ander la asfixiaba y la hacía cuestionarse cómo alguien tan frío y calculador podía albergar una pasión tan desmedida
alir de esa situación, de recuperar su vida y poner distancia entre ella y Alexander. Sa
eseaba fácilmente, y Hana intuía que, de alguna manera, é
ola en silencio, acechándola como un cazador a su presa. Él no le dirigía palabra alguna, pero estaba allí, presente en cada uno de sus pensamientos, en cada r
aje de Alexander pidiéndole que subiera a su oficina. Se armó de valor, repitié
on la expresión concentrada que lo caracterizaba. Sin embargo, e
ntate -le indicó, señalando l
do proyectar una imagen de seguridad, aunq
quiero que manejes directamente -dijo él,
tos importantes, contratos significativos y de alto perfil. Hana intentó concentrarse en los detalles, pero cada vez que levantaba la vista
bilidad para mí sola -murmuró,
amente, un gesto que b
n cualquiera de esta empresa -respondió él,
a ponerse de pie para marcharse, él encontraba algún otro aspecto del proyecto que "debían revisar juntos". Finalmente
murmuró él, inclinándose hacia ella. Su voz era suave, pero sus pa
uí para trabajar, no para... -Hana se det
apoyada en el respaldo de la silla, rodeándola-. Dime que no sientes nad
e no sentía nada, que había sido solo una noche de necesidad, pero las palabras se le quedaban atascadas en
es tóxico, y lo sabes. -Se levantó rápidamente
e a ella, bloqueándole el paso. La frustración y
o único tóxico aquí es que te niegues a acepta
para resistirse, pero su cuerpo la traicionó. Era como si aquella tensión contenida durante semanas explotara, como si cad
con el rostro enrojecido y
atando de recuperar la compostura. No podía seguir cayendo en ese juego peligroso. Él era s
mi vida que no puedo dejar de desear. -Su tono era suave, pero c
a cabeza, confu
ene que parar aquí, antes de
urla en su rostro-. No tienes idea de lo qu
su vida y sus emociones giraran en torno a él. Esa noche, pensó en renunciar, en buscar un nuevo empleo y empezar de cero. Sin embargo, la
ono personal. Era directo y claro, y aunque ella sabía que er
noche. Te mandaré la dirección.
la garganta, Hana
vez, Alexander. Después de esto
sería la noche definitiva, la noche en la
opia decisión. Había accedido a verlo una vez más, con la esperanza de poner fin a aquella relación tortuosa y lograr el cierre que n
de Alexander la esperaba. Vestido con su impecable traje negro, la miraba con una mezcla de in
o con voz tranquila pero carg
utos, se quedaron en silencio mientras el camarero les servía una botella d
, rompiendo el silencio-. Esta... conexión que sientes, esta o
o si intentara memorizar cada lí
lejado, pero no puedo. Desde aquella noche... -Él hizo una pausa y la miró con l
s palabras. Sabía que ceder a sus sentimientos solo la at
ntener su tono firme-. Necesito mi independencia, mi vida propia, sin que me persigas en cada p
vino a un lado, y la observó como si quisie
ulnerabilidad-. Hana, si me das una oportunidad, haré cualquier cosa para que veas que esto puede func
oz de Alexander sonaba sincera, pero en lo profundo,
ón cambió a una mezcla d
l hombre que necesitas, si eso es lo que quiere
to a la imagen implacable que siempre había proyectado. Pero, aun así, algo en ella dudaba. ¿Podría él real
o de una sola persona. Y... -Hana respiró hondo, buscando las palabras adecuadas-.
o, y en su mirada aparec
mejor, que esto no tiene que ser una guerra entre nosotros. S
nfianza en Alexander era un riesgo enorme. Antes de responder, el camarero apareció con la cena, rompiendo el
acercó a ella, tomando su mano entre la
, por favor, no me alejes completamente de tu vida. Permítem
abía que él la amaba, aunque ese amor estaba teñido de control y posesión. Si de verdad podía c
ando salir el aire que h
ecesito espacio. Necesito que respetes mi vida fuera de la ofici
, rodeándola con sus brazos, y Hana se permitió quedarse ahí, dejándose envolver por su abrazo. Por un
-susurró Alexander, y en su voz hab
iesgo era enorme, que podía salir lastimada, pero también que tal vez valía la pena intentarlo. Sin embargo, aún quedaba una duda
algo en su interior le decía que Alexander no se rendiría
e cruzaban en la oficina, él mantuvo las distancias, limitándose a interactuar con ella solo por motivos laborales. Pero
y cada día que pasaba sin que Alexander interfiriera en su vida personal era un paso más ha
ero decidió afrontar la reunión con firmeza. Quería ver si el cambio en él era re
e. Parecía más relajado de lo habitual,
esta reunión es puramente de trabajo -dij
ó, relajánd
¿Qué es lo
uevo. Era una gran oportunidad para ella, algo que
des llevarlo a cabo sin problemas -dijo, mirándola directamente a los ojos-. Sé que necesitas espacio, y este p
proyecto tan relevante. Revisó los documentos con interés; si todo sal
ndo de no mostrar demasiada emoción, aunque sentía que él estaba dánd
arte que puedo cambiar. Mi intención no es interferir en tu vida; solo quiero apoyarte en todo lo que necesites. -S
que él realmente estaba intentando cambiar. Al salir de la oficina, se sintió extrañamente esperanzada. Este proyecto no solo
saje de él. Aunque era simple y breve
iero invitarte a una cena de celebración por el
o también sabía que Alexander la había ayudado en
cena, Alexander. Y s
r supuesto. Te rec
to genuino cuando ella salió de su apartamento. Fueron a un restaurante discreto, lejos de los lugares que solían frec