harlo y hacerle gastar todo el dinero que traía consigo esa noche. Las chicas estaban más que dispuestas a complace
desobediencia. Para Otto u cualquier otro cliente, estas chicas únicamente eran objetos sexuales que se podían uti
unto de llegar a ser obscenos alrededor de un tubo metálico bastante brillante. La chica iba ataviada únicamente con unas
zara su encantador baile. A pesar de ser vulgar, no se le podía quitar que fuese excitante. Y pues, la verdad es que no era de piedra. Muy a pesar de que el
in su permiso en la silla vacía que está en su mesa, lo que lo lleva apretar la mandíbula con fuer
el hombre que hablaba sin parar, el sonido del seguro del arma son
ando saliva, por un momento la música se
erte voz de L.C resonó en aquel lugar lle
me pondré de pie,
mano por su cuello, al tiempo que vuelve a tragar saliva. Recompone
C, deberías mejorar un
com
es? -Lo m
-. Este mes, me llevare a la de piel canela -Otto sonr
se debe, pero en vista de que te la llevaras pues ya tendrá mucho trabajo contigo
o seguirás ha
-Le presenta un papel exponiendo su precio, L.C le
Otto, quien parecía sudar como un jodido puerco
provocándole al castaño que trague más saliva,
qué di
a cantidad, ¿me quiere
s nueva, debes
u cliente era sepulcral, Otto, pensó que
no lo
vio
reviso, ya no era virgen. Te lo juro -Contesta
ente la mitad
mponiendo su autoridad -Si, sí, claro
to aliento contenido. De pronto detrás de las mismas cortinas aparece Santino, la mano derecha de L.C. Era un tipo musculoso
luda Otto con una
ica de inmediato de la tarima. En 5 minutos iré por ella -Abre la maleta, y
transferencias -Otto sonríe con
manteniendo la se
los camerinos donde siempre solía recoger
es muy peligroso, no le importo que todos nosotros amenazáramo
se volvió cliente habitual he tenido mejores ingresos. Estás malditas perras, casi n
ere que h
e a Serena que salga y que esta vez haga su maldito trabaj
ro que a L.C le iba a gustar la nueva. Siempre se llevaba a las chicas nuevas, era el primero en ofertar por ellas. Los demás
sumía que no era nada bueno. Realmente, lo único que le importab
.
o comprada minutos antes permanecía de pie mientras que Serena le secaba l
ndo ¿entendiste? -La joven morena la animaba a que cambiara de actit
mi casa -Contesta
cerdos malditos nos atrapan ya nada más podemos hacer. No
de a lo que su labi
chaban chillando como una estúpida, le darían una paliza, a ambas -Mal
r ella, sabía que nunca más vería a la pobre diabla. Apenas había llegado la noche anterior, y ya estaba siendo vend