mento para respirar profundamente, tratando d
acó el teléfono del bolsillo de su chaqueta y rápidamente envió un
hubiera marchado aún. El pasillo estaba casi vacío, salvo por algunos estudiante
su alivio, lo vio subirse a su moto, ajustándose el casco con un aire despreo
hacia él-. ¿Quieres ir a un café conmigo
esdén, jugueteando con el piercing en su labio. Sus ojos brillaban
es - respondió James con un tono cortante-. Además, no p
recorrió su columna mientras procesaba las palabras del
rmeza, aunque su voz contenía un matiz de ternura-. Per
antes de que pudier
sigo en mi moto -dijo James, cedien
su ambiente tranquilo y discreto. Ambos montaron en sus respectivos vehículos y se dirigieron hacia el
su moto. El joven se bajó con un movimiento ágil, quitándose el casco y sacudiendo el cabello. Sean obser
aron una mesa en una esquina, alejada del bullicio. Sean se sentó primero, dejando su mal
ómo iniciar la conversación-. Realmente me importa sabe
mostrando una mezcla de
ofesor? -preguntó, su tono meno
giendo cuidadosam
e, tienes una chispa que pocos tienen. Y, sinceramen
to, luego volvió a mirar a Sean,
rofesor. Mi vida
pas que no estás solo. Estoy aquí
ambos habían evitado hasta ahora. Sean sintió que, por primera vez, estaba rompiendo las barreras que James había constru
alidades emergían. Sean y James compartieron más que palabras; compartieron una conexión que,
orción de tarta de chocolate. James, sin embargo, decidió cambiar la bebida y pidió un batido de chocolate, pe
io. Sean observó a James con interés, notando cómo el joven jugueteaba distraídamente con el piercing en su labio. Había al
o el silencio con una pregunta directa-. Sé sobre su vida persona
sidad y precaución. Mordió sus labios, una
no será luego usado en mi contra? -p
ean. Era cierto que a menudo se comportaba de manera inmadura y que s
e salga de aquí -respondió James con un tono que, aun
ndo la posibilidad de abrirse a este joven que, a pesar d
do un punto indeterminado en la distancia mientras recordaba su juventu
cejas, sorprendido
, ¿quién lo pensaría? -di
emente, continu
s estaban desesperados, no sabían qué hacer conmigo. Pero un día, un profesor, alguien como yo ahor
te, sin interrumpir, ab
da, un escape. Empecé a leer, a interesarme por historias que nunca había imaginado. Shakespeare, por eje
ue lo salvó? -preguntó James, con
e vio algo más allá del joven problemático. Cambié mi vida, fui a la universidad,
rada que sugería que estaba viendo a su profesor bajo una nueva lu
. Colocó el café helado y la tarta de chocolate frente a Sean, y el batido y l
mes finalmente, mientras tomaba un sorbo de su batido-
tomando su café-. Y creo que las tuyas también son bastante
jos en Sean, llenos de curiosidad y desafío-. Al igu
o le pasó desapercibido, y sabía que no podía evadir la conversación tan fácilmente. Su