a debería estar sumida en un profundo sueño. Su habitación se encontraba justo al lado de la de ella, por lo que no pudo evitar
a su habitación y se dirigió al baño, urgido por la necesidad de sumergirse en la bañera y relajarse en el agua t
divagó hacia Copito, su perro. Le pareció extraño que no hub
a el lugar donde había dejado a Copito. Sin embargo, el sitio estaba vacío, y el libro que había estado leyendo antes de quedarse
ño agujero que había bajo la puerta de la habitación de Evan. A medida que se acercaba, su mirada se posó en algunos pedazo
a, mientras entraba sin pensarlo dos
el suelo, no logró que saliera de su escondite. Su único libro favorito había quedado hecho trizas, y no había nada que pudie
o, devuélvelo -su
si Evan se encontraba allí; s
puerta del baño, cubierto con una toalla que llevaba envuelta a su cadera. Sacudió su cabello
tando de asimilar qué demonios estaba haciendo all
endo que Hayley se sobresaltara, go
quedaba, logró arrastrarse fuera de su escondite. Se leva
cuenta de que él estaba con solo una toalla alrededor de sus cad
sintiéndose profundamente avergonzada. Sus mej
ebía haber dado por perdido su libro y nunca
en mi habitación? -exigió Eva
explicarte si estás así... desnudo delante de mí
dándole la espalda. Evan se vistió rápidamente,
voltear -
aferrando el libro destrozado contra su pecho, sintié
ermiso. Copito se robó esto -explicó, su mirada de
culpa, rascó su cuell
or destrozar las hojas; creo que lo he mal acostumbrado -confesó, mientras dirigía una mirada d
is manos -replicó Hayley, intentando restarle importancia al asunto-. Además, era una versión que
ó, compre
que le quedaba había sido arruinado, y ahora tendría que esperar a ahorrar algo de dinero para poder repon
e lo que hizo ese travieso. -replicó Evan, mientras la joven neg
cola de manera juguetona, como si no
spondió Hayley, sonriendo y olvidando moment
eer completamente y, además, era la última ed
nquirió de repente,
, aunque en ese preciso instante,
da, Hayley aceptó la invitación, y ambos se dirigieron a la cocina. Justo antes de atravesar el umbr
a comer? -pregun
en -respondió ella, sin mu
epcionante realidad de que estaba vacío. Una profunda exhalación es
mpras... -sugirió, sintiéndose un poco apenado. Ante el breve silen
niendo la vista fija en él-. Y no aceptaré
o; sabía que ella se negaría
ados, la próxima vez será tu turno
o aceptar. Después de pensarlo un momento, finalmente asintió con la cabeza, y una amplia s