jos que me grita April, mi hermana
stancia, en el segundo nivel
etoques al maquillaje, todo con la intención de verme un tanto difere
verme distinta, pues contrario a mis dos hermanas que contaban con muy buenos atributos físicos que las ayudaban a destacar adonde quiera que llega
ro de atención. Pero, curiosamente, esa noche en especial, sin tene
que acentuara un poco la tonalidad canela de mi piel, delineé el borde de mis ojos color miel, apliqué un rizador de pestañas, un poco d
inentes caderas, y el busto, que por considerarlo exagerado, siempre me he esmerado en ocultar bajo la ropa. A esto, Anna insistió en escoger para hacerle juego, unas sandalias de tacón alto del mismo color del vestido, según ella con la intención de lograr elevarme un poco más, ya que mido un metro cincuenta y cinco centímetros de estatura. Bastante baja para ser miembro de la familia Leonte que se carac
he a un lado de mi cama, lo que me hizo apresurarme, previendo que nuevamente me gritarían por mi supuesta tardanza. Levemente sacudí la cab
a Anel. Nada que ver con la publicista que el sesenta por ciento de su guardarropa, está constituido por jeans, camisas manga larga, bl
olsos de marca. Soy práctica, para mí la comodidad es lo primordial y si no me voy a sentir bien usando algo que incomode mi andar apresurado del día a día
cisión de trabajar de manera independiente. No aceptan que siga un camino diferente al que ellos tenían prev
anas Leonte, una chica de veintisiete años de edad, soltera, s
de Manhattan, en Nueva York desde hace aproximadamente once años, gracias a unos contratos que obligaron a
mi dormitorio, en esa oportuni
stante alta, del mismo color de mi piel, cabello negro azabache, extremadamente liso, y largo hasta la cintura, ojos azules, y al igual q
a verla de frente-, no me sie
-, deja de decir sandeces, te ves espectacular her
e dije apresurada tomando mi bolso de mano que se encontraba sobre la cama al tiem
a encontrar a April y a nuestros padres al
n este milagro -expresó mi madr
l también estaban curiosamente puestos sobre mí. Quer
ellos e ignorando el comentario de mi madre-, ¿cómo nos iremos? -pregunto al llega
ra arrancármelas de las manos-, tan bella que estas no vas a lle
s llama mi padre al ver que mi madre comenzaría de nue
o los dientes al ver tamaña exageración, la abordé después que Anna, quien,
ageración, solo por mis padres me aguanto. Tod
me dijo April al oído-, agrad
gar donde se celebró la cena en homenaje a mi padre por cumplirse veinte años de haber fundado la empresa. Para mi madre y mis hermanas este es uno de los eventos más esperados; en cambio, para mí es un dolor de cabeza, pues me toca fingir
bí que estaban a la espera de la llegada de mi padre pues algunos presentes levantaron las copas en alto en recibimiento, mientras que otros aplaudían. Mi padre entró delante de la
ondiendo uno que otro saludo sin recordar los rostros que deberían serme fáciles de reconocer, pues todos los
on, quedamos en todo el centro, alrededor del resto de todas las que ocupan
de champagne, al darle las gracias y este moverse para irse a otra mesa, mis ojos se top
a estatura de aproximadamente un metro ochenta centímetros, cabello negro, luciendo unas hebras de cabello rebelde que le caen en la frente, cejas pobladas, casi encontradas, labios carnosos, del mismo t
a desviar la mirada. Anna por segunda vez me s
de regaño-, tengo rato llamando tu a
pedí hablar sinti
su copa y llevársela a los labios-. Contigo no se cuent
uién es ese espécimen que logró distraerme de tal manera, tomé la copa entre mis manos y de un solo sorbo me tomé el contenido de e