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Historia

Capítulo 3 03

Palabras:1037    |    Actualizado en: 22/04/2025

s. Los jardines, decorados con flores y cintas de seda, contrastaban con

red. Sus ojos azules, brillaban con lágrimas contenidas mientras sus dedos temblorosos acariciaban el delicado encaj

Su cabello castaño estaba recogido en un elegante moño con algunos mechones suelto sobre su frente, enmarcando s

je. Se sentía cansada, y las ojeras bajo sus ojos evidenciaban las noches en vela, sintién

ida en su libro preferido. Las palabras escritas en aquel papel arrugado se repetía

as que no podía sacrificar mi vida por los errores de nuestro padre. Sé que es cobarde de mi parte huir así, s

ueron interrumpidos al repara

a mirarla, como si su belleza no impor

tras se atrevía a cuestionar a su padre, intentando aferrarse a la últ

entregarme a esa familia

lengua, visiblem

nas manos. Además, podrías enamorarte de tu esposo y aprovechar su fortuna

ia, y mucho menos seré una aprovechada -respo

narás esta boda. Mantendrás esta far

as lágrimas se acumularon en sus ojos, pero Hayley se obligó a

ándose el nudo de su corbata con una precisión casi mecánica. La idea de casarse no le provoc

esar de estar postrado en cama y muriendo, su

rar el futuro de la fa

ción. Aunque ya su abuelo no estaba, se había asegurad

umpió en sus pensamientos, reson

da fija en él, como si esperaba un d

a, un gesto que reflejaba

y ese señor -emitió, y finalmente terminó de anudarse la corbata-.

sombrío guardarropa-. Pero sigo creyendo que te sentaría mejor otros col

en torno a su vestimenta. Su madre siempre aprovechaba cual

madre y le besó la frente, un gesto que la hizo resoplar

la habitación y se encaminaron al jardín. Allí saludó a todos

lo se encontraban los más cercanos a su familia, amigos y conocidos de su padre que, en su mayoría, intercambiaban miradas de satisfacción y murmullos de aprobaci

e Hayley tomada del brazo de su padre, avanzando con gracia por la alfombra llena de pétalos. Evan sintió como el aire

to que causaba en quienes la contemplaban. Sus ojos se encontraron por un breve instante, y

deseaba. Sin embargo, ninguno de los dos podía hacer nada p

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