negra, hecha a medida, que vestía exudaba una sensación de sofisticación y lujo. Era fácil deducir que se trataba de una mujer poderosa.
prolíficas de la ciudad. Desafortunadamente, aunque ostentaba un gran éxito en su carrera com
o "la reina de hielo", pero eso era porque solo conocían su lado profesional. No tenían idea de que la misma mujer era una persona completamente diferente fuera del traba
ás si ese día hubiese sido su primera o segunda cita a ciegas, pero no lo era. Su madre siempre le organizaba al
etos. Exasperada, la mujer se frotó el rostro con sus dedos y recordó que ya no era la misma chica de antes. Aunque su piel todavía se sentía muy suave y tierna, no era la misma de ha
o quería ponerle fin a las citas semanales lo antes posible. Le daba igual si no tenía la historia de amor ideal. Mientras no fuera demasiado difícil soportar a esa perso
de. Pero ella seguía diciéndose a sí misma que debía esperar un poco más, solo en caso de
a sido muy enfática en señalar que la cita a ciegas de esta vez era con el hijo de su compañera de clase, quien acababa de regresar del extranjero. Si lo a
algo que odiaba más que una cita a ciegas, era una cita a ciegas con una persona impuntual. Desafo
u reloj unas cuantas veces más, finalm
a demora. No quise hacerla esperar, pero el tráfico de
taba vestido muy elegantemente para la ocasión, con ropa formal negra y un par de zapatos de cuero tan brillantes que casi la dejan ciega. "Está bien. Acabo de llegar hace unos minutos", dijo Sarah e intentó romper el hielo con una sonrisa reconfortante. Sin embargo, la sonrisa en sus labios
us ojos se iluminaron. En ese momento, en su mente, él agradeció que su madre, Tina
ninguna de esas chicas había podido satisfacer sus estándares. Su tipo de mujer id