el matrimonio con Marcus, un destino que sentía que la encadenaría para siempre. Mark, aunque de orígenes modestos, era el único con quien podía imaginar un fu
rió de golpe. Su madre estaba allí, mirándola con una mezcla de decepción y fría determinación. Ha
? -preguntó su madre, con
plan, su única esperanza, s
pero las palabras se le qued
ro firmes hacia ella-. Sé que planeabas fugarte con ese chico, M
o con fuerza. Estaba claro que no hab
brada-. No quiero casarme con Marcus. No lo amo. Mar
. Parecía haber esperado ese argumen
nio no se trata solo de ti. Es nuestra única salvación. Si no te casas con Marcus, perd
labras. El peso de la responsabilidad la aplastaba, pe
con lágrimas en los ojos-. ¡Por favor, mamá! Déjame ser feliz. No pued
rialdad, cruzando los
des que tus deseos. Lo que está en juego es el futuro de nuestra famili
esesperada. Nunca había imaginado que lleg
ntre lágrimas-. No me ha
quebrantable, sin un atisbo
r deber. Y no permitiré que te escapes con ese chico de baja categoría. Mañ
madre era estricta, pero nunca imaginó que pudiera ser tan despiadada. La realidad la golpeó
ella, Hana cayó al suelo, abrazando sus rodillas. La desesperaci
an en su mente como un eco lejano. No había sentido de celebración en su corazón, solo una angustia profunda que la envolvía cada vez que miraba a Marcus. Él era un extraño para ella, y esa dis
ue la frialdad de Hana era simplemente el resultado de ser dos desconocidos empujados hacia un destino compartido, y
los últimos invitados se despidieran y
a la habitación principal, donde ahora, como marido y mujer, compartían el mismo espacio. M
ambos, y entiendo que estés incómoda. Pero quiero que sepas que no esper
la tensión entre ambos era palpable. Cuando posó suavemente una mano en
acerlo -murmuró,
dido por su reacción. No e
emerme. No quiero hacerte
y la culpa de haber estado obligada a todo aquello, explotaron dentro de ella. Las lá
. Mis padres me obligaron -confesó, su voz quebrándose con cada palabra-. Ell
e en una furia contenida. Su mirada se endureció mientras procesaba lo que acababa de escuchar. Toda la idea de que su
un tono que nunca había usado antes-. ¿Tus padres te ob
e más pequeña ante la cr
esto, Marcus. Lo sien
bía estado llena de manipulaciones empresariales, pero nunca había imaginado que su propio mat
r su enojo-. Pensé que, aunque esto no fuera fácil, podríamos intentarlo. Pero resulta que todo esto fue solo
o. Marcus tenía todo el derecho a estar enfadado, y ella no sabía cómo arreglarlo. Su pro
surrando-. No quería qu
a algo más que ira: decepción. Se quedó en silencio un m
s qué vas a hacer ahora. Porque, si este matrimonio no sign
ada, pero no podía negar que lo que más deseaba era recuperar su li