ran completame
bién por sus procedencias. De hecho, el mayor motivo por el que nunca hubieran estado destinados
y sus dos padres, Anne y John. Ocho pequeños que habían pasado necesidades y penurias. Sin jabón para bañarse y un baño fuera de casa, comida justa a base de pan y mucho té para saci
bajar siendo muy joven, con solo trece años. Había comenzado vendiendo diarios y había seguido hasta lustrador de zapatos para, como hijo mayor, ayudar a mantener a sus otros hermanos menores y
er, y los conoció en la calle. Caminando, con hambre, frio y cansancio. Trabajando para ganarse el poco dinero que pudieran llevar a casa. Él tenía suerte porque sus padres jamás l
tenían tanta suerte de poder usar perfume
nseguido un trabajo de recolector de basura en Pulmina, había logrado independizarse y, si bien seguía siendo pobre y su trabajo era mal pago, e
ida nueva.
alía a tomar algo con alguna novia o con sus amigos. Simple y descontracturante después del esfuerzo de tener que saltar del camión una y
venia
ara ser verdad»,
algo se estropeara. Por eso el entendimiento cayó
a estropear todo, para
maldita hija de un Conde. Y generar problema
. Era como una patad
a justo; reconocía su parte de la culpa y responsabilidad. Sabía que había hecho mal en confiarse y lanzar la bolsa por los aires, pero esa chica caprichosa también tenía que recono
una m
e quiso simplemente darse la
se
zó a escuchar, la
aba tan p
pá..." qué asco. Niños
o que querían solo porque tenían dinero para pensar que tienen los derechos reservad
mierda iría con la policía. Ni loco o borracho. Le había costado demasiado tener su nueva vida como para arruinarlo con una entra
a había quedado mirando como embobado cuando deb
bunas curvas y bella. Unos ojos verdes agua brillantes y labios llenos y rojizos,
sabía. Se veía que se sentía bel
estar en cuanto abrió la boc
á dolor. Manténganse alejados de los que no son como no
apagaba sus pensamientos ha
harí