NGE
y me quito la camisa que llevaba puesta, la lancé
los ojos bien abiertos, eran como dos fieras mi
cos me
l todo, ellos llevaban unos minutos sacudiéndosela, a la par casi, puedo decir casi que al mismo ritmo. Era un cuadro bastante cómico, sus miembros
tos, pero yo no estaba dispuesta a esperar ni un segundo más, necesitaba sacarme de la cabeza y del cuerpo a este chico, así que, sin pensarlo me lance sobre ellos, mientras agarraba el miembro de Sebastián con la mano izquierda e
on las muñecas, me acerqué a Sebastián y le dediqué unos lametazos, que hasta ese momento se había portado muy bien calladito y sin decir nada, así que, fui directamente hasta sus par de bolas y las lamí, chupé el escroto con mi len
ar entre ellos, sujetaba cada miembro con una mano, mis técnicas eran realmente pura anarquía, di un lametón aquí y otro allá, chupaba los huevos de uno mientr
ogré, aunque debo decir que intentarlo hizo que fuera un momento esplendido, muy excitante, sus miem
que tener a dos hombres, de la talla de mis vecinos, en mi apartamento
de mis dedos – Quiero que ambos me cojan a la vez – Supongo que nunca antes lo habían hecho,
siente es algo difícil de expresar, algo así, como un desgarré salvaje que recorre todo tu cuerpo y te conduce al éxtasis más absoluto. Puse a Will debajo de mí y dirigí su miembro vibrante y carnoso hacia mi interior, lo deslicé suavemente entre las cavidades de la raja, sentí un primer cosquilleo, abrí bien las piernas y pedí a Sebastián que la
puedo decir que todos los sentidos, andaban disparados y cada vez que intentaba abrir la boca un chispazo en mi columna me lo impedía, debo decir que en realidad no hizo falta, Sebastián tomó l
nos hubiera vaciado diez cubos de aguas encima, pero a pesar de ello, no estábamos dispuesto a frenar, todo lo contrario, el ritmo de nuestro
jo cuando se notó libre de esa carga, tras un par de sacudidas el esperma volcó sobre mi espalda, la sensación de calentura no fue muy bien recibida por mi castigado cuerpo, pero en fin aquello era lo de menos, esta
si alguien se hubiera dedicado a llenarlo de agujas, se deslizaba por todas las extremidades del orgasmo, perdí la noción de la realidad, dolor y placer, llegué al límite de lo soportable. Extas
chicas que no tenían
tirían m