/0/12765/coverbig.jpg?v=07137eb982d82540dc33441542ca4eb2)
Olivia y Adler son personas totalmente distintas, de pensamientos y mundos diferentes. Un día se cruzan el mismo camino a causa de un accidente y ahí empezará su historia de amor. Ambos se podrán complementar a la perfección pero no todo será color de Rosa.
Genial, le había arruinado el traje al dueño de la empresa, bien hecho Olivia, te has ganado el premio a la Idiota del año.
-¿Eres ciega?
-No pero... -me interrumpió.
-¿Entonces porque no te fijas por donde vas? -se estaba limpiando el saco que seguramente vale mas que mi casa.
-Fue un accidente ¿de acuerdo? Todos cometemos accidentes alguna ves, ¿usted jamás tuvo algún accidente?
-Has dicho accidente tres veces en una oración -cerró sus ojos con fuerza- mejor dime ¿Cómo vas a pagar mi traje?
-¿Pagarlo?
-¿Eres sorda también? -soltó un bufido- tienes que pagar mi traje.
No puedo pagar esa cosa, eso cuesta mas que toda mi vida, bien tengo que buscar la forma de huir lejos de aquí, si eso hare.
-Y ni pienses huir -se cruzó de brazos.
-Escuche señor Don presidente, no puedo pagarle el traje, ¿sabe porque? Tengo deudas ¿si? Muchas deudas que pagar -recalque la palabra "muchas"-, además, usted puede comprarse la tienda de trajes si lo desea. Esta siendo muy caprichoso.
-¿Caprichoso? ¿Me estas diciendo caprichoso a mi?
-Pues si usted... -me volvió a interrumpir.
-¡Es el colmo! -exclamó- una... persona común me ha llamado caprichoso.
-Hey espere... ¿Cómo que persona común? -puse mis manos en mi cintura- yo soy una persona al igual que usted.
-No claro que no -negó- tu eres una... empleada más, yo -se señaló- soy el dueño de esta empresa y te exijo que me pagues el traje que tu -me señaló- arruinaste.
-No pienso pagar nada fíjese -sonreí, luego tomé mis flores-, usted es muy mal educado.
-Y tu una niña insolente -me señaló- no puedo creer que me hayas dañado un traje carísimo.
-Cómprese otro -empecé a caminar de forma rápida, no vaya a ser que me agarre y me encarcele por el traje- es un tonto mimado.
Espero no volver a topármelo en el camino. Odio a las personas como el.
Gina es una chica extrovertida, alegre y con un sueño.. Ser actriz. Su oportunidad de actuar se presenta cuando tiene que hacerse pasar por la Prometida de los hermanos Praxton, ambos caerán rendidos ante las ocurrencias y sencillez de Gina. ¿Amar a dos? ¡Claro que si se puede!
Abigail tenía el matrimonio perfecto, un amoroso esposo, un hogar al que ella cuidaba, hasta que el destino o la vida, le arrebató lo que más amaba, su esposo. Pero pese a su sufrimiento, ella seguirá adelante sola. Lo que no sabe es que su amoroso esposo regresará de la muerte pero en el cuerpo de otra persona.
Dannielle cambia su vida al irse de Texas a la Gran Manzana, quiere demostrarle a todos que ella puede con mucho más. Pero todo se cae, cuando ve al amor de su vida después de haberse separado por mucho tiempo ¿El problema? Es que Dannielle, está teniendo sentimientos hacia otro hombre que el conoce perfectamente.
La vida de Brook da un cambio radical cuando tiene que ir de La gran Manzana, a Texas por ordenes de su padre. Decidida a cambiar su vida, conoce a los hermanos Dawson que pondrán todo su mundo de cabeza.
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su país de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
"Estaremos casados por sólo un mes. Después de eso, nos divorciaremos de inmediato". A pesar de que su bisabuelo había arreglado su matrimonio antes de nacimiento, él no creía que una mujer tan informal y movida como ella merecía ser su esposa. Poco sabían en aquel entonces que estaban destinados a estar juntos. Hiram, el CEO joven y apuesto que nunca sintió atracción por ninguna mujer, y Rachel, la belleza que de alguna manera traía mala suerte a todos los hombres con los que salía, se casaron, contra todo pronóstico. ¿Qué será de su vida de matrinomio?
Se suponía que mi matrimonio con Mathias me haría la mujer más feliz del mundo. Aunque sabía que él no me amaba, pensé que se enamoraría de mí una vez que lo colmara de amor. Ya pasaron cinco años y Mathias me trataba como a una cualquiera. Para colmo, conoció a su verdadero amor y cortó todos los lazos conmigo por culpa de ella. Él la presentó a todo el mundo; algo que nunca hizo por mí. Su infidelidad me llevó a la depresión. Me sentía totalmente destrozada. Tristemente, incluso en mi lecho de muerte, mi supuesto marido nunca apareció. Cuando volví a abrir los ojos, sabía que el destino me había dado una segunda oportunidad. Yo todavía era la esposa de Mathias y pasamos dos meses antes de que conociera a su verdadero amor. En esta vida, me negué a que él volviera a lastimarme. Consciente del gran error de mi antigua yo, le pedí el divorcio. Mathias rompió los papeles del divorcio una y otra vez y al mismo tiempo me encerró. "¡Rylie, deja de hacer estupideces! ¡Hacerte la difícil no me funciona!". Para demostrarle que hablaba muy en serio, seguí adelante y solicité a la justicia. Finalmente entró en pánico. Abandonó a la "mujer de sus sueños" y se arrastró a mi lado. "Por favor, dame una segunda oportunidad, Rylie. Te prometo amarte con todo mi corazón. Serás la única mujer en mi corazón de ahora en adelante. No me dejes, ¿de acuerdo?". Una guerra estalló en mi mente. Por un lado, no quería que me hicieran daño otra vez. Pero, por otro lado, no quería dejar ir al hombre que amaba tanto. ¡¿Qué debo hacer?!
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
"Estuve enamorada del CEO dominante, Credence Scott, durante diez años. ¡Y finalmente me casé con él! Se suponía que yo era una mujer feliz que se casaba con la persona que amaba. Sin embargo, Credence me odiaba. En nuestro matrimonio de cuatro años, rara vez se acostó conmigo y me culpó por matar a su padre. Nunca hice eso. ¡Fue mi hermana, Rosalie, quien me había tendido una trampa! La parte más desconsolada fue que Credence nunca creyó en mí. Bien, será mejor que acabe con mi vida. Pero fue entonces cuando Credence me reveló su ternura... "
El día de su aniversario de boda, la amante de Joshua drogó a Alicia, que acabó en la cama de un desconocido. En una noche, Alicia perdió su inocencia, mientras la amante de Joshua llevaba a su hijo en el vientre. Desconsolada y humillada, Alicia pidió el divorcio, pero Joshua lo consideró una rabieta más. Cuando finalmente se separaron, ella se convirtió en una artista de renombre, admirada por todos. Consumido por el remordimiento, Joshua se acercó a su puerta con la esperanza de reconciliarse, solo para encontrarla en brazos de un poderoso magnate. "Saluda a tu cuñada", dijo este.