ara, ni les aceptara ningún obsequio, y que no caminara sola a altas horas de la noche, per
no estar sola me invadió tres calles arriba. El estrepitoso sonido de ramas romperse a m
nte de mí. Era alto y fornido. Su mirada hizo contacto con la mía, su respira
y me metieron dentro de la camioneta. Comencé a gritar, alcancé a golpear su rostr
a. Estaba mareada, de repente todo mi cuerpo pesaba más d
ser una oficina, completamente amueblada, con puerta
so convite. Dude si probar bocado, pero mi estómago
inando con cada paso, tragué grueso cuando me percaté de que en la mayoría de los cuadros se ex
spiral donde aunque resolviera los mil acertijo al final m
manecí en silencio. Lucía cansado, estresado con todo el trabajo, pero al mirarme su car
zó una sonrisa alrededor de una perilla. Su cuerpo era un templo y ese traje le quedaba perfecto. Era un hombre apuesto, pero
-Ya has desper
y ese alguien debía parecerse mucho a mí porque era imposible que
ogró alcanzarlo un único golpe, luego de eso, tomó mis manos como suy
ue yo dijera no parecía importarle. Desató mis manos para sostener mi mandíbula y depositar sobre mis
on una sonrisa de triunfopara