abía despedido con un beso y salió a la calle con una gorra azul naval y unas gafas oscuras para que nadie lo r
aves del auto al perder el conocimiento. Una mujer joven y delgada, vestida con un jean, una blusa negra de mangas largas ceñida a su cuerpo, tenis negros, y
el asiento del conductor, encendió el auto y condujo hasta un viejo teatro en remodelación. Estacionó en el parqueadero, bajó del auto y buscó un
la de ruedas, sacó un rollo de cinta adhesiva industrial color gris de la mochila y procedió a amarrar con el
raía puesto compuesto por un brasier de encaje, medias largas tra
haría una niña inexperta. Daba la impresión de que tenía sangre en la boca. Para ocultar su identidad, se puso un antifaz negro tejido. Finalm
le arrancó de un tirón la cinta de los labi
¡¿Qué hago aquí?
cabello apretando l
tó. Me dijo que le pagaste a un hombr
confundiendo, ¡yo no
er lo
yó entonces, pero yo sí al ver las fotos que ella te tomó mientras lo hacías. Aquel hombre no logró matarla, pe
peó su rostro con toda su
¡Te juro que esto te
llamarm
a y su madre solo fueron un error, el mayor d
o miró
or la madre
eber a la fuerza. Pedreira intentó evitarlo pero
o es po
uevo pedazo de cinta adhesiva. Manuel Pedreira intentó liberarse con todas sus fuerzas pero la droga
terioradas de aquel viejo teatro mientras una sonrisa maquiavélica se asomaba en sus labios al ver la agoní
ra quien había visto cómo la Mamba lo había golpeado y secuestrado. Él solo tuvo que rastre
uciones. Al ver que no había nadie en el primer piso, subió al segundo por una rampa y caminó lentamente
eira y, en un movimiento ligero, col
riba! - dijo Casti
ella voz firme y varonil, ca
paro! ¡Las manos detrás de
mangada, y unos jeans azul oscuro. Le apuntaba a su espalda con un arma. Mamba dejó caer la soga al suelo y colocó sus manos detrá
je! ¿Qué es? ¿
a so
mamba.
ó despacio sin d
stillo. - le informó
ar de la edad. Le fascinó su barba negra con aquellas tonalidades grises salteadas d
erle, Detective Castillo. - re
ita. Acuéstese bocabajo
os llevamos así, Detective Casti
suelo,
ajó las
no he hecho nada malo. Al con
en el suelo bocabajo, s
rá Detective Cast
tientes,
to y difícil! ¡Jus
mitió una
¡Ahora! - g
- Estabien, Detective Castil
manos detrás de su nuca. La blusa se le corrió haci
desnuda o
zo eco en el viejo teatro. C
recostara bocaba
o, lo prefier
tir aquella risita se
rlo por las mal
n su funda para arrodillarse sobre ella. Sacó las esposas de su bolsillo
estoy excitando, D
o! - orden
yectarle un sedante en el cuello con su mano derecha. Al sentir
e, maldita? - pr
ento, De
a tuvo que hacer fuerza para poder voltearse sobre él. Se detuv
cosa porque fueras
aun así, se acercó a su car
damente por el suelo del escenario hasta alcanzar una puerta secreta que conducía al pi
escenario para encontrar a su compañero, el Detective Frank Castillo, en el su
mados, pero cuando Mamba pasó frente a ellos disfrazada de mendig
roveniente del teléfono fijo de su habitación. Despertó algo furioso pues padecía de insomnio,
ches, Detect
incorporó
seguiste mi número?! -
usto, pero comprenderá que ésta es la única forma en que
a! - exclamó
un propósito: desenmascarar al Senador Manuel Pedreira. La gente cr
poder escapar. Eso es algo que nunc
nte, Detect
nde e
voz más sensual
í sobre mí. Debo confesarle que su voz por teléfono es muy sensual
hondo y le respon
lo que qui
¿Me estás imaginando de
aro q
o! - exclam
miró bajo
eso no funciona conmigo. Seguiré buscándote hasta enco
que colguemos, te mast
bes qui
s. Sé cuánto lo deseas, Frank. A pesar de tus intentos por
quisi
n el hotel El Mariachi. Los dueños son mexicanos y han decidido celebrarlo con una fiesta de d
notó enseguid
que te e
encuentre podrá poseerme. Yo seré su premio. Le d
unca. Tan pronto Castillo colgó el teléfono, el inso
mar Mamba lo inquietaba completamente con sus provocaciones. Ella lo hacía sentir hombr