es. Camila y Edward apenas despertaban un poco asombrados por lo sucedido, pero consientes de todo, con cara de felicidad, pues ambos neces
sí con t
así? -c
totalmente entregada
s todo, me hiciste perder la razón y esto no queda aquí t
ena de pasión y lujuria. Ya todo el salón estaba repleto de personas que hicieron su viaje por placer, negocios y en especial la celebración del aniversario de los esposos Long Harrys. Aprovechando el momento, Pamela agradece a todos por haber a
e isla, la cual, ya hemos visitado co
quedó la pregunta en las mentes de muchos "¿quién tomó el collar de diamantes?" y "¿cómo fue a parar en manos de Pamela nuevamente?". Todas esas preguntas las tenía Edw
rmoso el lugar para pasar unas vacaciones inolvidables. Edward y su esposa subieron a su habitación, muy contentos de estar relajados allí, aprovecharon la ocasión para llamar a sus hijas, Violett y Catherine. El dormitorio tenía una vista al mar y
el collar? Explícame - preguntó Edwar
bas? Te busqué, n
o sucedido, estoy en
, dejando sus palabras en el aire. Edward se p
mó su atención los hombres corpulentos, llenos de energía, y que la envolvieran en una vibra positiva. Estaba viviendo un sueño donde saciaba todo su cuerpo, recorriendo cada poro. Con la satisfacción de poder sentirse viva. Mientras abrazaba la noche,
banquete, mientras todos charlaban, otros bebían algunas unas copas. A lo lejos, se podía percibir una melodía muy suave que envolví
los pájaros, llamando la atención de los turistas pues era como un coro. En el comedor del jardín, se encontraban Camila y Ascanio con un par de
s de lo sucedido, pero debían disimular, lo que pasó en el barco se quedó allí. La miró y pensó "¿será que olvidó que se estremeció de placer en mis brazos?". Pamela
able de las finanzas de la compañía, y junto a él, su asistente Caroline Ricks, una mujer de temple hecha para ese trabajo. Muy firme en sus decisiones, talentosa, con una sonrisa tranquila y piernas largas que llamaban la atención de cualquier hombre, pelirroja. Lleva todo el c
traban disfrutando de la piscina y sus como
-preguntó Camila, a
r lo que hiciste e
ad, aunque ya no seamos tan unidas. Ya pasó.
Dejamos a las niñas con mi ma
los viejos tiempos hast
l. Como motivo principal tenían celebraciones de cumpleaños, aniversarios y entre otros muy especiales. La tarjeta de invitación esta
stellos, ceñido al cuerpo. Su collar de diamantes lucía aún más impresionante. Solía cuidar mucho su silueta, se mantenía casi a la perfección, formaba parte de su rutina diaria. Cuidaba su alimentación, se ejercitaba y su cutis para mantenerse radiante
so vestido negro que resaltaba su esbelta figura, dejando atónitos a todos con su belleza. El jazz de fondo daba un ambiente más ostentoso, l
utaban el momento usando las más
o Serutti quien diría unas palabras, todos se extrañaron,
Pamela y a su distinguido esposo, Edward Long, por este momento inolvidable que hemos disfrutado en este viaje
quier desatino, pero luego respiró más tranquila al darse c
hacían sentir en la cabeza, la noche pasaba lenta, como midiendo el tiempo
lar con su esposa, fue un gesto hermoso de parte de él, pues ella se sentía en las nubes, la felicidad irradiaba en cada uno de su
hando el momento
n poco de aire, pero antes llenemo
nerviosa, pues Edward se encontraba ce
mosa noche tan brillante como tú, y ya queda de n
canio la miraba con mucho morbo, recorría su cuerpo con los ojos llenos de pasión, deseando el momento precis
, pero él la toma de su brazo con un poco de fuerza y la lleva hasta rozar su p
sentimos en el barco, en mi camarote ¿lo recuerdas? sentí estreme
o, necesitaba recuperar mi collar de diamantes o ¿se te olvi