era
a las personas que sonreían viendo nuestro auto ponerse en marcha. Ninguno de los invitados eran relevantes para
hombre a mi lado, su pregunta
-solté una carcajada cargada de ironía -Porque déjeme decirle que no e
que frunció el ceño -Vaya, ese
iera, pero no deja
plicado la situación -murmuró desv
el día que se suponía debía ser uno de los mejores e
e hacía enfurecer más, las ganas de lanzármele encima para golpear su
ta vez girando mi rostro para enfrentarme de frente, ma
te los detalles de lo suce
nda -p
guno de los dos quería, Esmeralda -recalcó mi nombre -y no
de nuevo hacia la ventana. No tenía idea cómo aguantaría convivir con él todos los dí
ólo había logrado dejarme más dudas al respecto de nuestra unión. No era ninguna tonta para no
lo único que quería era darle fin a todo este circo. Pero por mucho que quisiera salir por m
ápice de burla no m
asintió y se detuvo a mi lado, me ofreció su ante
cil para ti, pero al menos esta noche trat
ba lo que la gente pensara de todo esto pero ta
sonrisa y me mantuve al lado de él, haciendo un esfuerzo para relajarme pero
esposo. Conocía a la señora Leblanc de las fiestas a las que acudía con
evolví el halago, no mentía, para su edad se c
así. Ya eres parte de la
anc por parte se mostró un poco
do -lo escuché murmurar por lo bajo -los Le
e viniendo de un integrante de los Leblanc, ostentaban de dinero y poder, con grandes influencias alrededor del mundo se sentían in
se -le respondió Raphaël en su idioma natal,
o reprendió
le a su padre, este le dio una última mirada ant
resentimiento que les tenía no me dejaba correspon
a padre, trató de abrazarme pero me alejé, dándole
tados y mi curiosidad era tan grande que seguí la dirección encontrándome con una mujer hermosa que vestida un sensual vestido rojo. Tenía una copa de
antuviera al margen precisamente este día, tampoco quer
is uñas en él, su atención se fue hacia m
reguntó con el
ner en su esposa y no en a