o 8 -Ma
ek
ntes, por lo que me sentía más confiada con su presencia. No entendía qué era lo que sucedía entre nosotros, pero él me atraía más de lo que alguna vez pensé, sin importar la diferencia de edad entre los dos. Adoraba su olor, su intensidad, la forma en la que sus manos recorrían mi cuerpo con luj*uria, y nuestros encuentros cada vez eran más satisfactorios. Me aterraba por instante el cambio que sufría en su presencia, lo descarada que era con
.. Quisiera arra
idarme un poco de su abuso, pasé por el mismo café en donde días atrás me topé con Alaric, y acelerando mi paso. Rogué por qué no volviese a suceder. No es que lo odiara o algo parecido porque no era así. De hecho, el chico era apuesto, exitoso, era solo que jamás lo podría ver como el esposo que mi padre pretendía, si
ekt
isma calle, y bajándose de su auto con una enorme sonris
misma hora de la vez a
asar por ese lugar, y bajando su cabeza. Una vez no
lí a reaccionar como lo hizo, era demasiado. ¿Qué hubiese sucedido si Dorian no hubiese llegado para salvarme? ¿Me hubiese arrastrado al auto, o simplemente al recuperar la razón me hubiese dejado en paz? -He hablado con tu padre, de hecho, anoche, estuve hasta tarde con él, y sigue preocupado -Bajé mi rostro levemente al escuchar su nombre, estaba molesta con él, sabía que era un
mprar mis cosas, así que era imposible que me encontrara pasando necesidad. Remojando mis labios al escucharlo, guardé un poco de silencio. L
o me aceptará... No pue
i respuesta, y reposando su otra mano sobre m
, y ahora está verdaderamente preocupado. ¿O acaso se t
o te llevaré para que lo visites, y yo mismo, te traeré hasta aquí. Según me contó, muchas de las cosas que trajiste de tu madre quedaron en su casa. Bajé mi cabeza, al no parecerme tan descabellada esa idea, solo iría para qué se cercior
nectó con la de él, y negan
... No con
sinceridad, e insistiendo en
una primera v
Alaric, quien parecía una pu*ta piedra en mi camino con la cual chocaba cada vez que caminaba. Asentí tomando su mano una vez