vista d
orrón. Las palabras de Alex resonaban en
a. Como caminar sob
un recuerdo de fiesta. Había llorado conmigo después del funeral de mi madre, abrazándome toda la noche, prometiendo ser la única pe
os ladrillos de esa fo
ante, mis nudillos blancos. Las luces de la ciudad se manchaban en rayas de dolor neón. Sentí
agudo y metálico de la sangre un ancla sombría en el c
la ansiedad que mi médico me había recetado. La calma química me invadió le
gué el pájaro de madera que mi padre me había dado.
la recogiera al día sigui
Era Marcos, el a
ectivo, precio completo. Quieren ver la casa en una
ije-. Es
ños compartidos. Caminaron por la casa, señalando detalles, imagina
eíble -dijo la mujer
para siempre -susurró el
az. Quería que esta casa fuera un lugar de felicidad para
l pájaro de mi padre. Lo había empacado, pero en su lugar había otra pequeña talla,
mpañía a tu pájaro",
se la entregu
de inaugura
taba en
no pod
nsistí-. Ya n
ta bancaria. Era una suma asombrosa. Suficiente para de
o. Pedí servicio a la habitación, vi películas viejas y dormí. El silencio en mi cabeza era una bendición. Se
antes de mi trata
curiosidad morbosa me hiz
-Su voz era aguda, enojada-. T
ido. Sabía, por las notas que me había escrito, que era mi ex-prometido. Sabía que me había traicionado con la chica que mi padr
tensa por la frustraci

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