e hice, aunque fue terriblemente incómodo frente
e un segundo obedecer y relajarse. Satisfecha, sonreí con picardía y de nue
vich gimiera de placer. A partir del placer no expresado, comenzó a mover sus caderas hacia adelante y hacia a
más profundamente. En respuesta a este movimiento, Sergei Ivanovich suspiró en voz alta y gimió durante mucho tiempo. Apretó las palmas de las manos en
fue
nte la cabeza y los dedos, entrando más
caderas y sus abdominales estaban tensos hasta el límite. De repente sentí cómo su cuerpo temblaba, cómo su respiración se aceler
se estremeció y sacudió convulsivamente las caderas. Gritó fuerte, pasó sus palmas por m
avidez con la nariz. Debido al reflejo nauseoso que se acercaba, instinti
vigor, ayudando a mi hombre más querido a correrse. Con una mano seguí follándolo, y con la otra agarré la
los gritos, aunque sabía perfectamente que debíamos estar callados, podíamos despertar
n poco, pero la mitad terminó afuera, fluyendo directamente hacia mi pecho. En ese momento, algo dentro de mí e
anovich se arrodilló lentamente y se aferró a mis labios, besándolos y lamiendo los restos del líquido tibio. Siempre me sorprendió este extraño hábito suyo. Probable
de nuevo... Lo sient
lamí la cabeza varias veces, empujando mi lengua dentro de la u
ará, constantemente me pregunta por qué fumo durante
y me levanté de mala
or turnos, ve tu primero
lmar mis manos temblorosas. ¡Cómo me gusta chupar a Sergei Ivanovic
pero esto no me molesta en absoluto. No me hago ilusiones y no pretendo que