razón le llamaba la atención, tanto que no podía dejar de mirarlo, a
ma malvada, que solo lo estaba molestando como hacían muchos, pero no vió que se riera en n
la idea de que comería algo hacía que qu
as parecían no descansar. Aaron los observó distraído hasta
cionaba a un lado, Aaron pudo ver que estaban fr
r, Leandro no se desesperó ni se molestó por eso pues había not
coche y bajarse para rodea
enó y el menor no
nzando a caminar y Aaron lo sig
mbargo, en el momento en que cruzó la puerta de el restaurant
s presentes le dirigieron, que no pintaba nada en ese luga
el era todo lo contrario. Su rostro, bastante mal por los golpes que Patrik le había d
hasta allí y bajó la mirada, tratando de ignorar las del res
s pensamientos cuando escuchó l
- dijo el mayor diri
osas, personas que realmente podrían hacerle daño y tenía que saber identificarlas. Pero al mirar el rostro del tipo supo que no de parecía en nada a ellos, lo sabía porque conocía uno. Uno de esos que tomaban personas, sobre todo a los putos que ya no servían para hacer su trabajo. Se los llevaban y los ponían encima de una camilla
o el pelinegro chasqueaba los dedos de
el entrecejo fruncido.- te
ra curiosa lo abrió y observó el contenido de este. Se fijó en los dibujos de toda esa comida que se veía deliciosa,
uenta que se había entretenido por demasiado tiempo hasta que escuchó al mayor suspirar, haciéndolo estremecerse. Se apres
on el dedo. Leandro observó
no muy seguro.- Muy bien, ¿Acomp
ómo una chica vino con una libreta en su mano. Aaron pudo notar la mirada de reojo
rdenar?- preguntó amablemente y mos
pequeño gesto por cordialidad.- me gustaría pe
omar?- la chica anotó en su libr
ero el agua era lo que más se le antojaba pues tenía mucha sed, pero en lugar de responder volvió a
el mayor volvió a dirigir
¿Se le ofr
negro, s
le traemos su pedido.- la
as gra
a antes de que la chica se marcharse, ignoran
iento cuando volvió a sentir la pe
cho las hamburg
antó levemen
gió de
é, nunca he
os del hombre iban a s
- preguntó tan sorprendido que Aaron
e
solo se dedicó a hacer una pequeña mueca. Tras unos segundos pensó que no volvería a hablarle pero no podía estar más equi
n.- re
a letra de su nombre. No le dió mucho tiempo pues volvió a s
ajó lo más que pudo la cabeza, provocando que algunos me
ladrón.- sus
un poco la cabeza y
rece que si lo eres. Así se le llama a
. Un ladró
dos carteras que no te perten
lo que decía ese chico era verdad, pero por alguna razón el que lo llam
El
roba
pero silencio fue lo único que Aaro
e hombre dejara de verlo de esa forma, aún a
.- confesó par
pelinegro pensar un momento.- ¿Y tus padres?- pero la pregunta
en el mayor y arrugó la nar
a sabido con claridad, el tiempo no era algo que tuviera much
a normal que una persona no supiera su edad, así
l de sus amos, los cuales recorrían las calles controlando que los chicos hicieran su trabajo. Aaron había sentido mucha curiosidad y no había podido evitar preguntarle que por qué a los dieciocho. Recor
uedado al castaño g
eciocho puedes ha
chulos que controlaban a los prostitutos, lo había matado de una golpiza y solo se
el que cumpliera dieciocho. Miraba las estrellas todas las noches y se preguntaba si habría algún
ello con suavidad, estaba de buen humor así que Aaron pensó que era el mejor momento para hacerlo. La respuesta del hombre fue una pequeña risita y luego le preguntó que por qué quería saberlo, Aaron no supo que
fue
- el mayor alzó una
quirió para ver como
la mesa con cuidado. Los ojos de Aaron bajaron instintivamente hacia los alimentos y sus ojos se ilumi
frente a el, quien aún lo miraba. Al pasar unos segundos y ver que el menor no tenía in
omida y comenzó a devorarla en cuestión de segundos. Leandro se sorprendió al prin
te vas a atragant
a dejar de mirar al menor que devoraba lo
al sentir su sabor, cuando pudo sentir el queso en su
recer era la bebida que había pedido. Se apresuró a tomarlo y se lo llevó a los labios pero al parecer debería haberlo tomado más despacio pues
pido algo con efervescencia.- le inform
oco más volvió a at
nsado del silencio.- ¿Que tal tu primer
llena y aunque Leandro tuvo ganas de
agar lo que ya tenía, pudo ver c
char que estaba entreten
un ladrón y que no te gusta robar, qu
se sorprendió a si mismo al no saber de dónde
maneras despertantes y jamás se
tado si no te ayudaba a escapar. Y estaban en todo su derecho de estar enojados porque les has robado, yo también me enojé.- pudo percibir que esas palabras lo pusieron aún más nervioso.- pero como ya te dije, yo n
e aunque no parecía que eso fuera lo que
- esas palabras lo dejado petrificado, t
un sentido a lo que acababa de pedirle. Pero parecía
gares donde pueden darte comida, puedes decirle eso a tus papás, pero no tienes que seguir robando. Eso es
a ansiedad pensar en que si ese chico seguía haciendo eso, terminaría muy mal. No era asunto suyo
aunque pasaron unos segundos antes de que ll
si
ió satisfecho y s
terminado su comida, tenía las mejillas
a cartera, y de ahí saca una de sus tarje
dice.- espérame aquí sentado, en cuanto
asta el mostrador con su tarjeta y una vez pagó la comida volvió hacia su mesa listo p
abía