vista d
. El mundo volvió a enfocarse lentamente, como una fotografía revelándose en un cuarto oscuro.
uietante. Como una casa después de que ha pasado u
la era de hacía semanas, justo antes del primer tratamiento. Era un enlace a una bolsa ridículamente cara
liz, incluso si era una felicidad que tenía que comprar. Recordaba su
hecho, como una línea en
Una serie de mensajes frenéticos y sin
estás? Por fav
o. Los doctores
ar. Todo esto es
. Sentí una curiosidad distante y académica por la persona que los había recibido, la persona
ue había leído pero no vivido. Recordaba haber sido empujada. Recordaba los ojos acusadores de
aída". Una semana de gente -amigos que conocía desde hacía años
una niña,
te haría daño i
estrés. Quizás reaccion
frágil e inestable. Como si mi naturaleza tranquila, mi prefere
versidad. Se sentó junto a mi cama, sosteniendo mi man
ando una simpatía condescendiente-. Pero no puede
cuando la herencia de nuestro padre se agotó. Renuncié a una beca en Madrid para que ella no
que dejó a mi madre como una cáscara de mujer, que veí
urraba, su aliento oliendo
bilidad en la estructura y el trabajo duro. Me abrí paso a un programa de arquit
ió y una trabajadora social apareció en mi puerta con una Karla de quince años a cuestas. La segunda esposa de
era madre soltera de una adolescente que era prácticamente una extraña. Una adolescente que, con
mo Karla? -preguntaban los ami
una sobrina favorita, comprándole regalos, llevándola a con
nta vida a es
ío enroscándose en mi estómago. Observé cómo la perso
sentían distantes, en tercera persona. La terapia de electrochoque había func
rmera, con una
Amelia. ¿Te
en
co con
ibreta y un bolígrafo-. Tu última sesión fue
final, me devolvía la mirada. Era una lista, una serie de
os documentos están en la caja fuerte.
nde la
La cabaña de papá. Busca a Danie
mires
a estaba subra
hablar de ella como un paraíso perdido. Daniel Serrano... el nombre me resultaba vagamente fami
o final de autopreservación de una mujer que y
Puse la libreta en mi bolso y salí de la clíni
s imponentes edificios que había ayudado a diseñar... ya no
a la casa.
o de gente. La música salía a borbotones por las puertas abiertas. Globos de colores est
re se m
mundo se acabara. Estaban celebrando. Aquí. En mi casa. Mientras yo estaba
inaba por el sendero, las risas y la música flaquearon. La gente se giró, su
un gorro de fiesta cómicamente posado en su cabeza. Pa
su voz un siseo
uí? Pensé que no te dab
de mi mundo. Ahora, solo era un extraño. Un extraño g
je, mi voz pla
us ojos moviéndose hacia la fiesta, hacia Karla, que nos
nocí de la descripción de la libreta. *Hace esto cuando está nervioso o mintiend
mas de una vida que no recordaba haber amado. Solo quería mis co
brazo entrelazado en el de él. Sostení
Justo a tiempo. Puedes
ismo papel de regalo llamativo que había
os colgando
do en el césped bien cu
atral. Corrió hacia adelante,
odavía estás enojada conmigo. He estado
iradas sucias. La hermana agraviada. La prometida inestable. La
o, el peso de su juicio era demasiado. El si
un susurro-, que me gustarí
delante, su expres
o que sea que haya pasado, tenemos que superarlo
se sintieron como una bofetada. Todavía la e
udiencia que había cultivado con tanta maestría. Miré a Brenda, mi
ba h
je, mi voz ganando fuer

GOOGLE PLAY