ción. Santiago estaba en la puerta, con los hombros tensos y la mandíbula apretada. Y justo
ngañosamente inocente
de la pared. "Me voy de vacaciones", dije, con una voz deliberadamente
eva versión desapegada de mí era una variable desconocida. Todavía creía que mi vida giraba e
o una sombra. La guió hasta el pequeño sofá, empujándome efectivamente a la perifer
cada. "Santiago estaba tan preocupado por usted que insistió e
Pero sus ojos estaban llenos de una ternura que nunca me mostró. Estaba com
la chica dulce y vulnerable a la que estaba destinado a
ía sentirse como un golpe físico. Ahora, simplemente se sentía... distante. Un
van tú y Santiago a lavar algo de fruta para nosotros?", dijo, trat
su abuela arraigado en nosotros. Salimos de la
ista, su comportamiento cambió. Me agarró de
rara vez había iniciado contacto físico a
el mío. Sus ojos eran de acero frío. "No te atreva
Ella era la que me había atormentado sistemáticamente, incriminándome por
rado, suplicado que viera la verdad. Habría señalado que
no era la
xpresión tranquila.
miró fijamente, buscando en mi rostro la ir
l fregadero. Abrí el grifo y comencé a lavar la
ña cocina, roto solo por el sonido del agua corriendo. Estaba empezando a d
spués de mi accidente. Simplemente no había estado p