o que ella no tenía dinero para poder comprarse uno nuevamente y el que tenía, tuvo
n nadie y en su cabeza se volvió a proyectar lo vivido anteriormente. Es que no podía evitar Que se le erice la piel con solo recordar cómo la miraba, como sus ojos negros penetraban su cuerpo,
pedirte un favor
os? Qué pasa. – Abril puso los ojos en blanco al escuchar la ma
o hecho un desastre. – de repente ella rompe en car
¿Te hiciste la se
llevaba a visitar lugares como ese, dónde frecuenta personas d
salón y yo acá, con los pechos todos llenos de vino. – pe
ngua. – tanto Cathy como Erika ro
ro favor, pode si no traerme un ve
cucha una risita malévola y ya antic
rva de sus glúteos, un escote en V que se ataba por el cuello, pero que a diferencia del anterior dejaba bien a la vista el contorno de sus pechos grandes y, llevaba un corte en uno de s
ue se de por enterada que ese no es el vestido que va a ponerse,
nte era un sitio muy caro y a decir verdad, Abril no se veía como una mujer de la al
por lo que terminaba por dirigirse solo hacia la cocina a reclamarles. Ese día, había ocurrido algo con la copa de vino, resulta ser que la misma estaba sucia y la llevaba nuevamente a la
do los o sus dientes mordiendo esos duros pezones que resaltaban sobre la delgada tela. Sus manos intentaban secar el líquido de
fulminante para su cabeza y por un instante sus manos le temblaron y l
pero solo quiso verla repetir la acción y com
ue pasó con una bolsa fue en su ayuda y de ser así, moría de curiosidad por saber qué le iría
a en el espejo. – si me muevo mucho se me verán los pezones. – dice a
"perra" que llevas dentro. – dice intentando convencerla, en vano. – bueno abril tenés ese
os, lo cual le incomodaba demasiado. Pero aquella mirada, que le intimidada más que cualquier otra e incluso más la de su novio, es la de aquel joven ¿por
endo. Cuando sus miradas se encontraron, ella puso sus ojos en blanco y él no hizo ninguna mueca, simplemente la miraba tan fijamente que todo su cuerpo ardía en llamas. Es que él no podía deja
regunta percatándose d
un tono alto para que justamente Santino pudiera oírla, pe
cirme de quié
ún desubicado le decía o hacía algo desubicad
bre le llamaba la atención y no podía admitir que no le pasaba n
ueda mejor. – le dice a modo de susu
rancarlo con los dientes. – l
, no seré responsable de lo que pued
de ese tipo de hombre que le faltara el respeto delante de todos, pero sí le gustaba alagarla, ala
las ganas de hacerte mía esta noche. – le susurra al
– y se va para
ocos pasos que separaba su mesa de la de Santi
s una fot
nocer la manera en dirigirse hacía él, que no le diría n
e una mujer empoderada, no. La quería a sus pies, con una correa de cuero, c
de arriba a bajo es que relamió el sobrante de vino en su labio super
n hombre cuyo comportamiento frío y distante lo utilizaba para
irada la sentía como si estuviera fallán
pregunta lo más tranquilo y ella
l eleva una ceja y sonríe de lado.
boquiabierta ¿cómo podía decirle esas cosas? Ese hombre no tenía vergüenza. – y respecto a la foto. – di
sexual y si bien cualquiera en su lugar lo denunciaría por acoso, una parte de ella se sentí
ien que la eduque, porque parece un animalito salvaje. –
ota ,.. – pero no pudo continuar
a cosa que hizo que la estabilidad de sus piernas casi le fallen. – por cierto, ese escote le sienta mucho mejor. – pe