Una simple pero bella docente se ve envuelta en un triángulo amoroso, en donde dos de los hombres más importantes del país, que siempre estuvieron enfrentados entre sí, se disputan su amor hasta que ella, por miedo, decide huir de ambos. Los celos y el odio que existen entre los dos poderosos Ceos se acrecienta al perderla. En el medio queda su pequeña alumna, que encuentra en la docente el consuelo por haber perdido a su madre.
Piero Lazio estaba esperando que lo atendiera la maestra de su hija, era inaudito, hacía 15 minutos que estaba allí.
A él no le sobraba tiempo.
Había ido a pedido de su esposa.
Sabía que era un tema importante y que en algún momento lo tendría que hablar, Fue cuando lo citaron del colegio, en realidad citaron a la madre, siempre suelen citar a las madres en lugar de los padres.
Ya había perdido la paciencia, Piero consideraba una falta de respeto hacerlo esperar.
Era solo la maestra de su hija y si lo citaban tenían que ser estrictos con el horario.
Por otro lado estaba preocupado por su pequeña.
Lo inevitable estaba cerca de suceder y en el colegio tenían que estar al tanto.
Era un tema que no podían dejar a cargo de la niñera.
Pero él era un hombre ocupado, estaba pensando que en cuanto apareciera la maestra, lo iba a escuchar y luego, recién tocarían el tema que tenía que informar.
No sabía que pretendía decirle la docente, pero seguramente no debía ser importante.
Luego de 20 minutos de espera y cuando se paró para decirle a alguién que lo atendiera inmediatamente, se abrió una puerta.
Apareció ante él una chica jovencita, que tenía a su hija en brazos, su niña estaba prendida a la docente como si fuera un pulpo, Camila no era tan pequeña, tenía 6 años, estaba por cumplir 7 años, por lo que la docente estaba haciendo un esfuerzo para sostenerla.
-Cami, acá está tu papá.
Le dijo Mora, con mucha dulzura, a la niña.
Piero, al ver a su hija, que sin ninguna duda estuvo llorando, se olvidó del reclamo que le pensaba hacer a la docente.
Camila pasó de los brazos de Mora a los de su padre.
Nuevamente rompió en llanto, el hombre no sabía cómo consolarla, él sabía lo que se venía y cuánto iba a sufrir su pequeña.
Luego de unos minutos en silencio y cuándo la niña se había calmado, otra vez quiso estar sobre la falda de Mora.
-Cami, tengo que hablar con tu papi sobre temas de adultos, mientras tanto, terminá el dibujo que te estaba quedando hermoso.
La niña sabía que tenía que obedecer, pero no quería dejar los brazos de Mora, con ella se encontraba a gusto, no sabía explicar la sensación de desasosiego que sentía, sobre todo cuando llegaba a su casa.
-Cami, anda, enseguida voy.
Miró a su padre, por si él decía lo contrario.
-Anda cielo.
Le indicó Piero.
Camila no tuvo más opción que volver a su aula.
-Perdón por la tardanza.
Comenzó a disculparse Mora, Piero ya no tuvo el valor de aprenderla porque tardó en atenderle, se dio cuenta que el retraso Fue a causa de su hija.
-¿Cómo está usted? Perdón, no me presenté soy Mora Duván, la docente a cargo del grado de su hija.
Ella le extendió la mano.
Piero le respondió.
Al sentir la suavidad de su mano, él se sintió confundido.
-Soy Piero Lazio.
-Un gusto, señor Piero.
Él la miró con profundidad, Mora era realmente hermosa, no era llamativa, apenas estaba maquillada y su guardapolvo evitaba ver la forma de su cuerpo, aunque se adivinaba delgado.
Llevaba el cabello atado en una colita tras la nuca, parecía una estudiante en su último año de secundaria, más que una docente a cargo de un grado.
Inspiraba tranquilidad o algo así, para sus alumnos, Piero pensó que era perfecta para el momento que estaba pasando Camila.
-Me acerqué al colegio para informarle de una situación familiar.
Dijo, sin que Mora le explicara para que lo había citado.
-Lo escucho, señor.
Ella era increíblemente suave, tal vez por eso tenía alumnos en el primer ciclo, el año anterior había hecho las prácticas con los alumnos de primer grado, ahora que estaba recién recibida y cómo los niños de primer grado se habían encariñado con ella, la directora del establecimiento, decidió ofrecerle el cargo para segundo grado.
Piero tomó aire, le costaba tener esa conversación con ella y no le gustaba contarle sus problemas a un extraño, pero consideraba que era indispensable que la docente lo supiera.
Su esposa se lo había pedido y él le prometió que se acercaría al colegio.
Miró a su alrededor, para cerciorarse que nadie estaría escuchando la conversación, aunque suponía que la docente lo hablaría con los directivos del establecimiento.
-El año pasado, mi esposa tuvo un inconveniente de salud y luego de algunos estudios, le diagnosticaron cáncer de útero, la operaron, le extirparon todo, pero el cáncer siguió avanzando, ella tiene metástasis y le queda poco tiempo...
Torpemente comenzó a explicar.
Era difícil para él seguir hablando.
Katherine no había sido su gran amor, pero la quería, era una excelente mujer y es la madre de su hija, el inminente desenlace era un golpe profundo para él y una pérdida inmensa para su hija.
Por eso es que creía que la docente tenía que estar al tanto.
Mora puso su mano sobre la de Piero.
Cuando éste la miró, la chica tenía los ojos llenos de lágrimas.
Él sintió que ella le tenía lástima, Fue una sensación muy incómoda, no estaba acostumbrado a inspirar lástima.
Él inspiraba respeto, miedo y hasta envidia de muchos, era poderoso, muchos lo acusaban de caza fortuna, pero nadie se atrevía a decírselo de frente.
Tampoco es que subió hasta la cima del poder aplastando cabezas.
Lo suyo Fue más fácil, estaba recién recibido de licenciado en economía, cuando comenzó a trabajar en las empresas Halland, era una firma muy poderosa, una de las más grandes del mercado.
Hacía menos de un mes que estaba trabajando allí, cuando entró a la oficina una mujer espectacular, castaña, de ojos marrones muy claritos, alta y con un cuerpo infartante, estaría cerca de los 30 años, tenía una clase muy pocas veces vista en una mujer, parecía que se llevaba el mundo por delante, a cada paso que ella daba parecía decir que era la dueña del lugar y también del aire que había allí.
En cuanto lo miró, él le guiñó un ojo y Piero se asombró cuándo ella le sonrió.
Era una mujer llamativa, distinta, Piero estaba anonadado, pero se paró para preguntarle que necesitaba.
Fue cuándo su jefe, con mucha seriedad, le indicó que era la presidenta de la compañía.
Piero volvió a sonreírle y Katherine quedó prendada de su sonrisa.
A la semana lo mandó a llamar, para preguntarle sobre unos documentos que ella sabía de memoria, él le informó sobre ellos.
Pasado un mes, luego de que ella lo llamara con cualquier excusa, terminaron teniendo sexo en la oficina de Katherine.
A los dos meses Piero era el gerente de finanzas y a los seis meses ya era gerente general.
Al año, Katherine le informó que estaba embarazada, ella tenía 30 años y él 24.
Se casaron teniendo en contra la opinión de los allegados de ella, porque con sus padres fallecidos, era la única heredera del gran imperio y pensaban que Piero era un caza fortunas, pero ella sabía que había hecho todo lo posible por conquistarlo y seducirlo.
La gran heredera era abogada y sabía perfectamente que Piero estaba deslumbrado por la obscena cantidad de dinero que ella tenía y por el lujo descomunal en que se movía, pero se había enamorado de él y lo iba a retener a cualquier costo.
Lo conocía muy bien, era un buen hombre, con la capacidad de acompañarla en su empresa, era decente, no la iba a estafar jamás, pero también tenía claro que no estaba enamorado de ella, al menos no como ella lo estaba de él.
Cuando se casaron, Piero pasó a ser el director adjunto, era el segundo al mando, después de ella.
Nació Camila y eran una familia feliz, él jamás faltaba por las noches, salvo algún viaje por negocios, Katherine sabía que todos esos viajes existían, pero también estaba al tanto de las indiscreciones que Piero tenía con otras mujeres, le dolía hasta el alma, pero prefería hacerse la ignorante y conservarlo a su lado.
Piero ocultaba todas las evidencias cada vez que estaba con otra mujer.
Así funcionaba el matrimonio de la gran heredera y el humilde licenciado de economía.
Las apariencias eran las de un matrimonio que se amaba y se respetaba.
Tal vez era así, porque Piero quería a su esposa, salvo que de vez en cuando caía en alguna tentación ajena a su matrimonio.
Aprendió a manejarse con mucho poder, no era déspota con sus empleados, que eran muchos, pero tampoco se comportaba como si fueran compañeros, siempre marcaba su lugar de jefe.
Con su esposa era cariñoso y respetuoso, siempre le daba su lugar, él jamás sedujo a alguna empleada.
Aparentaba ser un hombre frío, aunque en realidad no lo era.
Con su hija era demostrativo, la niña era la luz de los ojos de sus dos padres y Katherine lo sabía.
Piero miró la mano de la docente y ella, sonrojándose, la sacó, murmurando por lo bajo un suave perdón.
Él joven padre pensó que en otra situación le habría sonreído, por como intimidó a la chica solo con una mirada, sin embargo la miró serio.
-Lo siento mucho, señor.
Dijo la muchacha, se notaba que estaba muy apenada.
-Yo le pedí una entrevista, porque si bien el año pasado estaba haciendo las prácticas, estuve el segundo semestre con el grado que este año tengo a mi cargo y Camila era distinta, en este momento, aparte de ser retraída, llora por todo y en todo momento, a veces no tengo forma de calmarla, si no es teniéndola en mis brazos y ese no és el comportamiento de un niño de segundo grado, pero usted me dio la respuesta a su comportamiento.
-Le pido que le tenga paciencia, se vienen meses muy duros para ella.
-Por mi parte, le aseguro, que voy a estar pendiente de que al menos en la escuela, tenga cierta tranquilidad.
-Se lo agradezco, realmente no sabemos cuándo...
Piero no pudo seguir con la frase, pero Mora sabía las palabras que él no había dicho.
-Cuente conmigo para lo que necesite.
-Muchas gracias.
Él se sorprendió con sus propias palabras, desde hacía mucho que no le agradecía a nadie por nada.
Mora hizo una mueca que pretendió ser una sonrisa, pero estaba muy triste, apenas conocía a la señora, pero le tenía mucho cariño a Camila, sabía que todos sus alumnos eran iguales, pero sin saber la razón, sentía una debilidad por esa niña.
Finalmente Piero se despidió de la docente, lo hizo con un sabor amargo en su boca.
El amor entre ellos surgió como por arte de magia, ambos eran médicos y la mejor amiga de la bella doctora era cuñada de Ramiro, ellos estaban compartiendo sus vacaciones. Era tan profundo lo que ellos sentían, que pensaban que al volver a su país, estaban en una pequeña ciudad cerca de la frontera, pronto se casarían y estarían unidos para siempre. De pronto el mundo cambió, tuvo lugar la pandemia del COVID, se cerraron las fronteras y ambos quedaron atrapados en el país vecino, decidieron colaborar en la clínica de la pequeña ciudad. Rocío terminó por contagiarse de ese cruel virus, que arrasó con media ciudad. La tuvieron que intubar, y aunque Ramiro quería quedarse a su lado todo el tiempo, los casos se multiplicaban y tenía que atenderlos. Una enfermera, que siempre estuvo celosa de la bella médica, dejó de suministrarle los medicamentos, en lugar de empeorar, Rocío recuperaba de a ratos la conciencia, en un momento Rocío tuvo una pequeña arritmia, un pequeño preinfarto, Charo, la enfermera, se apresuró a desconectarla, diciendo que había fallecido, amenazando a los médicos residentes, inventando que tenía un romance con Ramiro, que era el médico más importante, logró que metieran el cuerpo de Rocío en una bolso mortuoria, sin avisarle a él. Rocío logró recuperarse y con ayuda del destino, pudo salir de la bolsa mortuoria y de la ambulancia llena de cadáveres. Luego de esconderse en la que fuera la casa de sus padres, volvió a Argentina, el médico de la clínica en donde ella trabajaba, la acogió, protegió y le propuso matrimonio, ya que siempre estuvo enamorada de ella. Por agradecimiento, aceptó la propuesta, ya que sólo confiaba en él, un año después su esposo, fallece de cáncer, dejándole como herencia sus clínicas y una cuantiosa fortuna.
Tenía 6 años cuando en la puerta de mi casa apareció una mujer con una niña de mi edad, diciendo que esa pequeña también era hija de mi padre. Recuerdo a mi madre llorar y subirnos a su auto, luego de viajar un rato, el auto comenzó a hacer trompos y volcamos, mi mamá falleció en ese accidente, aún siento las lágrimas de mi papá al rescatarme de entre los fierros retorcidos. Esa mujer se instaló en mi casa, haciendo de mi vida un infierno inimaginable, luego de unos años, ellos se casaron y Rosie, mi media hermana, pasó a llevar mi mismo apellido, si su madre me torturaba ella fue la alumna que superó a la maestra. Intentó ahogarme cuando tenía 15 años, y a mis 19, organizó un plan para que me violaran. Mi padre falleció de una enfermedad terminal, casi en la ruina. Yo me quedé sola, sintiéndome culpable de su muerte, prácticamente en la calle, con un ser en mis entrañas y sin saber quién era su padre, pero… mi progenitor siempre estuvo mil pasos adelante, nada es lo que parece y cada cuál tiene su merecido.
Cuando Gonzalo, un importante ceo, tan atractivo como egoísta, abandona a Elizabeth, su bella, sensual y fina esposa, sin importarle que ella tenga un embarazo de 8 meses y que su hijo de 5 años, vaya a sufrir por su ausencia, no se imagina jamás lo caro que le va a costar su capricho, porque sí, él se había encaprichado con una mujer que se cruzó en su camino en el momento en que Elizabeth tenía que hacer reposo absoluto por su embarazo. No tarda en darse cuenta de su equivocación, pero su orgullo, sumado a su estupidez, le impiden acercarse a su familia y pedir perdón, más tarde todo se vuelve en su contra y tiene la sensación que nunca va a remendar el desastre que provocó con sus acciones.
Todo se complica cuando la competencia de dos mujeres va más allá de lo estipulado y pasan ciertos límites cruzando las fronteras permitidas, sin embargo ellas no son las únicas que compiten, también lo hacen los dos primos, que terminan exponiendo situaciones y exponiendolas a ellas, quienes son señaladas por la sociedad, sin embargo, ellos pretenden luchar hasta las últimas consecuencias para lograr limpiar el nombre de las dos bellas muchachas, no obstante, los celos y la venganza, separan a las dos parejas que finalmente se formaron.
Me enamoré profundamente de Agustín, sin embargo él ponía una distancia enorme entre nosotros, su excusa era que soy menor de edad y que me lleva 12 años, pero yo no bajé los brazos, lo iba a conquistar a cualquier precio. Sabía que me deseaba, eso lo veía en sus ojos, por lo que decidí acorralarlo cada vez que tuve la oportunidad. Cuando cumplí 18 años, todo cambió, tuve su amor incondicional, sin embargo nunca pensé que tendría que ser yo, la que con mucho dolor, lo abandonaría. * En Argentina se llama pendeja/jo a Mujer/hombre muy joven o adolescente, puede ser despectiva o cariñosamente. *La historia de Any comienza en Mi primer amor, Ivana y Willy.
Para Alejandro, un Ceo poderoso, millonario, atractivo, mujeriego y caprichoso, fue una sorpresa que su nueva secretaria se negase a acostarse con él, cuando todas caían a sus pies. Tal vez por eso ninguna le duraba más de dos semanas, es que se cansaba rápidamente de ellas, sin embargo, Valeria se negó, provocando que él la persiguiera pensando distintas estrategias para lograr su cometido, eso sin dejar de lado su diversión con las demás mujeres. Sin darse cuenta, Valeria se convirtió en su mano derecha y él la necesitaba hasta para respirar, no obstante no reconoció su amor hasta que ella llegó a su límite y partió.
En las sombras de la noche, en Caldwell (Nueva York), se desarrolla una sorda y cruel guerra entre los vampiros y sus verdugos. Y existe una hermandad secreta de seis vampiros guerreros, los defensores de toda su raza. Ninguno de ellos desea aniquilar a sus enemigos con tanta ansia como Wrath, el campeón de la Hermandad de la Daga Negra… Wrath, el vampiro de raza más pura de los que aún pueblan la tierra, tiene una deuda pendiente con los que, hace siglos, mataron a sus padres. Cuando cae muerto uno de sus más fieles guerreros, dejando huérfana a una muchacha mestiza, ignorante de su herencia y su destino, no le queda más remedio que arrastrar a la bella joven al mundo de los no-muertos. Traicionada por la debilidad de su cuerpo, Beth Randall se ve impotente para resistir los avances de ese desconocido, increíblemente atractivo, que la visita cada noche, envuelto en las sombras. Sus historias sobre la Hermandad la aterran y la fascinan… y su simple roce hace que salte la chispa de un fuego que puede acabar consumiéndoles a los dos.
Eden McBride pasó toda su vida siguiendo las pautas de la sociedad. Pero cuando su prometido la dejó un mes antes de su boda, Eden deja de seguir las reglas. Una furia insaciable es justo lo que recomienda el médico para su corazón roto. No, en realidad no era así. Sin embargo, era lo que necesitaba Eden. Liam Anderson, el heredero de la empresa de logística más grande de Rock Union, era el tipo perfecto. Apodado el Príncipe de los Tres Meses porque nunca estaba con la misma chica por más de tres meses, Liam había tenido una buena cantidad de aventuras de una noche y no espera que Eden sea nada más que eso. Cuando se despertó y la encontró con su camisa de mezclilla favorita, Liam comenzó a estar irritado, pero extrañamente intrigado. Ninguna mujer había abandonado su cama voluntariamente ni le había robado. Eden había hecho ambas cosas. Necesitaba encontrarla y arreglar las cuentas. Pero en una ciudad de más de cinco millones de habitantes, encontrar a una persona era como buscar una aguja en un paja. No se vieron hasta que el destino los volvió a reunir dos años después. Eden ya no era la chica ingenua que era cuando saltó a la cama de Liam; en ese momento tenía un secreto que proteger a toda costa. Liam estaba decidido a conseguir todo lo que Eden le robó, y no fue solo su camisa.
"El amor te encuentra en los lugares más extraños". El matrimonio no estaba en la agenda de Marcus. Disfrutaba de la vida como el soltero más codiciado hasta que su familia comenzó a presionarlo. Después de un tiempo, no tuvo más remedio que casarse con una mujer que ni siquiera conocía. Su amigo bromeó: "¡Eres un cabrón con suerte! Tu esposa debe ser hermosa". Cuando Marcus pensó en la mujer que dormía con una máscara en su cama, le hirvió la sangre. ¿Su esposa era hermosa? ¡Bah! "Será mejor que pares. ¡Una palabra más y la haré tuya!", él maldijo. Marcus pensó que iba a ser un hombre casado miserable. Sin embargo, se llevó una sorpresa cuando su vida matrimonial resultó ser exactamente lo contrario. La curiosidad mató a quienes lo rodeaban después de un tiempo. Su amigo volvió a preguntar: "Sé que no te gusta hablar de tu esposa. Pero, ¿puedes describirme cómo es exactamente? ¿Por qué siempre lleva una máscara?". Esta vez, los labios de Marcus se curvaron en una sonrisa. "Mi amada es hermosa y adorable. Baja la mirada cada vez que la veas. Si te pillo mirándola, te haré quedar ciego". Todos se quedaron boquiabiertos cuando escucharon eso. Lo miraron como si estuviera loco. Un día, la esposa de Marcus de repente hizo su maleta y declaró: "Ya no puedo hacer esto. Ya tuve suficiente de tu humillación. ¡Por favor, dame el divorcio!". Esas palabras golpearon a Marcus como un rayo inesperado. Cuando vio que ella hablaba muy en serio, la abrazó con ambas manos y le suplicó: "Cariño, por favor no me dejes. Prometo tratarte mejor. Si quieres, puedo darte el mundo entero. ¡Quédate conmigo!". Y así comenzó una nueva etapa para la pareja.
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Seis años atrás, Lance, el heredero más poderoso de la familia Hardwick, pasó una noche loca con una desconocida. Pero cuando despertó, se encontró solo en la cama. Seis años atrás, Carley fue expulsada de su casa por su padre, porque tras la noche con un desconocido, se quedó embarazada. Determinada a encontrar una nueva vida, dejó atrás el lugar que nunca le había ofrecido un verdadero calor de hogar. Seis años después, el destino las unió en un hospital por casualidad. Carley se ha convertido en una reputada doctora, mientras que Lance, ¡fue confundido con un matón! "Dios mío, ¡juro que jamás permitirá que ese hombre afecte a mis preciosos retoños!" Espera, ¡¿por qué sus hijos están tan familiares con Lance?!
En su borrachera, Miranda se acercó audazmente a Leland, sólo para encontrarse con su mirada fría. La inmovilizó contra la pared y le advirtió: "No me provoques. Dudo que puedas soportarlo". Poco después, su compromiso se canceló, dejándola en la indigencia. Sin otras opciones, Miranda buscó refugio con Leland. Con el tiempo, asumió el papel de madrastra, cuidando a su hijo. Llegó a comprender que la decisión de Leland de casarse con ella no se debía solo a que ella era obediente y fácilmente controlada, sino también porque se parecía a alguien que él apreciaba. Ante la solicitud de divorcio de Miranda, Leland respondió con un abrazo desesperado y una súplica para que reconsiderara su decisión. Miranda, impasible, respondió con una sonrisa de complicidad, insinuando un cambio en su dinámica. El señor Adams, que siempre fue el controlador, ahora parecía ser el atrapado.