img Solo con un beso  /  Capítulo 9 Nueve | 60.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 9 Nueve

Palabras:1263    |    Actualizado en: 16/09/2024

una sensación extraña: ¿No era muy tarde para que una jovencita anduviera sola por la calle? ¿En bus? ¿Esperando en una esquina? Sint

edificio, la del personal. Se despedía del guardia de seg

a hizo que el guardia se volv

s permíteme acercarte a tu casa -. le d

E

neces

e -o

, solo sonrió. Qué diferente era de su prima. Lali siempre estaba contenta, irradiaba alegría, sonreía y pare

a acostumbrado a que las mujeres lo mirasen con la cabe

asta el coche

dijo mientras

entía amedrentada, tampoco decía nada. Solo recordaba algunas cosas que su amiga le había contado sobre él: que parecía de

-le preguntó de pronto, sin siquiera qu

la universidad, n

es su

ás grande; comencé

M

olso en la falda y la camisa azul. Con el cabello suelto y sin maquillaje, se veía m

pagadas; seguramente, Alex estaría dormido. Ya empezaba a sentir el peso de reg

acias por

na

la puerta y lo despidió con la mano. Él observó un poco el edificio y sus alrededores;

ujer así, con un poco más de dinero invertido, podía hacer girar cabezas. Por un segundo, se preguntó si po

cía demasiado. Por un momento, se olvidó de Elena y se concentró en las sonrisas casi burlonas que Anna le había mostrado. Hacía mucho ti

dió en su pecho y le subió por la garganta, com

ad" para con las mujeres que dormían con él; el ocupar ese piso por el tiempo que duraba el arreglo, estaba incluido. La dama que aceptaba las condiciones

mente decorado, con todos los artilugios posibles que su compañía fabricaba o programaba; con un servicio de seguridad

no dejaba de comportarse 'correctamente', dentro de lo que la misma situación significaba. Por lo que simplemente aparecerse sin una cita

a poco, sin hablar; aquello no requería palabras, y hacía que cumpliera con su segundo trabajo. Nunca había forzado ni obligado a nadie; eso no era lo que lo excit

todo el cuerpo. Como si le hubiese dado una paliza, el cuerpo se le volvía de gelatina. El vigor y las demandas que

a cuando las tenía. En ocasiones oía de sus bocas palabras cariñosas o declaraciones que Owen sencillamente ignoraba; todas estaban dispuestas por

ualquier rastro del pasado y liberaba a su monstruo. Pero su bestia y su rabia solo aparecían entre las sábanas. Si la dama no

lma, todavía quedaban vestigios de cordura y consideración;

. Le había perturbado el sueño y quiso estirarse un poco y abrir los ojos, pero Owen la apaciguó, volvió a encerrarla y, simple

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY