i punto de vista ante la vida. No logro entenderlo. Bajo mi concepto estructural de crianza no concibo vender mi cuerpo por dinero, por unos t
a que independiente a la religión profesada se debe cuidar la integridad como persona. Los mandamientos son bases fundamentales para mantener tu consciencia tranquila, era solo eso, respetar leyes universales así no creas en un ser Superior. Ahora
to. Bajé la cisterna, abrí el grifo del lavamanos, lavé mi cara, enjuagué la boca. El joven ingresó al baño sin dejar de observarme, sacó d
cenaré. Al salir del baño él cerraba la puerta del balcón. En esta ocasión su mirada fue diferente; era una mezcla de sorpresa y curios
o se ac
No se abalanzó, necesito entablar una conv
la mañana. -abrí mis ojos de par a par-. Eres nueva e
espuesta-. ¿Tengo en mi cara la
s lo qu
ío, el imbécil preguntando esa estupidez o lo
l verme escondida acá entendería que no soy como esas mujeres, las cuales están... -La lengua se me tr
ando puso su arma en mi cabeza, la verdad no s
orma a mi Patrón, perrita. -El joven había quedado al frente de mí, n
as por follar
erónica que pocas veces dejo ver y sale cu
mi espalda, que si dispara también lo mata a usted porque queda en la misma tr
tráem
eres, una blanca, la otra trigueña; ambas de cabellos largos y curvas voluptuosas. El
arme con estas mujeres?!- No tienes a donde i
ostro rojo, los ojos me picaron, lo empujé para abrirme paso e ir h
y estaré ocupado. -Lo
ía este hombre?, ¡era irrespetuoso!, arrogante y frío. Comenzó a llo
r una pataleta. ¿En qué infierno me metí? La lluvia apretó más, el agua helada se introducía cada vez más hasta mojarme por completo
o por hacer el a
sos ojos gatunos les pedí un poco de misericordia, las gota
zó la última palabra-. Yo jamás hago el amor. Yo follo,
berme sentido así en mi vida, cómo ahora con este hombre. Descono
toy mojando y retrasas algo muy importante. No te haré nada, no creo que seas gran cosa. -Pero
ias -
cerrada desde el otro lado, sacó una llave de su pantalón y dudó por un instante. Nuestras miradas se encontraron, su rostro era perfecto si uno lo detallaba, tensó su mandíbula
todo en la finca. A un lado al parecer quedaba un baño más grande del que está en el cuarto de al lado, el balcón era mucho más espacioso con sillas campestres. Comenzó a llover a cántaros, re
to yo escurría agua y formé un charco bajo mis pies. Analizó a su Patrón quién le respondió con una firme mirada. Se nota que se
rio, sacó una sudadera y una camiseta-. ¿Cuánto cobras
nto, por obra de lo divino con
nte escuchar a un hombre atractivo supl
diera por matarme. Ataqué y como solía decir mi bella madre, uno debe mori
tirse hombres. -Lo desafié, no voy a doblegarme-. Sepa algo Don como se llame, me ac
movimiento logró desconcentrarme. Nunca pensé que existieran los hombres tan varoniles, los creía ima
lvo que contigo ya no sé si me interesa. Te faltan -volvió
er sonreír, espero no verme falsa, la verdad era q
ilizador e
escena protagonizada. Luego sonrió para retirarse por la puerta donde había entrado. Al poco tiempo escuché la cerradura electrónica. ¡Fantástico! Me dejaron encerrada en l
or, con una toalla traté de secarlos, me había mojado hasta el tuétano, «como decía mi madre». Traté de dejar el menor desorden pos
ortátil comprendí su intento de traducirlos. Sonreí. Por agradecimiento a su noble gesto, tomé papel y lápiz para traducirle la hoja. Se referían al día y los métodos de seguridad
olección de música en especial salsa y Marc Anthony salió vencedor ante mi criterio. Sonreí, era uno de mis cantantes favoritos. Tenía otros, en especial de música romántica, carrilera;
fuerte gemido-. Don Roland más duro. ¡Métalo duro! -abr
n maniático, enfermo, desquiciado y autoritario. Los gritos siguieron. La música apaciguó la faena del otro lado. Terminé de comer, lav
í un cajón; donde guardaba sus bóxeres, uno seguido del otro en orden milimétrico, lo cerré de una. Abrí otro; era el de las
iendo-. También hay ropa de color café en tres tonos incluyendo el beige. ¿Será siempre así d
eza en la almohada se escucharon los gritos aullantes del otro cuarto, lo encendí una vez más. ¿En qué momento me quedé dormida? No lo podría con