Ayleen Hall, hija de Rebeca y Jhon Hall, mis padres dueños de unas de las empresas más renombradas e importantes en la industria de construcción en Europa, mis padres mueren en un accidente de aviación mientras volvían a casa después de una presentación de un gigantesco proyecto en Alemania, yo quedo a los doce años en custodia de mi tío Roberth, el único hermano de mi padre, quien se hizo cargo de las empresas de mi padre y quien me casó con solo dieciocho años con un hombre mayor que yo por treinta años, quien tiene mucho dinero.
-Tío, yo no me quiero casar con Aldo Corona, ese hombre nunca se llevó bien con mi padre, él siempre estuvo detrás de su empresa, por favor tío si tengo que trabajar lo haré, si quieres dejarte la empresa hazlo, no me interesa, yo trabajaré y no te daré ninguna molestia.
-Ayleen, es una decisión ya tomada, así que no hay nada que tú puedas hacer, Aldo es un hombre que te dará todo a lo que estás acostumbrada, tiene dinero, renombre, empresas, todo, no eres mi hija así que no tengo porqué mantenerte, dijo el hombre con total cinismo.
Soy Ayleen Hall, hija de Rebeca y Jhon Hall, mis padres dueños de unas de las empresas más renombradas e importantes en la industria de construcción en Europa, mis padres mueren en un accidente de aviación mientras volvían a casa después de una presentación de un gigantesco proyecto en Alemania, yo quedo a los doce años en custodia de mi tío Roberth, el único hermano de mi padre, quien se hizo cargo de las empresas de mi padre y quien me casó con solo dieciocho años con un hombre mayor que yo por treinta años, quien tiene mucho dinero.
Ayleen y Aldo se casaron porque así lo dispuso Roberth Hall, desde ese día Ayleen fue a vivir a casa de su esposo, la chica tenía dinero sin ningún límite, sin embargo, ella no gastaba, no salía de la mansión, dejó de estudiar, la chica estaba entrando en una depresión, tenía un año de casada y su esposo la tenía como un trofeo, cuando tenía que salir en algún evento, parecía la pareja perfecta, ellos habían tenido relaciones sexuales el día de su boda, la chica era virgen y él no fue para nada amable con ella, al punto que tuvo que llamar a un médico de emergencia, el cuerpo de la chica tenía desgarros, golpes y mordiscos bastante rudos, él nunca más la volvió a tocar, después de este evento, Ayleen entró en una etapa de entrar en depresión.
A Aldo no le interesaba, mientras que ella sonriera a los medios y lo hiciera quedar bien y que los hombres lo envidiaran por la hermosa mujer que estaba a su lado, para Corona todo estaba bien.
Gracias a un intento de secuestro del que fueron víctimas Aldo y Ayleen un día que volvían a la mansión, Aldo decidió contratar más guarda espaldas de los que ya tenía.
Después de muchas entrevistas, en donde Ayleen estaba presente, eligieron a un hombre que había sido entrenado por el ejército alemán, un hombre joven, alto esbelto, con unos ojos color miel muy claros, cabello negro, un hombre que tenía un currículo impresionante, en el momento en que Ayleen lo vio, realmente quedó asombrada con el chico de veinticinco años, Liam Hendrich era el encargado de cuidar la seguridad de Ayleen, ahora que había tomado la decisión de salir un poco y terminar la carrera de arquitectura que había comenzado gracias a un dinero que antes de morir sus padres habían dejado en un fideicomiso que únicamente se podía utilizar para el estudio de la chica, en la carrera que ella decidiera, por esa disposición, su tío Roberth no pudo apoderarse del dinero como si lo había hecho con todos demás bienes de Rebeca y Jhon Hall y ella no tendría que pedirle dinero a su esposo con el que solamente hablaba cuando habían otras personas de su importancia presentes o en algún evento en donde tenía que aparentar que estaban enamorados.
Si bien Ayleen sabía que no era amor el sentimiento que había por su esposo, existía algo que la ataba a él, era lo único aparte de su tío que era un desgraciado que tenía en la vida, así que ella lo veía como la persona en la que podía confiar y quien iba a estar ahí para ella, solo una cosa le había pedido la chica a su esposo, que no la traicionara que ya su tío lo había hecho y que no lo perdonaría, que poco a poco fueran teniendo intimidad, que ella le prometía estar preparada para cuando él quisiera volver a tener sexo con ella, pero el hombre no volvió a ponerle un dedo encima.
La chica era muy hermosa, una tez blanca, cabello negro a media espalda, ojos negros profundos y un cuerpo que era la envidia de cada una de las mujeres que la conocían y el deseo de los hombres que tenían la oportunidad de verla, eran pocos ya que la chica casi no salía y cuando lo hacía era con Aldo, un hombre importante en la industria hotelera.
-Aldo, la próxima semana inicio mis clases en la universidad, si pudiera no salir de casa, lo haría, pero bueno, mis padres no estarían orgullosos de mi, dijo ella suspirando profundamente.
-Haz lo que quieras Ayleen, ya te dije, lo que quieras, mientras no me molestes, paso muy ocupado con los hoteles, no necesitas estudiar, yo puedo darte lo que quieras, pero bueno, es lo que quieres hacer por la memoria de tus padres y está bien que salgas, tu lleva tu vida como mejor te parezca, ah por cierto, Liam será la persona encargada de cuidarte, llevarte y traerte, no estoy dispuesto a pagar un rescate por ti, imagínate nada mas, dijo el hombre dejándola sola en la sala de la enorme casa.
-Ni que lo digas, dijo la chica para sí misma.
Al día siguiente a las ocho de la mañana, Liam esperaba a Ayleen en la puerta de la mansión para llevarla a la universidad que ella había elegido, con un vestido largo, en un tono café, un suéter blanco y unos zapatos bajos bastante pasado de moda todo lo que llevaba puesto, salió la chica de casa.
Aldo no se diop cuenta como salió la chica de la casa, seguramente le habría dado un infarto al ver el modelito que llevaba su esposa, cuando él siempre estaba atento que ella saliera impecable, el hombre tenía un excelente gusto para vestir, en las revistas era elogiado por eso.
-¿Señora, usted me dice donde desea que la lleve? Preguntó Liam mirando a la hermosa y triste mujer por el espejo retrovisor.
-Disculpa, llévame a la universidad de arquitectura, la que está en el norte, dijo ella quedándose en silencio.
-¿A qué hora debo volver por usted?
-Cuatro de la tarde, a esa hora termina mi martirio, dijo ella sin expresión alguna en el rostro.
Dentro de un vehículo de casi doscientos millones de dólares, Ayleen Hall bajó y caminó hacia la universidad sin más.
-Señora Hall, señora Hall, dijo Liam alcanzando a su jefa. Señora este es mi número de teléfono, por si necesita que vuelva antes por usted, dijo él entregándole una tarjeta.
-Gracias, dijo ella sin siquiera mirar al chico.
Al entrar al salón de clases, la chica fue el centro de atención, tanto de hombres como de mujeres, de los chicos por su belleza, pero de la mayoría de las chicas, por su apariencia y poco sentido de la moda.
-¿Qué lleva esa chica encima, las prendas de mi abuela? Dijo una en forma de broma.
-Eso parece, la abuela se descuidó y ella robó su armario.
Ayleen trató de hacer caso omiso a todo aquello, pero cuando miró a su alrededor, se dio cuenta de que tenían razón, las prendas que llevaba, eran bastante pasadas de moda, ella nunca se preocupó por actualizar su armario, como no salía, lo único que tenía era los vestidos costosos y de diseñador que su esposo le compraba para sus fiestas de alta sociedad como decía él.
La chica con toda la incomodidad del mundo, tomó asiento al lado de una chica que estaba en la primera fila del salón de clases.
-Hola, soy Katty Roller, soy nueva en esta universidad, me parece que tu también lo eres, dijo la chica sonriendo.
-Hola, soy Ayleen Hall, sí, soy nueva y algo desubicada por lo visto.
-No te preocupes, suele suceder, siempre hay algunas personas que viven de burlarse de los demás.
Cuando el profesor entra al salón, las chicas se enfocaron en la clase, tendrían tres profesores durante el día, sería una larga jornada.
A la hora del almuerzo, las dos chicas ya eran amigas, fueron a la cafetería y comieron algo ligero, Ayleen no podía dejar de observar como la miraban y hacían comentarios acerca de su vestuario (realmente parecía sacado del armario de la abuela), otros la miraban porque la reconocían como la esposa de Aldo Corona, murmuraban que era una caza fortunas y de mas, la chica hacía caso omiso a aquellos comentarios, Katty no entendía nada, era nueva en la zona, así que estaba completamente fuera de contexto.
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