la casa, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho. Sabía que si su madre la descubría, el caos ser
ante, lejos del control de su madre. Cuando lo vio, una sonrisa se dibujó en su rostro. Él estaba de pie, con las manos en los bolsillo
él con una sonrisa cálida, abr
rando su rostro en su pecho. Ese simple gesto era sufici
-. Pero cada vez se hace más difícil. Mamá
bien lo que su madre pensaba de él, de su relación, y eso lo carcomía p
ijo él, acariciando su cabello-. No
los ojos, susurr
ca lo entendería... Ella piensa que no er
a, un nudo formánd
o ofrecerte lo que ella quiere para ti. No soy co
re sus manos-. No me importa lo que piense mi madre. Tú
or era evidente. A pesar de sus palabras, sabía que su
n -dijo, con la voz cargada de culpa-. Tal vez de
ago al escuchar esas palabras. La
o, Mark. No qui
s de que pudieran derramarse, Mark la abrazó con fue
ir eso -murmuró él-. Sol
ara mí -replicó Meg
afío, pero no uno que estaban dispuestos a abandonar. Aunque su madre nunca aceptaría la relación, Meg
ía haberse vuelto denso, irrespirable. Se encontraba en la sala de juntas de la empresa familiar, con las ma
la lectura, consciente de que lo que estaba
trimonio en un plazo de seis meses, la empresa pasará a manos de su tío Ha
ía deseado tomar el control de la empresa, alguien en quien Marcus nunca había confiado. Y ah
cus, incrédulo-. ¿Qué c
e había sido amigo cercano de su padre, l
formar una familia, usted estaría más comprometido con la compañía y con los valores que él d
Hasta ese momento, su vida había sido una constante libertad, centrada en su carrera, sus viajes y una indepen
-murmuró, casi tem
tamente a manos de su tío Harold -repitió el abogado con calma-.
su tío siempre había envidiado el éxito de su padre, y con el control de la empresa, seguramente la
ía per
para cumplir con una cláusula legal. Sabía que el matrimonio era un compromi
-preguntó con los
l no perderá tiempo en tomar las riendas si usted no cumple con el testamento. Pero tenga en cuenta, M
rmación. Sabía que debía tomar una decisión pronto. Seis meses no e
icio de su hogar estaba ausente, y en su lugar, el silencio la envolvía. Al avanzar por el pasillo, escuchó voces apagadas provenie
eguntó Hana, sintiendo
on su padre antes de hablar, con
ar contigo. Hay algo im
se tono a menos que fuera algo realmente serio. Su padre, que solía s
peorado mucho más de lo que pensábamos -dijo
na de advertencia. Su mundo, hasta entonces estable, comen
to? -preguntó, su voz te
de tu padre está al borde del colapso, y las deudas se han acumulado más de lo
sado que su familia estaba bien, que los problemas económicos estaban bajo c
vamos a hac
bras que estaba a punto de pronunciar f
n los D'Monte. La
era Marcus, el heredero de la poderosa empresa D'Monte. Su padre había muerto recientemente, y ahora Marcus
-. Si te casas con Marcus, él podría ayudarnos a s
sarse con Marcus, un hombre al que apenas conocía y por ra
que oía-. No puedo hacerlo. No puedo casarme con alguien
ón y pesar-. Si no lo hacemos, perderemos todo. La casa, la e
n los ojos-. No puedo sacrificar mi felicidad solo p
y tomó sus manos, t
ay sacrificios que debemos hacer por el bien de todos. No
cara sacrificar su libertad. Sabía que su familia estaba en una situación