era
que amas, con quien deseas pasar toda la vida a su lado, con quien compartes sueños y promesas. Vistiendo
ntras caminas por el inmenso pasillo de la iglesia, aguarda
gunas. Para mi,
initivamente no amaba, por quien sentía odio y repudio por haberme comprado. Por mucho que intentaran camuflarlo y verl
ata por el pasillo. Lo único que deseaba era soltarme y salir corriendo lejos de todo, luchaba inmensamente por no desplomarme. «No,
ivos para traerme hasta el altar y mostrarse tan desinteresado conmigo. Desde que mis padres me informaron de
me mofé mucho de que jamás cometería tal error. Mis padres y él cambiaron todo lo que tenía planeado para mi vida, y eso no se los perdonar
figura se cernió delante de mí y tomó mi mano, la cual mi padre le cedió. No hubieron palabras amorosas de p
soltar su mano que seguía sujetando a la mía, no quería verlo, despreciaba su cara por más bello que fuera. Po
que la muerte los separe? -preguntó el hombre haciéndome estremecer, esta era mi oportunidad para t
un leve apretón en mi mano y me fui imposible no sonreír a medias, imagi
no estaba dispuesta a renunciar a mis estudios y tal vez cuan
separe? -ahora fue su turno, no me molestaría que fuera él quien se arrepintiera y saliera huyendo tal y como lo hab
e pasaban por mi mente. Mi destino había sido
os bellotas ante la imponencia
mblor en mis manos, negándome a ver sus ojos coloqué el anillo en su dedo y él hizo lo mismo, la fo
mujer -cerré mis ojos por un segundo al recordar la par
etó la mano en mi cintura y tiró levemente de mi acercándome a su pecho, su rostro a cada segundo más cerca del mío, mi respiración
paró de mi y fijó sus ojos en los míos, no había rastro de nada en ellos, la sonris
cas calles. La gente gritaba el "Los nuevos señores Leblanc", no estaba preparada para ostentar un apellido que no fuer
al oído cuando íbamos de camino a la limusina
té de su agarre y sin esperar que alguien me abriera la puerta lo h
nsaba haría lo que él ordena sólo p