ible: se llamaba Alex, tenía 28
asumiendo múltiples trabajos para poder salir adelante. Su vida no fue fácil, pero su forta
ero a pesar de su buen corazón, Anna había cometido el error
ños atrás, un día, con su violín, entró a la cafetería donde Anna trabajaba. En esa época tenía un trabajo estable y solo tocaba cua
o. Ella se enamoró de su sonrisa soñadora y del empuje de sus palabras. Hasta que decidió renunciar a su trabajo y
evaba cuatro años 'sin buscarlo'. Pero una filosofía de vida que consiste en s
en un proceso de búsqueda personal. Las uto
necesario para explorar mi yo interno, para encontrar mis verdades
aunque la intimidad ya estaba muerta, aunque las noches de conversaciones y risas habían pasado, Ann
que se sentía frío. Recordaba los primeros tiempos, cuando recién se había mudado sola. Con mucho esfuerzo
cayendo a pedazos. Siempre había una cuenta que paga
. Sacudía la cabeza cuando la tristeza estaba por vencerla y se ponía de pie, encendía el pequeño equipo de música y escuchaba sus canciones
e pegaran en la cara. No quería oír los consejos de su amiga porque le decían la verdad, y no
puestos a ayudar, cuando en realidad ese hombre la estaba utilizando. No trabajaba, no est
ella lo sabía, ni lo hubiese soñado. En ocasiones, a las personas que no
a ante la pequeña mesita de la cocina y sobre ella todas las cuentas que debía
tería, no podía pagar todo eso. La mayor parte de su salario se iba solo e
ese era su pequeño sueño y luchaba a diario para conseguirlo,
al, Lali -. la voz triste de Ann
achó, estaba a punto de largarse a llorar.
sola no puedes. Mira cómo estás. No quiero insistir siempre con lo mismo, amiga, pero debes dejarlo. No puedes seguir manten
sa melancólica en s
guir un empleo a tiempo completo -las
esesperaba. Cuántas veces le había ofrecido ayuda económica, pero Anna siempre se negaba. Tenía esa idea incrustada en la cabeza de que ella sola podía. Y luego, cuando abría l
onseguirá nada, y además te está arrastrando con él -Lali estaba indignada
mal hombre, solo era frágil y sensible; tenía al
eres! No sabes cuánt
cuento las peores cosas, per
ista que llegó a la ciudad una primavera cargada de esperanzas y sueños. Y ahora se veía cad
e te dé trabajo en su empresa, estoy segura de que algo conseguirá
de vida dos veces y nunca me llamaron. No lo molestes, per
pueden. Los salarios se habían estancado y el costo de la vida había subido; apenas le alcanzaba para
e Anna sentía el cuerpo exhausto y el
luego Anna se enojaba pues ¡mala suerte! Lo que Lali ni sospechaba era que, no solo ayud