amores
que esta corta historia llena de roma
n establecidos, por lo que le
s a
una lectura
levantándose a toda pris
do en el fondo de sí que la pequeña le estaba gastando una de sus bromas. Pero entre más
dre que paseaba por el sendero del parque con su bebé en un cochecito, desesperada y c
sintió pena por ella-. ¿Cómo se llama
decería mucho -respondi
ecciones opuestas para que la búsqueda fuese más efectiva y furtiva. Pero nin
queña de seis años. ¿Qué le diría a su hermano y a su cuñada? Su cabeza quedó en blanco, no podía siquiera moverse del parque, dan
vista en cuestión de segundos? Estaba segura de que Vicky estaba en los colump
los alrededores del parque, gritando su nombre hasta que su garganta ardió. Cruzó la calle, pre
ictoria al otro lado de la calle, preguntándose sin parar como había llegado allí
erte como pudo que pensó que su garganta
ver a su sobrina con la intención de cruzar la calle para llegar hasta ella, pero como si se tratar
l miedo que la abrazó por un instante. Estaba a nada de desmayarse, pero las ansias de llegar con la pequeña y asegu
n rasguño en su cuerpo-. ¿Cómo llegaste hasta aquí? Te dije que no cruzaras la calle, que no salieras
tía la estaba regañando por primera vez. Ella no entendía el peligro que corría, solo deseaba explorar los alrededores y sac
rme y masculina, atrayendo su mirada-. El cuidado de la niña es suyo. Ella es pequeña, así que no
toda la razón, ella era la que debía estar al pendiente de Victoria, pero fue s
nstante, hay muchos peligros para los niños en estos tiempos -se agachó frente a la peq
midez y se abrazó a Nan
seguir su camino, pensando que era una madre muy j
espalda del hombre alejarse y suspiró, ac
le dijo en un susurro-. Me asusté
elado -murmuró la pequeña
sin un adulto es peligroso. Aun eres muy pequeña para hacerlo tú
estar cuidándola. Aquel militar tenía toda la razón, en estos tiempos había muchísimos peligros para los niños. Aunque no le