando de no ser grosera, per
tras su amiga Venus coquete
y sus filiales -su amiga le informó, guiñándole un ojo c
era llegó con sus bebidas, todos miraron cómo l
estaña que tenemos en el archivo
cambio-. Sergio le entregó un f
inclinó amablemente
rió: -Graci
dió con voz su
tragos y con una sonr
mortal al ver su hermosa sonrisa. Por un segundo, n