rte pero nunca engañarl
s una lección a mis hermanos y también lo hice con Ethan para que se produjera nuestro primer beso. Pero esta vez fue diferente. Mis quejosos lamentos mientras me arrastraba la corrien
e incluso paraguas por la llovizna presente. Todos excepto ella. Clara vestía de blanco cual ángel, la lluvia
s culpable, me topé directamente con los ojos fríos y la sonrisa petrificante de una mujer que vestía de terciopelo, tení
ez buscaba a Connor, era imposible que
llamada, se anunció una verdadera desdicha, un grito
llanto, empapando a
sión desataríaese desastre. Un sabor agridulce besaba mis labios, el díade mi gloria y mi derrota, s
l ataúd vació, yacía el cuerp
rdos pasaban por mi mente como una película, y solo necesitaba su
istas estaban por todas partes. Esperando declaraciones como si fuese una
titulares: La desgrac