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prometido, Alex, besando a mi media hermana, Karla.
a de acero de un edificio, y mi sangre manchó el piso del estudio que di
o, se volvió en mi contra. Alex, mi Alex, me internó. Firmó los papele
ba borrando a mí, castigándome por un crime
nota que me dejé. Es un plan. Vende el despacho. Vende la casa. Desaparece en la
ítu
vista d
nto de bor
o de esta decisión. Una sesión más, había dicho el doctor. Una más, y los últimos dieza que he llegado a asociar con una extraña paz. Es el olo
os amables revisa e
ta, A
rganta demasiado a
suavement
no ha
metido. Mi socio. El hombre cuya memoria estoy a punto
ado familiar en estos últimos meses. Por supues
elven pesados, el blanco crudo del techo se difumina en una neblina suave. Mientras el mundo se disuel
noche en que mi vida perfecta
. Diez años de noches en vela, sueños compartidos y planos que se convirtieron en imponentes reali
enando la casa minimalista que habíamos diseñado juntos. Nuestra casa. Un testamento de nues
de la casa donde hacía mi mejor trabajo. Iba a sorprenderlo, a celeb
ogada que escuc
la puerta, con el
l
hombros se relajaban cuando estaba verdaderamente a gusto. Estaba apo
onces
sol burbujeante y encantador que hab
. Las manos de él estaban enredadas en su cabello rubio, atrayéndola para un beso que era to
umecidos. Cayó al suelo de concreto pu
or un pánico que rápidamente se agrió en otra cosa cuando me vio. Karla solo parecí
maba en el mundo. El hombre con el que me iba a casar y la h
contra la mejilla de Alex resonó en el repentino y sofocante silencio d
mano a la mejilla, la sorpresa
pudiera hablar,
tocarlo! -chilló,
e un rascacielos en un pedestal cercano. Un dolor abrasador explotó detrás de mis ojos y el mundo se inclinó
Pero no corrió hacia mí. Corrió hacia Karla, tomándola en sus bra
-murmuró, acariciando su ca
su int
nta de una verdad devastadora. Esta no era la primera vez. La facilidad de su abrazo, la forma ensayada en
te y natural que atraía a todos a su órbi
rgada por un divorcio desastroso con m
él, Amelia. Fr
unda esposa de mi padre, era la niña
ravés de la lealtad y las acciones, no con palabras floridas
sombra. Un pensa
la era una adolescente de quince años, afligida y perdida. La responsabilidad recayó e
en nuestra casa era una bomba de tiempo. Siempre había sido envidiosa, siempre crey
anas. Me había dicho que la década que Alex y yo habíamos c
una
rio, no solo me rompió el c
rando en el suelo. Se arrodilló a mi lado, su rostro una
Dios, ¿e
que que una vez fue mi mayor consuelo
-grazné, con
en sus ojos antes de ser reempl
lo que
clásica
je, las palabras
es que entender. Has estado tan distante últimamente, tan absorta en e
l. Me estaba castigando por ser la arquitecta firme y confiable de nuest
iña, Amelia. Ha estado pa
e mis labios. Podía sentir la sangre, t
veintidós años, Al
gudas y acusatorias. Lo vi hacer una mueca. Él
endureciéndose. Como si eso disminuyera la traició
endiendo. Ya la
a viva imagen de un hombre agobiad
.. cálmate. Lo
no se apartó de mi cabeza manchada de r
nada que
o tembloroso hacia la puerta. Necesitaba salir. Necesitab
rró de
herida. Tenemos que l
u toque como s
élt
e se int
canto desvaneciéndose para revelar la debilidad de
a ambos. Era Brenda, mi mejor amiga, con el rostro llen
a sangrante, la mejilla roja de Alex y Karla, que todavía solloza
e Karla, espesa con lágrimas f
con Alex, y Amelia lo malinterpretó. Se en
amente fuera de su eje. La mentira era tan d
te se quedó allí, su silencio
ientras se posaba en mí. Vio a una mujer histérica y herida y a un
estaba absoluta y
me sacó del recuer
menzando ah
teniendo se deslizó por el rabillo de m
i
enlo
nla a
enlo
me consumiera por completo fue la puerta

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