a conquistado un imperio. Y, en realidad, lo había logrado: ha
iosa. Había regresado y sabía que tenía que ponerse al día con todo lo que había pasado en su aus
, pero la información que lo acompañaba sí que lo había hecho. Su exesposo, que alguna vez fue un romántico empedernido, había avanzado c
e, decidió que no podía perder la oportunidad de volver a verlo, no por amor o por recuperar lo que al
de cachorro que le daba después de una noche juntos. ¡Era tan fácil! Aunque sabía que el amor de Owen por ella era sincero, eso no le servía de nada. Tampoco el apoyo incondicional que él le ofreció después del
dinero; necesitaba sentir la adrenalina, el poder, la indulgencia a todos sus caprichos. Nada de eso lo obtenía de Owen. Por eso h
a a su altura, que
a, la estaban hartando. No veía la hora de que la niña naciera para quitársela de encima. Y se aburría terriblemente. Entonces una noche, a Owen se le ocurri
e ella le hablaba con la voz cargada de deseo diciéndole toda clase de indecencias, mientras Thomas soltaba gemidos y sonidos húmedos. Pero no se f
, disminuyó la razón y entonces solo esperaban a que Owen saliera de la casa para que él se colara discretamente. E
abían concebido a Eva y
na descubrió su gusto por las cosas algo violentas. Ya lo que Owen le ofrecía era insulso, carecía de cualquier tipo de deseo. Entonces sintió
calculó mal. La echó como a un perro, pero ella se llevó
a era buena, rodeada de lujos y con un esposo m
tenía, por el incontrolable temperamento y por su afición al juego y el abuso de sustancias. Todo un combo. Y f
rido, se dio cuenta de que tenía más dinero del que había imaginado; solo debía dejar que alguien más se encargara de los negocios mientra
rse todos los gustos que quisiera. En su mente solo tenía un "gusto" que quería volver a probar: Owen Walker. Esa imagen de hombre poderoso,
estabilizarlo otra vez. Sabía bien que la niña era su debilidad, que haría lo que fuera por ella y que pelearía con uñas y dientes por alejarla de su hija. Eso esperaba, despertarle las
r uno de renombre, el mejor. Ir contra un hombre que se había convertido en algu
ejor. Quiero a los mejores, quiero a los expertos, a los que hagan que Walker sude. Quiero que hagan de se ponga nervioso, que se desestabi
on el porte delicado y bellísima, traía consigo una chequera firmada en blanco. ¿Cómo no cumplir los pedidos de semejante Sra.? Así que, complacido,
ciada y elegante escondía su malicia, codicia y la falsedad de un alma