empo, sus palabras furiosas resonando
", dije, en voz baja. "Asumí.
como gasolina
pulado como un peón en tu juego enfermo? ¿Tan poco piensas de mí, Valeria?
do con una rabia que era aterradora en su intensidad. "E
enthouse, cerrando la puerta tan fuert
aparecido y comprendí. No solo estaba enojado porque lo había arreglado con Sofía. Estaba enojado po
con una etiqueta de precio. Lo había comprado. ¿Cómo podría él
profunda, que no había esperanz
e borrar l
dentro de tres días. Tres día
la ropa cara, los zapatos hechos a medida, los libros de pr
e él, lo puse en una gran pila en el centro de la sala. Fotografías de nosotros en galas, él con aspecto rígido y
s de ellas. Cartas que le había escrito a lo largo de los años, llenas de todas las palabras q
a. Encendí un fósforo y lo dejé caer. Una
nes de amor, mis esperanzas de un futuro qu
ganármelo a la antigua. Lo había perseguido en el campus, una chica tonta y encaprichada. Le había escri
eso de las facturas médicas, que se me ocurrió la idea desesperada y tonta de comprar su a
puede comprar el amor. Solo
ojé la última carta a las brasas
a puerta prin
fijos en la chimenea. Vio la última esquina de un sobre familiar de
ndo?", preguntó,
e del fuego. Me sentía extrañamente tranquila, vac
de mis pertenencias, los espacios vacíos en los estantes. Una expresión de horror
¿eh?", dijo, su voz goteando sarcasmo. "
no dolían. Est
oz plana. "Todo t
us ojos. No entendía. No podía. Se dio la vuel
e no fue más que cenizas frías.
pensé. *Esta vez, d