ía? ¿Quién se lo dijo? ¿Kang se había podido dar cuenta de algo?-. ¡Contesta! -gritó
o.
ta y me engañes con otro hombre. -Jamás había visto a Marco tan furioso, con sus ojos inyectados de ra
yo te
consumía por culpa de los celos, pero no pudo al imaginar que alguien pudiera gozar de lo que
izas y hablamos con más
sa, ni el misma entendía razón, la rubia se
guntar, temerosa a su respue
e lágrimas tratando de huir, pero su esposo fue más veloz aprisionado su cuerpo contra el colc
dejado cansada porque ahora tom
ón. No había podido dormir en toda la noche después de que casi Marco la tomara a la fuerza. Todo su cuerpo se estremeció sin entend
r violentada de esa forma tan ruda, sin embargo, también se sentía extraña por como su cuerpo había reaccionado a cada estímulo que le dio sin que ella hubiera querido. ¿Estaba bien?
o que tenía-. Solo estaré pensado en Mark cuando me estés tocando y besando, solo en él. -le dijo con enojo mientras Marco se encontraba sobre ella, m
bajo de él, semidesnuda lo ponía como nada en el mundo, pero cuando escuchó sus palabras todo eso se esfumó, no podía tomarla cuando ella solo pensaría en ese imbécil, cuando no quería y menos lo amaba. ¿Qué esta
ella, era no volverlo a verlo nunca en su vida, que equivocada estuvo cuando pensó que él podía llegar hacer un hombre honorable, no soportaría más estar en ese lugar, no quería ser más la esposa de Marco
ercial, mientras Megan se veía a escondidas con aquel bastardo, no pudo más y en un arranque aún más furioso tiro al suelo todo lo que estaba sobre el, no le importo nada, solo quería olvidarse de todo lo que estaba sucediendo, quería no odiarse a si mismo por actuar de una manera tan irracional. ¿Cómo había tratado de tomarla a la fuerza? Se desconoc
en verdad se lo merecía y ni siquiera tenia idea de que ella había sido la persona que le dijo a Marco de su engaño. Desde hace mucho tiempo atrás, ella le había prohibido a su hija mantener alguna relación con ese hombre que no poseía dinero ni distinción social, un muerto de hambre que no le podía ofrecer nada a Megan, ni a su familia, hasta ese momento se enteraba de toda
desesperación que cada vez la ahogaba más, necesitaba ver a Mark, que la abrazara, que la consolara diciéndole que todo iba a estar bien, que la sacaría de ese lugar. Sentía que en c
y Megan solo pudo dedicarle una mirada desolada sin responder. No tení
scuchara, pero no hizo nada al respecto, no le importo que su hija fuera casi violada por Marco y se preguntó ¿por qué? Por qué su propia m
culp
as y pensó mucho lo que estaba a punto de hacer, pensó en las posibilidades, en los pros y contras, entendía que
on del otro lado de la
suplicante, no podía estar un minuto más en ese lugar ju
taba escuchando todo, del otro lado de la línea, y
gan los tenía incrustados en su mente. Ese día ni siquiera se había esperado al desayuno, estaba tan avergonzado que no sabía como debía pedir perdón. Lo poco que había avanzado en la lucha por ganarse su amor se había ido por la borda
a perderla por un error así. Pensaría en algo, tal vez más joyas, ropa dinero, obsequios, lo que fuera necesario para lo perdonara, había solo un pequeño detalle en su plan, Megan no era esa clase de chica, a ella no le interesaban los